Con un panorama en el que los productos bolivianos pierden competitividad por precio frente a los brasileños, argentinos, chinos, chilenos, peruanos y hasta colombianos recientemente, más allá de buscar crecimiento, los empresarios ven 2016 como un año en el cual deben sobrevivir.
"Ya en 2015 no hemos podido exportar en grandes cantidades; años atrás teníamos una gran ventaja en el hecho de que la mano de obra boliviana era bastante competitiva, pero hoy con el salario mínimo de 1.656 bolivianos y con que hay que pagar 16 sueldos por año, ya no podemos competir”, señala Roberto Sánchez, general mánager de Faderpa, fábrica de repuestos y accesorios automotrices ubicada en la ciudad de El Alto.
El presidente de la Cámara de Exportadores de La Paz, Eduardo Bracamonte, manifiesta que el sector más golpeado de la economía es el exportador, "principalmente el de manufacturas, o sea de productos con valor agregado e intensivos en el uso de mano de obra”.
"Si vemos las estadísticas, en los últimos 10 años Bolivia ha impulsado sus exportaciones de materias primas, principalmente de venta de gas natural y los minerales; sin embargo, los bienes industrializados se estancaron y el número de empresas se redujo”, argumenta el exportador.
Por ello, 2016 se plantea como un año complicado para las empresas nacionales. "Vislumbramos un año difícil en lo económico, por lo que habrá que concentrarse en mejorar la productividad de las empresas y en la articulación público-privada. Es en estos momentos en los que la prudencia es la mejor consejera”, asevera un documento facilitado por el presidente de la Cámara Nacional de Comercio (CNC), Javier Hinojosa, a Inversión.
Facetas de la supervivencia
De acuerdo con datos del Gobierno, el salario mínimo nacional subió del equivalente de 40 dólares a 240 dólares desde 2006. Esto quiere decir que hubo un incremento de al menos 600% en los sueldos de los trabajadores. "El incremento de los costos laborales afectó en forma muy importante a la competitividad y sostenibilidad de las empresas privadas y estatales, fomentando la informalidad”, expresa Hinojosa.
Por otro lado, los aumentos salariales desde 2006 estuvieron por encima del 5%, que fue el aumento más bajo y se dio en 2010.
Con estas medidas, dicen los empresarios, la mano de obra boliviana ha subido mucho en comparación con la brasileña, la argentina e incluso la colombiana. "De esa forma es más conveniente comprar de esos países que venderles”, añade el empresario Roberto Sánchez.
"Los continuos decretos de incremento del salario básico, el incremento a la masa salarial y los segundos aguinaldos han ocasionado que el costo de la mano de obra se incremente en 300% desde 2005, desconociendo por completo indicadores de productividad y alentando el empleo informal”, asegura al respecto Eduardo Bracamonte.
El cumplimiento de las normas salariales hace cada vez más difícil mantener la mano de obra calificada y con experiencia. A pesar de que los empresarios indican que lo último que quieren hacer es despedir a su personal, muchos de ellos ya recurrieron a esa medida desde 2015.
Bolivia ha reducido su producción de materias primas útiles para la manufactura, por lo cual las empresas de ese sector se ven obligadas a importar sus insumos, enfrentando muchas dificultades de importación, ello también es un elemento que aumenta los costos de producción.
Con costos de producción en ascenso, cada vez es más complicado pensar en un crecimiento.
"Pensamos que este año va a ser peor que el año pasado, porque muchas empresas van a parar sus planes de inversión, pues si no hay flujo de dinero en el mercado para conseguir lo suficiente no podrán hacer inversiones en nueva maquinaria, por ejemplo”, explica el gerente administrativo de la empresa gráfica General International SRL (G-Int), Fernando Soria.
"Las medidas que estamos tomando son más para mantenernos que para crecer”, afirma Roberto Sánchez, de Faderpa. Esa empresa planifica dedicarse este año más que todo al mercado interno y desarrollar algunos productos especiales de exportación para mercados que requieren alta calidad y durabilidad.
"El desafío es mantenerse, a seguir remando; ya estamos en este barco y hay que seguir”, reflexiona también el ingeniero Fernando Soria, de G-Int.
Para el presidente de la Confederación Nacional de las Micro y Pequeñas Empresas (Conamype), la supervivencia de su sector está en manos del Gobierno, "porque el problema de la micro y pequeña empresa en el país es estructural, es de fondo y no de forma”. Su sector considera que las políticas de fomento que surgen desde el Viceministerio de la Microempresa y otras instancias estatales no dejan de ser políticas "paliativas, que son simplemente remiendos que no solucionan de fondo los problemas de la manufactura”.
"Todos estos años hemos estado en modo ‘supervivencia’ y si las condiciones no cambian, nuestro futuro no pinta nada bien”, enfatiza también Eduardo Bracamonte.
¿Y las inversiones?
La demanda del mercado interno también bajó el año pasado. Por ejemplo, de los 40.000 pliegos de impresiones que producían por mes en temporadas bajas en G-Int, el año pasado se llegó sólo a 25.000, es decir que hubo un bajón de 50%. Asimismo, la temporada alta, que comenzaba en septiembre y se extendía hasta diciembre, tuvo un retraso y comenzó en octubre, con lo que también hubo una merma en los ingresos.
"Nuestros clientes han comenzado a enviar sus trabajos al exterior, pero también han decidido reducir sus gastos por los incrementos salariales”, argumenta el empresario Fernando Soria.
"Vamos a bajar inversiones porque el flujo del dinero del año pasado no ha sido como el que nosotros esperábamos; nuestra inversión pasada ha sido alta, tenemos maquinaria nueva y prácticamente para que podamos pagarla tendríamos que trabajar el doble de lo que estamos haciendo”, dice.
En ese aspecto, en diciembre del año pasado el presidente de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB), Ronald Nostas, señaló que su sector privado desarrolló sus actividades con el fin de alcanzar una inversión de 3.000 millones de dólares en el país. Precisó que el objetivo para 2016 es repetir o mejorar las metas definidas para 2015.
Empero, las inversiones -dicen los empresarios- no podrán ser las planificadas ya que los ingresos no lo permiten.
El tipo de cambio también impide que los exportadores bolivianos puedan ser competitivos con la oferta de países vecinos, ya que mientras en ellos han devaluado sus monedas con relación al dólar, Bolivia mantiene su tipo de cambio fijo. "A la hora de cotizar nuestros precios son más altos y perdemos oportunidades”, lamenta Eduardo Bracamonte.
Frente a este problema, los micro, pequeños y medianos empresarios consultados por Inversión aseveran que el Gobierno debería hacer una revisión de la cotización del boliviano para proteger la producción nacional.
Según la CEPB, en 2015 la crisis internacional mostró sus primeros efectos en la economía nacional. Hubo una desaceleración del ritmo de crecimiento de la economía; según el Índice Global de Actividad Económica, hasta agosto de 2015 éste llegó a 4,82%. En el mismo periodo de 2014 este indicador se encontraba en 5,72%.
De acuerdo con datos de la CNC, el crecimiento del sector comercio en 2014 fue de 5,4%, una cifra mayor al crecimiento que se estima habrá marcado 2015, de 3%. El sector comercio es, después de hidrocarburos, el que más aporta a la recaudación tributaria de mercado interno (en 2014 aportó con 1.128 millones de bolivianos).
"En la CAMEX tenemos propuestas concretas que deseamos transmitir a nuestros gobernantes y estamos en el proceso de conseguir reuniones que nos permitan avanzar”, anuncia Bracamonte.
Por su lado, Conamype entabla desde esta semana reuniones con el Gobierno.
Se alistan medidas para el primer trimestre
Dos proyectos de ley que buscan beneficiar a la industria nacional, sobre todo a las micro y pequeñas empresas, están en revisión en la Asamblea Legislativa Plurinacional. Una será para acabar con la venta de ropa de usada y la otra para fomentar la innovación tecnológica, capacitación, ampliación de mercados y condiciones de vivienda de los micro y pequeños empresarios.
El diputado oficialista Víctor Ramírez, quien fuera anteriormente presidente de la Confederación Nacional de las Micro y Pequeñas Empresas (Conamype) informó a Inversión que se espera que ambas normas sean aprobadas y entren en vigor en el transcurso del primer trimestre de 2016.
Según el asambleísta también está en marcha la creación de centros de innovación productiva (CIP) en todos los departamentos, sobre todo en ciudades capitales, con el fin de que los empresarios pequeños se puedan capacitar y mejorar la calidad de sus productos y "competir con el mercado globalizado”. Con la ley de fomento se prevé no sólo proteger la producción, sino también promocionarla.
Desde su punto de vista es posible acabar con la venta de ropa usada, la competencia más fuerte y desleal contra las industrias del rubro textil. "Si bien el decreto anterior no ha tenido efecto, con esta ley vamos a lograr que haya un mayor control y mejores condiciones para la industria nacional”, señaló el legislador.
Él asegura que incluso ahora se ve cierta mejora ya que en varios puestos de venta de ropa usada en El Alto, Oruro, Cochabamba y Santa Cruz, se observa la oferta -aunque reducida- de ropa nueva y de confección nacional.
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