Jorge Henrich Costas. Presidente de la Cámara Regional de Despachantes de Aduana de Santa Cruz - CRDA.

De un hablar honesto y seguro a base de experiencia, Jorge Henrich Costas, presidente de la Cámara Regional de Despachantes de Aduana de Santa Cruz (CRDA), de profesión contador público, nos explica la situación acerca del control aduanero, las restricciones a las exportaciones y el mercado asiático.

¿Cómo califica al control aduanero?
J.H. El control aduanero tiene grandes aciertos y también un sinnúmero de dificultades. Las políticas de control aduanero que se desarrollan antes, durante, inmediatamente después de un despacho aduanero así como de una fiscalización posterior están claramente establecidas en normas legales en vigencia y los procedimientos operativos. La interpretación de la misma, dificulta y entraba los procesos por el excesivo celo funcionario de control aduanero o falta de conocimiento real de una normativa legal. Por otro, también la aduana ejerce control aduanero con su brazo operativo COA (Control Operativo Aduanero). En esta unidad se evidencia un sinnúmero de equivocaciones en el control aduanero que ameritan ser corregidos para que cierre el círculo exitoso de sus operativos en la lucha contra el contrabando.

¿Cuáles por ejemplo?
J.H. El COA durante su intervención comete arbitrariedades debido a la falta de conocimiento de documentos aduaneros, y por la falta de criterio en la lectura de un documento de transporte. También falta políticas de intervención en caminos y carreteras, lo que hace necesario considerar que el COA debe dar un giro en sus acciones, primero generando políticas que permitan ser efectivos en sus intervenciones no en las ciudades o puntos intermedios, sino en las fronteras; segundo, capacitando y aumentado sus recursos humanos; tercero, evitando la alta rotación del personal; cuarto, implementando equipos tecnológicos que les permita conocer de primera fuente y mediante el sistema informático de la aduana, el estado de esa mercancía y su relación con el legal tránsito o importación y por último, dotando de medios de transporte eficaces, además de los elementos necesarios que estos policías requieren para impedir el ilegal ingreso o salida de mercancías al país. Adecuando alguna de estas consideraciones, podremos tener seguramente una puntuación importante para el control aduanero. Hasta hoy se trabajó bastante, pero no lo suficiente, la inteligencia aduanera debe funcionar.

¿Cómo ven a la aduana nacional de Bolivia?
J.H. La Aduana Nacional de Bolivia es una institución que se ha preocupado por mejorar su imagen, y en muchos casos lo ha logrado a pesar de las limitaciones presupuestarias, de infraestructura y de personal capacitado, lográndose importantes incautaciones de contrabando y enormes incrementos de la recaudación aduanera, precautelando las arcas del Estado al recaudar cifras históricas en el 2012 (17,4% más que en 2011).Sin embargo, con la crecida del comercio exterior, queda todavía bastante por hacer, principalmente en cuanto a la facilitación de la importación se refiere, aunque hay que reconocer que en algunos casos ello no depende de la propia aduana (como la saturación de los almacenes aduaneros de ALBO y la DAB, o las autorizaciones del SENASAG que son muy lentas, por citar solo dos casos).

¿Qué opina del creciente número de empresas que tratan de englobar un servicio logístico para cubrir uno aduanero?
j.H. Una de nuestras preocupaciones es la informalidad ante el creciente número de estas empresas. Siempre es bienvenida si viene con conocimiento y buenas prácticas, respetando las normas legales y aportando al crecimiento económico del país. La Cámara se encuentra enfrascada en buscar la capacitación de sus asociados y dotarles de herramientas de administración y tecnológicas, que les permita ser más eficaces en sus procesos, ante la aduana y sus clientes. Este impulso debe estar acompañado con el de la Aduana Regional o Nacional que debe dotar de tecnología y conocimiento a sus trabajadores, de manera que estratégicamente se pueda minimizar las preocupaciones del sector.

¿Cómo afecta las restricciones de las exportaciones implementadas por el gobierno?
J.H. Las medidas restrictivas a la exportación se presentan especialmente en el sector de los alimentos, afectando a productos agropecuarios básicos y agroindustriales. El Estado aplica cupos de exportación para el grano de soya, maíz, sorgo, carne bovina, azúcar y arroz, por lo tanto, la exportación no es libre, como debería. La consecuencia de ello es una pérdida de posibilidades de exportación, de mercados y clientes, ya que no se puede garantizar un adecuado abastecimiento por la incertidumbre que ello genera, además de los costos adicionales, por ejemplo, a la hora de contratar medios de transporte y puertos. Todo ello desalienta una mayor inversión en el sector para producir a mayor escala, impidiendo generar más divisas y empleos en el país.

¿Y en su sector?
J.H. En el caso de los Agentes de Despachantes de Aduana, como auxiliares de la función pública aduanera, son afectados cuando se toman medidas que retrasa su trabajo, v.gr. cuando deben realizar los trámites previos a la exportación y sufren demoras por la actuación de las entidades públicas al momento de otorgar las autorizaciones, certificados, etc., y tener que realizar la exportación.

¿Cómo ven el comercio con el mercado asiático?
J.H. A diferencia de otros países como Chile, Perú, México, por citar tres ejemplos, en términos de facilidades arancelarias, Bolivia no tiene mayores facilidades para el acceso de sus productos a los mercados asiáticos, ya que no cuenta con ningún Acuerdo de Libre Comercio negociado con tan importante región, tan solo se beneficia del Sistema Generalizado de Preferencias (SGP) del Japón aunque para una cantidad muy limitada de productos. Sería óptimo que Bolivia ampliara su relación comercial con Asia, que durante los últimos años ha estado circunscrita solo a las ventas de minerales, sin mayor valor añadido.

'En La Paz se creó el Instituto de Comercio Exterior y Aduanas Ángel Rasmussen'.