La locomotora económica de Bolivia ya no solo es empujada por los actores tradicionales de producción que tenían el campo abierto no solo para engordar sus billeteras y las arcas del país, sino también cargaban en sus espaldas la generación de empleo y otras responsabilidades.
En la última década crecieron nuevos actores económicos, que no solo han generado más recursos sino que también han ganado poder político e influencia en las grandes decisiones del país. La minería cooperativizada, el sector gremial, los cocaleros y los transportistas han ido ganando terreno frente la agroindustria, la banca y otros sectores tradicionales de la economía.
Gremialistas
Francisco Figueroa, secretario ejecutivo nacional de la Confederación de Trabajadores Gremiales de Bolivia, sostiene que su sector es muy importante para el país porque maneja la economía citadina y provincial.
Esto, en dinero, quiere decir que en manos del comercio minorista circulan más de $us 500 millones al año. “Todo ese dinero es movido por 1,6 millones de afiliados”, puntualiza Figueroa, que con conocimiento de causa asegura que estas cifras aumentan cada año.
Los sectores más fuertes en el mundo de los gremialistas, dice Figueroa, son el artesanal, los que venden papa y otros productos agrícolas, abarrotes y la ropa, además de artefactos electrónicos.
Con esos datos en la mano, el dirigente se enorgullece en afirmar que los gremiales son los que mueven gran parte de la economía nacional y, a la vez, mucha mano de obra porque contratan asistentes para que les ayuden en las ventas. Además generan efecto multiplicador que beneficia a otros proveedores de servicios, como quienes venden comida y refrescos en los mercados, ya que muchos comerciantes almuerzan en sus mismos puestos de venta.
Minería
Benedicto Llanos, exejecutivo de la Federación de Cooperativas Mineras, y hoy trabajador de base, dice que la minería cooperativista no solo genera recursos para Potosí, Oruro o La Paz, principales departamentos productores de minerales, sino también para el resto del país. “Solamente en el departamento de Potosí existen 60 cooperativas mineras y en todo el país el sector genera más de 80.000 fuentes de empleo”, revela Llanos. El cambio se ha producido en que ahora la fuerza de producción está en las cooperativas y no en las empresas estatales mineras, como era antes de la relocalización de mineros.
“El cooperativista gana de acuerdo a la producción. Como es socio de la mina no tiene un horario fijo de trabajo, labora el tiempo que sea necesario para garantizar la producción”, sostiene.
Otra fuente consultada puntualizó que a diferencia de la minería corporativa y privada, los cooperativistas tienen la fuerza para generar más mano de obra y que en todos los lugares donde hay cooperativistas se dinamiza la economía, porque cada fin de semana reciben el pago, lo que mueve el sector transporte y los servicios, entre otros campos.
Cocaleros
Eleuterio Inclán Espinoza, secretario general de la Federación de cocaleros del sindicato Carrasco, sin que suene a vanagloria, dice que el sector cocalero de alguna u otra forma es bastante importante para la economía nacional, pero especialmente para las familias que se dedican a esta actividad.
Inclán recuerda que existen 45.000 afiliados como productores de coca en el trópico de Cochabamba, y que la fuerza económica también se ve impulsada porque las familias, además de producir la hoja milenaria, que se cosecha dos o tres veces al año, también diversifican su producción, puesto que tienen plantaciones de cítricos, piña y plátano, entre otros productos.
Pero la mayor fuerza que tienen los productores de coca, según Inclán, no solo pasa por un asunto monetario, sino que fueron ellos los que apuntalaron la formación del Instrumento político por la soberanía de los pueblos (IPSB). La consolidación de la producción de coca en el trópico de Cochabamba, según el dirigente, radica en el respaldo legal que consiguió el cato de coca.
La cara de Chapare ya no es la misma. Ya no están los ruidos de guerra de cuando la coca era una mala palabra para los gobiernos anteriores al MAS. En el Chapare de Evo Morales, los bloqueos de carretera, las bombas cazabobos y la enemistad a muerte entre cocaleros y militares son cosas olvidadas. Lo que existe es un evidente auge económico que se ve representado en vehículos de última generación, sucursales financieras, cajero automático en Villa Tunari. No obstante, desde el Gobierno también se ha admitido que un porcentaje de la producción de coca es destinado al narcotráfico.
Sobre ruedas
Mario Jardín Amaya, presidente de la Federación Departamental de Cooperativas de Transporte, no duda en decir que el desarrollo de un pueblo se mide por la capacidad que tiene para movilizarse. Asegura que él y sus colegas están contentos.
El motivo principal es que esa importancia, que él asegura que su sector tiene en la sociedad, se ve reflejada en que están siendo tomados en cuenta por las entidades financieras para obtener créditos que les permitirán adquirir nuevos motorizados.
“En las calles de Santa Cruz circulan más de 65.000 unidades de transporte público, desde trufis hasta camiones, y a nivel nacional superan las 100.000 unidades”, sostiene, orgulloso de que los transportistas también generan miles de puestos de trabajo, ya que no solo contratan choferes, sino que también entre los beneficiarios están desde los talleres mecánicos hasta los que se ganan la vida parchando llantas
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