Los esposos César Luis Salinas y María Inés Quispe comenzaron con una ferretería en la Ceja hace 25 años, y hace ocho años consolidaron la Importadora Salqui en una gran infraestructura en El Alto valuada en un millón de dólares.
Salinas es el gerente general y su esposa ocupa la Gerencia de Comercialización de la importadora familiar. Ambos, como muchos emprendimientos, arriesgaron todo para consolidar una empresa ubicada en la carretera a Oruro. Salqui (Salinas Quispe) es una de las más grandes importadoras de acero que está ubicada en una flamante infraestructura de tres pisos, con un campo deportivo, restaurante, cancha de wally, oficinas en cada uno de los departamentos y todas las comodidades para los trabajadores de la empresa.
“Aquí hay un sentido de solidaridad y compañerismo, todos somos una familia”, señaló Salinas en referencia a los más de 70 trabajadores en su planta central. Actualmente cuenta con 12 sucursales en La Paz y El Alto.
La familia Salqui está compuesta por cuatro hijos: María Eugenia Salinas Quispe, (21), Georgina Silvana (19), Inés Catherine (11) y César Fabricio (4). Las dos hijas mayores ya incursionaron en la actividad y trabajan junto a los padres en esta empresa.
“Con César empezamos en este rubro hace 25 años, hemos trabajado lomo a lomo, gracias al esfuerzo que tenemos con él estamos donde estamos”, recordó María Inés, quien es secretaria ejecutiva, pero con los años de trabajo aprendió a manejar toda la comercialización de sus productos.
Salinas también recordó que comenzaron con “un negocio muy pequeño”, pero “ahora nos dedicamos a la venta de material de construcción para obra gruesa: fierros, perfiles, planchas, tubos, clavos, entre otros materiales y nuestro más importante proveedor es Aceros Arequipa”.
La firma peruana es una de las mayores transformadoras del acero en sus plantas de Arequipa y Lima. Bolivia es uno de sus principales mercados, no sólo donde distribuyen su material de construcción, sino también se proveen de la mayor cantidad de chatarra, lo que es enviada a Arequipa y retorna en material transformado.
“El fierro está muy bien posicionado en La Paz y El Alto, por lo menos con el 70% del fierro peruano se construye en estas dos ciudades”, expresó Salinas, quien a la vez es el vicepresidente de The Strongest, su otra pasión.
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