Si bien la devaluación del peso argentino perjudica a algunos rubros de la producción nacional, como la de arroz, también beneficia a otros sectores, como a los industriales que trabajan con la harina. El presidente de la Cámara Nacional de Industrias (CNI), Mario Yaffar, informó que el precio del quintal de harina cayó de 300 bolivianos a 190 bolivianos en los meses precdentes, lo que redunda en beneficio de las empresas que deben competir con la harina subvencionada que el Gobierno entrega a los panaderos.
El Gobierno argentino decidió restringir la exportación de trigo y harina, debido a que se incrementó el precio del pan que se consume en aquella nación. Sin embargo, se conoció que, recientemente, decidió liberar en forma paulatina la venta de este producto, debido a que Argentina es el principal proveedor de trigo y harina, no solamente al mercado boliviano. Esto permitió rebajar el precio del insumo para la elaboración de distintos productos, como es el caso de los panetones para las fiestas de fin de año.
La decisión del Gobierno argentino obligó al país a incrementar la importación de trigo de los Estados Unidos, para abastecer, principalmente, a los hornos que elaboran el pan de batalla y evitar, de esta forma, un incremento.
El Gobierno boliviano entrega harina a los hornos a un precio subvencionado, que fluctúa alrededor de los 180 bolivianos, medida que fue criticada por los industriales panificadores, quienes aseguraron que deben enfrentarse con una competencia desleal.
Sin embargo, con la caída del precio insumo aseguran que el precio de algunos productos, como las galletas, podrá rebajar.
EMPRESARIOS BENEFICIADOS. El presidente de la Cámara de Industrias, Mario Yaffar, expresó su satisfacción por la decisión del Gobierno argentino, que permitió la rebaja del precio del quintal de harina de 300 a 190 bolivianos, situación que es adecuada para las empresas.
Dijo que el menor precio del insumo favorece a todo el sector industrial panificador, porque los pan artesanos reciben una harina subvencionada de Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (Emapa), producto que es restringido para el sector industrial, "el shock de oferta beneficia al manufacturero, que no tiene harina de Emapa y, de esta manera, poder competitr".
Dijo que se trata de una competencia desleal porque no los industriales tienen acceso a la harina subvencionada. El quintal de harina en el mercado nacional había subido, incluso, hasta llegar a los 350 bolivianos, debido a las restricciones del mercado argentino, pero también al incremento del precio del trigo en el mercado internacional, lo que obligó a doptarr varias medidas en Bolivia, lo que generó problemas en la economía.
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