ENRIQUE VELAZCO, presidente ejecutivo de la Fundación Inaset, afirma que la única forma de romper el círculo vicioso de la pobreza es dejar el rentismo.
En Bolivia persiste la cultura rentista, que apunta a los recursos naturales como la solución a los problemas generados en torno a la pobreza. Enrique Velazco, presidente ejecutivo de la Fundación Inaset, señala que la única alternativa para lograr un crecimiento económico que se sienta en los bolsillos de la gente es tener empresas competitivas que generen empleos de calidad.
Se ha aplicado diferentes modelos económicos en el país y ninguno ha dado los resultados esperados. ¿A qué cree usted que se debe esta situación?
Básicamente hay dos temas. Lo que ha sido persistente es el patrón de crecimiento centrado en los recursos naturales. Eso ha hecho que la política pública nacional esté orientada a promover la exportación de materias primas, de recursos naturales (...)
Por otra parte, está la falta de una visión común de desarrollo. Los bolivianos en general no hemos tomado una opción sobre cómo queremos construir nuestro desarrollo. Entonces, más allá del modelo económico, el gran problema es que no tenemos coherencia entre qué queremos lograr y cómo vamos a hacerlo.
Pareciera que seguimos insistiendo en que la única base de la riqueza social siguen siendo los recursos naturales y, en la medida en que sigamos creyendo aquello, no vamos a poder generar la política pública, la convicción, la educación, que es necesaria para crear valor.
¿Cuál tendría que ser esa visión común para lograr el crecimiento económico deseado?
Cuando uno ve las Constituciones Políticas, la importancia ha estado en la tierra, en los minerales y ahora en los hidrocarburos. De alguna manera, los bolivianos hemos constitucionalizado nuestra cultura rentista y seguimos pensando que por este lado vienen las respuestas.
En la nueva Constitución, en la medida en que no establezcamos que la fuente de la riqueza es el trabajo humano en armonía con la comunidad y la naturaleza, difícilmente vamos a poder transmitir a los otros ámbitos de la actividad humana esta preocupación por la creación de valor, pero en condiciones de equidad e inclusión social (...)
Los bolivianos debemos ponernos de acuerdo en que el objetivo general es lograr una mejor calidad de vida y entender que el proceso de generación de riqueza se da en la actividad económica elemental, al margen de si la empresa es micro, mediana, grande, pública o privada; si la redistribución es socialista o capitalista. La generación de valor se da en el trabajo humano y los bolivianos todavía no hemos asumido que esa es la realidad.
¿Cuáles son las áreas donde se genera este empleo de calidad?
En Bolivia, lamentablemente, el empleo está radicado en actividades económicas de muy baja productividad. Eso tiene que ver con que nos hemos centrado en actividades que no requieren un mayor aporte humano (...)
La única alternativa es desarrollar nuevos productos, nuevos procesos, nuevas formas de presentación, de tal manera que éstos sean valorados de mejor manera por los mercados.
En la actualidad, todas las actividades tradicionales son intensivas en empleo de muy baja productividad, que lo único que están haciendo es socializar la pobreza antes que contribuir a generar riqueza para el país.
Explíquenos el concepto de socializar la pobreza.
Cuando uno ve el crecimiento de la microempresa en Bolivia, no es un crecimiento que tenga los rasgos de lo que Sean Peter llamaría emprendedurismo, que permite generar mayor valor, acumular riqueza y multiplicar la capacidad productiva.
Es una actividad que yo no llamaría siquiera microempresa, es cuenta propia de absoluta sobrevivencia, que está tratando de realizar cualquier actividad que le permita llenar la olla en el día.
En las estadísticas, las microempresas generan más del 80% del empleo pero menos del 25% de la riqueza. Uno puede hacer una división y ver que si el 80% se lleva el 20% de la riqueza, claramente que van a ser todos más pobres. Cada vez hay más empleo de cuenta propia, más empleo precario, pero la riqueza que genera este sector es menor. Por lo tanto, esa pobreza la estamos distribuyendo en segmentos cada vez mayores y así estamos socializando la pobreza.
Si la microempresa genera el 80% del empleo, ¿cómo hacer que estas unidades productivas aporten al crecimiento?
La única forma de que estas microempresas nos permitan salir de la pobreza es que la productividad de cada trabajador sea superior a los $us 6.000 por año.
La productividad del trabajo es la esencia para saber cuánto puedo pagarle al trabajador y cuánto puede remunerarme esa actividad. Entonces, en la medida en que sigamos pensando en actividades cuya productividad está por debajo de los $us 2.000 ó 3.000 al año, es imposible pretender superar la pobreza (...)
Cualquier actividad económica que esté por debajo de los $us 6.000 de productividad significa que el trabajador está condenado a estar por debajo del nivel de pobreza y actualmente, toda la agricultura tradicional, el microcomercio, la construcción, están por debajo de ese umbral (...)
¿Hacia dónde tendrían que apuntar las políticas para salir del círculo de la pobreza?
Tenemos que atacar al origen, a cómo se genera riqueza en un proceso económico. Y el origen está en la productividad.
Pero ¿qué factores afectan la productividad? Todos los costos externos adicionales afectan la productividad. Cuando uno ve qué es lo que pasa con las empresas bolivianas, nos damos cuenta de que hay una infinidad de costos externos que las afectan, desde el costo de creación (...)
Estos factores terminan mermando la capacidad de las unidades económicas, cualquier sea su tamaño, de agregar valor, y al limitar esto, se limita la capacidad de pagar mejores salarios.
Una primera tarea fundamental es la desreglamentación de todo aquello que no sea esencial para defender al consumidor y al medio ambiente. Toda esa sobrenormativa que ayuda a la corrupción y a la poca transparencia tiene que ser eliminada.
Hay que desburocratizar la aplicación de aquellas normas que sí creemos que debemos cumplir. Tenemos que desarrollar en el Estado la capacidad de administrar y hacer cumplir estas normas de la forma más eficiente con el objetivo de eliminar o reducir los costos de transacción a las operaciones económicas.
Ligado a este proceso de desburocratización, tiene que haber un proceso de descentralización de la decisión (...) El entorno boliviano es poco competitivo. En la medida en que no cambiemos y no generemos un ambiente de mayor competitividad, nuestras empresas no van a tener los niveles de productividad que les permitan mejorar los salarios para superar la pobreza.
¿Qué se debería hacer para que la estabilidad macroeconómica que hoy se tiene en el país se la sienta en los bolsillos?
La única manera que vamos a tener para que exista sintonía entre el crecimiento de la macroeconomía y el bienestar de la gente es si ese crecimiento está sustentado en mayor empleo (...)
“ Hemos constitucionali-zado la cultura rentista y seguimos pensando que esa es la respuesta. ”