Demanda: Los obreros dicen que esta cartera evitará el cierre de más fuentes laborales en el país.
La Confederación General de Trabajadores Fabriles de Bolivia (CGTFB) demanda al Gobierno la creación de un Ministerio de la Industria para garantizar la producción nacional y buscar la apertura de mercados internacionales.
El principal dirigente de la CGTFB, Ángel Asturizaga, mencionó que el Ejecutivo no cuenta con una política seria como para que las fábricas se mantengan en constante funcionamiento y puedan exportar su producción.
“El principal problema que enfrentan las fábricas en Bolivia es la falta de mercados para que comercialicen sus productos, lo que ocasiona su cierre y el desempleo de miles de obreros”, sostuvo.
Asturizaga dijo que debido a estas dificultades, su sector demanda la creación de un Ministerio de la Industria que se dedique enteramente a atender a las fábricas e industrias grandes y medianas.
“Ese ministerio se dedicará a la búsqueda de mercados, garantizar el abastecimiento de materia prima, realizar un control social y fiscalizar a todas aquellas empresas que evaden impuestos y que no pagan lo debido a sus trabajadores”.
El dirigente argumentó que en Bolivia se fabrica productos de calidad y con valor agregado, pero reiteró que no existen mercados para acomodarlos.
Puso como ejemplo a la Fábrica Nacional de Cartón (Cartonbol), impulsada por el Gobierno. “Las autoridades sólo se dedicaron a montar la fábrica, lo que no hacen es descuidar el abastecimiento de materia prima y buscar mercados, por lo que a lo largo de los años este emprendimiento puede resultar en un fracaso”, vaticinó.
CIERRE DE EMPRESAS. El dirigente fabril comentó que con la promulgación del Decreto Supremo 21060, en 1985, se cerraron varias empresas.
“Son muchas fábricas las que dejaron de funcionar a partir de 1985, cuando se impuso el modelo neoliberal. En la Paz estamos hablando de empresas grandes, como Said, Forno, Inmetal, que era una fábrica donde se realizaba el ensamblaje y la elaboración de carrocerías para buses”, recordó.
Otra firma que dejó de funcionar, según explicó Asturizaga, fue la Fábrica Nacional de Vidrio Plano instalada en la ciudad de El Alto, un emprendimiento que fue muy rentable para el país puesto que fabricaba vidrios de muy alta calidad, su cierre dio paso a la importación en desmedro de la industria nacional y ocasionó pérdida de divisas.
Por la reactivación de fábricas
Por el cierre de importantes fábricas, el secretario ejecutivo de la Confederación General de Trabajadores Fabriles de Bolivia, Ángel Asturizaga, pidió al Gobierno la reactivación de las unidades productivas que cerraron y la creación de otras nuevas para generar fuentes de empleo y convertir a Bolivia en un país industrializado.
“Tenemos una mano de obra altamente calificada, lo que nos falta son fuentes de empleo y fábricas equipadas con tecnología de punta”. Mencionó que a partir de la promulgación de la nueva Constitución se ha logrado reactivar varias empresas para que sean administradas por los obreros. “El parágrafo III del artículo 54 de la Constitución ordena que si las empresas están quebradas o abandonadas, los trabajadores tienen el derecho a tomarlas y administrarlas con el apoyo del Estado. Gracias a ello, los fabriles podemos contar con una fuente de trabajo estable y generar buenos ingresos para el país. El dirigente fabril comentó que son varias las empresas que se encuentran en esta condición. “Una de ellas es el ingenio azucarero de Bermejo, que fue manejado por empresarios, después fue privatizado y hoy en día está siendo manejado por los trabajadores. Éste genera empleos, divisas para el país y garantiza la producción del azúcar”. Otra unidad productiva que pasó a manos de los trabajadores es Hilanderías Bolivianas (Hilbo), de la ciudad de Oruro, que dejó de funcionar en 2008 y gracias a la organización de los obreros volverá a abrir sus puertas, aunque para ello los obreros esperan un financiamiento del Banco de Desarrollo Productivo.
Para destacar
El Ministerio de la Industria ayudará a las fábricas a encontrar mercados de exportación.
La falta de políticas de los gobiernos de turno ocasionó el cierre de muchas unidades productivas.
La reactivación de la fábrica Hilbo demanda una inversión de cinco millones de dólares.
Hilbo comenzó a funcionar en 1949, pero una deuda de 28 millones de dólares obligó su cierre.
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