Al menos cada 15
días, y al amparo de la oscuridad, centenares de huesos de burro son
arrojados a orillas del río en el municipio de Sica Sica. La Alcaldía
recibió denuncias en sentido de que se trata de carne faenada
clandestinamente para ser comercializada en mercados del altiplano.
“Es un atentado contra la salud, porque no sabemos cómo faenan y en qué
condiciones manipulan la carne de burro”, denuncia Alfredo Lima, que
dirige la oficina regional del Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria
e Inocuidad Alimentaria (Senasag), en Sica Sica a 115 kilómetros de La
Paz.
En la
municipalidad, el oficial mayor de Desarrollo Productivo y Económico,
Rubén Tenorio, admite que recibió denuncias al respecto. “Hay hermanos
que manejan la producción de carne de burro, pero se mueven en horario
nocturno, cuando nosotros no trabajamos”, afirma.
Cementerio. La Razón estuvo en Sica Sica el jueves por la mañana y en
cuatro puntos halló centenares de huesos de este tipo de rumiantes, en
algunos casos quemados y en otros todavía con sangre fresca.
Tres perros intentaban arrastrar la osamenta del lugar, mientras una
vecina se quejaba del nauseabundo olor que desprendían. “Ya les hemos
dicho que no boten aquí, pero siguen haciéndolo”, indicó. Otros vecinos
coincidieron en que los faenadores serían un par de hermanos. “Cuando se
inauguró la oficina del Senasag, yo le dije a uno de ellos que no podía
faenar burros y él se quedó callado”, contó el oficial de Desarrollo
Productivo.
En La Paz y
El Alto se realizan continuos operativos para decomisar esta carne, que
si bien no se ha establecido sea dañina para la salud (en otros países
del mundo se consume), representa un riesgo por las condiciones
insalubres en que se faena. Ni el consumo ni el faenado de este producto
están autorizados en el país.
“Aquí (en Sica Sica), tampoco tenemos (un matadero) y yo vi que
descargan los burros y después aparecen faenados en el río”, añade
Tenorio.
Desde la
oficina regional de Senasag en Sica Sica, Lima da cuenta de que el año
pasado intentaron hacer seguimiento a los comercializadores de carne de
burro, pero nunca los vieron “con las manos en la masa, sólo oímos
denuncias de que sí están llevando (carne) en camionetas propias”.
Comunarios de Cucuta, Uchusuma y del mismo Sica Sica denunciaron a este
medio que a las cinco de la mañana salen camiones con rumbo a
Lahuachaca y Patacamaya, desde donde esta mercadería sería distribuida a
otros mercados del altiplano paceño.
En La Paz, Mauricio Ruiz, intendente de la comuna, explica que al no
saber cómo murió el jumento, en qué condiciones fue faenado y cómo fue
trasladado a los mercados, no existe garantía sobre la calidad de esta
carne. “Los matan de manera clandestina, después los envían sin normas
sanitarias, se contaminan y en esas condiciones son dañinos”. En Bolivia
no hay matadero autorizado con ese fin.
EN OTROS PAÍSES HAY CRIADEROS
Consumo
El intendente municipal de La Paz, Mauricio Ruiz, dijo que en otras
latitudes, existen verdaderos criaderos de burros, que no son utilizados
para carga, además de mataderos y frigoríficos especiales autorizados.
BOLIVIA
Los jumentos mueren por vejez o enfermedad y luego gente sin escrúpulos
comercializan su carne en ciertos mercados del altiplano, donde a veces
es decomisada.
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