Todos buscan, sin duda alguna, un queso delicioso para comer con algún aperitivo o para realizar recetas sabrosas.
Colinas del Sol es una fábrica cochabambina de quesos artesanales cien por ciento naturales, a cargo de Ignacio Alem y Mauro Dorigo, sus propietarios, que comenzaron este negocio como un pasa tiempos.
Ignacio Alem y su hermana, empezaron elaborando quesos en pequeñas cantidades. Al poco tiempo ella tuvo que irse del país y él se quedó con ganas de continuar el negocio, contribuyendo al país, generando fuentes de empleo directas e indirectas. Para ello, Alem buscó la oportunidad de ir a Estados Unidos para realizar un curso de elaboración de quesos con la idea de crear la fábrica actual. Después de unos años, Mauro se sumó a la iniciativa de Ignacio y pusieron en marcha la empresa Colinas del Sol.
“El nombre surge porque normalmente los quesos llevan la marca del lugar donde se los produce; esta zona es Colinas del Sol y por eso tiene esa marca, siguiendo la tradición”, cuenta Ignacio Alem.
“La fábrica se inauguró el 2011, Ignacio se encargó de estandarizar el producto, mientras yo estudiaba en Barcelona. Este proceso de estandarizar el producto, tardó como tres”, explica Mauro, para añadir que el primer año se concentraron además en abrir mercado para su producto.
Colinas del Sol cuenta con cinco líneas diferentes, entre ellas los quesos de untar con trece sabores distintos: aceitunas negras, aceitunas verdes, ajo, tomate deshidratado, alcaparras, cebollín, pimienta y lavanda, cebollín y albaca, albaca con nuez, entre otras delicias para el paladar. Otra de las líneas que Colinas del sol realiza es el queso mascarpone, ideal para preparar deliciosos postres como el tiramisú y la crema agria para comida gourmet.
El queso crema es otra opción perfecta para postres y sin duda alguna la línea de quesos madurados como el camembert que tiene tres semanas de maduración.
La calidad de los productos que utilizan en la elaboración de sus productos, se sustenta en los mejores ingredientes, el minucioso proceso de deshidratación y cuidadoso procedimiento de elección de los productos naturales, que hacen que tengan gran calidad.
“La leche que utilizamos es fresca y natural, ordeñada ese momento porque la compramos de nuestras vecinas, el tomate que utilizamos también es de una granja vecina y muchos de los otros ingredientes los producimos aquí mismo”, aseguran Ignacio Alem y Mauro Dorigo.
“Nuestro objetivo es tener un enfoque más social que permita mejorar la calidad de vida de todas las personas involucradas en el proceso; queremos mantener todo el amor que se le pone al producto y especialmente mantener la calidad e higiene”, dice Alem.
Los productos de Colinas del Sol se comercializan en La Paz, Santa Cruz y Cochabamba en diferentes supermercados como el IC Norte, Hipermaxi, Ketal y Fidalga, entre otros.
Mauro asegura que entre sus planes a futuro está el crecer en la línea de quesos madurados y abarcar toda Bolivia. Por su parte, Ignacio indica que siempre han pensado en mantener la calidad y lo artesanal del producto; “no queremos ser un monstruo industrializador”, asegura.
La mejor manera de acompañar los quesos y sentir su delicioso sabor es con un buen vino. Los productos de Colinas del Sol son ideales para preparar cup cakes, pizza, sushi, comida mexicana, entre otras exquisitas recetas. Una compra segura para los amantes de la cocina.
EL PROCESO
En el proceso de producción, participan nueve personas entre administradores, producción y comercialización. La pasteurizadora que Colinas del Sol utiliza es de 150 litros. La crema de leche es pasteurizada en ollas, una vez que termina el proceso de descremar la leche a la temperatura adecuada para eliminar todos los micro organismos, se la hace enfriar en la misma pasteurizadora por 24 horas para comenzar el proceso de la conversión de la leche en queso. Se añade el cuajo y se deja cuajando el queso un día entero hasta que bote todo el suero; el 18% queda queso y el resto suero. Se pone apenas 0,15% de conservante del peso total y al tercer día el queso ya está listo para ser mezclado con los sabores mencionados anteriormente, se procede al envase, etiquetado y almacenamiento.
“Para los quesos madurados elegimos un día específico ya que se utiliza la leche entera, los dejamos madurar en un cuarto especial, lo envolvemos, le ponemos la etiqueta y al refrigerador”, explica Mauro.
Para la crema de leche la pasteurización es doble, se hace hervir a 80 grados, enfría y calienta por una segunda vez, porque es muy sensible.
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