Un informe encargado por el IBCE a Ana María Solares muestra que, si bien ocho de cada 10 exportadoras son de este sector, su nivel de ventas al exterior llega al 3% del total exportado. Si quieren desarrollarse, estas unidades deben asociarse y formalizarse.
Pese a que ocho de cada 10 compañías formales que venden sus productos a mercados externos son micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), el nivel de exportaciones de este sector apenas llega al 3% del total nacional y al 10% si se trata del comercio exterior no tradicional.
Así lo ha revelado el estudio Las mipymes en las Exportaciones Bolivianas, elaborado por la economista Ana María Solares, por encargo del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE). El informe fue presentado en un foro que llevó el mismo nombre, realizado el miércoles 21 en La Paz.
Solares explica que el rol de las mipymes en las exportaciones bolivianas es aún pequeño, al menos el de las formales; puesto que existe un gran número de emprendimientos cuyas ventas a mercados externos carecen de registro, es decir, que son informales.
Según el estudio, hasta el 2006 existían 1.241 empresas legalmente constituidas que venden sus productos en el exterior, de las cuales, 1.025 corresponden al sector de las mipymes y las otras 216 son grandes compañías.
Esto quiere decir que ocho de cada 10 exportadoras son micro, pequeñas o medianas empresas.
Si bien las mipymes superan a las grandes compañías en número, la participación de este segmento en el total de exportaciones llega al 3,15% y al 10,13% si se trata de ventas no tradicionales.
La investigación detectó que de las 1.025 mipymes exportadoras, 800 pertenecen al sector de las manufacturas. Estas 800 fueron las que se tomaron como referencia en el resto del documento.
El informe también puso en evidencia la volatilidad de los pequeños emprendimientos que venden al exterior, puesto que se registra un gran número de empresas que entran y salen del negocio. Así, de las 800 mipymes exportadoras registradas al 2006, sólo 110 habían logrado permanecer operando en forma continua desde el 2003.
“Hay mucha volatilidad en el ingreso y salida de estos segmentos empresariales, ya sean las mipymes exportadoras, pero también aquellas que están dedicadas a abastecer localmente su producto o servicio. Por las cifras, se nota que les cuesta tener un funcionamiento a largo plazo”, dice Solares.
La economista explica que esta condición está determinada “por su precariedad, por sus niveles bajos de productividad, por su poca competitividad y por el poco conocimiento que puedan tener en la gestión empresarial y en las perspectivas de su propio sector”.
Por otra parte, de 730 productos exportados el 2006, los 20 principales representan el 60% del valor de las ventas de las micro unidades productivas. Así, más del 70% de sus exportaciones se concentran en tres sectores: madera, textiles y cuero.
De acuerdo a la investigación, 15 países son los principales destinos de la producción de las mipymes. EEUU ocupa el primer lugar con el 27,1% del total exportado por estas empresas; seguido de lejos por Perú (9,8%) y por China (9,5%). Otros mercados menores son Chile, España, Japón, Argentina y el Reino Unido, por mencionar algunos.
Santa Cruz, La Paz, Cochabamba y El Alto concentran el 88% del valor de las exportaciones de las pequeñas unidades manufactureras. De las 800 mipymes identificadas en el estudio, 276 están en Santa Cruz, 247 en La Paz, 153 en Cochabamba y 51 en El Alto.
Solares afirma que para poder exportar, las mipymes deben mejorar su productividad y, por ende, su competitividad. “Ésta es la única forma de poder tener presencia en los mercados internacionales”.
La experta apunta que también es necesario que se capaciten para conocer sus fortalezas, debilidades y potenciales.
Dos aspectos vitales para garantizar el éxito del emprendimiento en el exterior son la asociatividad y la formalización.
En ello coincide Gary Rodríguez, gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE). “Lo recomendable es que las mipymes se formalicen, porque eso les habilita a una serie de beneficios”, como el acceso a la devolución impositiva.
Un ejemplo exitoso de pequeños productores que se asociaron para exportar es la industria El Ceibo. Mientras, en El Alto y La Paz, siete asociaciones de confeccionistas gestan un complejo textil para exportar a tres países.
Puntos de vista
“Hay mercado, pero no para quienes no puedan cumplir con la producción”
MARIO TARQUI. Representante del Complejo Productivo Textil
“El proyecto está considerado de acuerdo a las experiencias malas que ha tenido la microempresa en El Alto y La Paz. Hemos buscado cómo revertir esto, pero no de la forma tradicional (...)
Los emprendimientos asociativos son buenos. Este tipo de emprendimientos (como el Complejo Productivo Textil) debe ser copiado (...) No somos egoístas, nosotros podemos ir a otras asociaciones a explicarles cómo hacer un proyecto (similar) para que ellos puedan beneficiarse como nosotros lo estamos haciendo. Mercado, hay cualquier cantidad. Pero no hay mercado para aquellos talleres que no puedan cumplir con la producción de, por ejemplo, tres mil, cuatro mil, cinco mil prendas al mes.
Esto tiene que ser asociativo y tienen que estar concentrados en un mismo lugar, donde se pueda hacer el control de calidad que se requiere para exportar.
También es necesario 100% formalizarse. Por eso nuestros empleados, además de tener la Caja Nacional de Salud, estarán afiliados a las AFP y vamos a trabajar bajo los parámetros de la Ley General del Trabajo”.
“Las mipymes deben asociarse para aumentar su oferta y para exportar”
GARY RODRÍGUEZ. Gerente general del IBCE
“Lo recomendable desde el punto de vista de la incursión de las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) en la exportación es que se asocien para que su oferta aumente en función de mercados que son tremendamente altos. Esta es una de las formas exitosas como en otros países las mipymes están aumentando su capacidad de oferta.
Otra posibilidad tiene que ver con la subcontratación, donde en función de virtuosos encadenamientos productivos, las empresas de mayor porte, que ya conocen el mercado y los canales de comercialización, que están en condiciones incluso de otorgar financiamiento y capacitación, trabajan con ellas en una integración vertical. Algo de esto se está viendo en Bolivia en función del mercado estadounidense.
La tercera opción tiene que ver con que el Estado, a través de sus instituciones, pueda apoyar para que las mipymes puedan atender nichos de mercado, es decir, espacios muy pequeños, especializados, para atender una oferta que tendría que ser diferenciada”.
“Si la empresa tiene una proyección para expandirse, debe formalizarse”
ANA MARÍA SOLARES. Economista
“Al hacer un balance entre el costo y el beneficio de la formalización, uno puede encontrar que hay pros y contras desde el punto de vista de sus economías.
Si estas empresas tienen proyecciones de supervivencia, puede que les sea más ventajoso seguir en la informalidad, porque no entran en el mundo impositivo y no tienen otras exigencias que la formalidad les implica. Pero si tienen una proyección para crecer, para expandirse, para exportar, necesariamente tienen que ver la formalidad como un paso previo a cualquiera de esas actividades. Eso les permite, incluso, tener el apoyo de una reposición impositiva, tener la posibilidad de encadenarse en producciones de mayor escala de empresas grandes que ya ingresan en los mercados internacionales (...)
Aunque hay empresas informales que están exportando, esas exportaciones también son informales y no es de esperar que las mismas puedan consolidarse en los mercados internacionales, porque, por ejemplo, una de las exigencias es la facturación”.