Las denuncias, decomisos, sanciones económicas y clausuras de los lugares donde se venden bebidas y alimentos adulterados y vencidos no son suficientes para poner un alto al fraude que algunos comerciantes hacen con los consumidores al vender este tipo de productos y en algunos casos mezclarlos con los que se encuentran en buen estado.
En mercados, supermercados, licorerías, tiendas de barrio y puestos callejeros se pueden encontrar por un lado alimentos secos y enlatados refechados, que ya caducaron pero siguen a disposición de los consumidores, sin que las autoridades puedan hacer mucho para cambiar esta situación, pues tras los controles y decomisos este tipo de productos vuelven a ingresar nuevamente a los mercados y centros comerciales.
Los modos para esconder ese vencimiento son variados y van desde la anulación total de la fecha de vencimiento en el producto, hasta el refechado que, en algunos casos, es alterado de manera manual con un lapicero o es mandado a hacer en pequeños adhesivos a las imprentas.
Ante esta situación, la mayoría de los consumidores ignoran que detrás del producto que compraron o consumieron existen fechas de vencimiento de varios días o meses atrás y que pasaron por todo un proceso de alteración en este dato para seguir siendo comercializados.
En un recorrido realizado por OPINIÓN esta semana se pudo verificar que en los supermercados existen productos vencidos en los estantes que están a disposición de los consumidores y en otros casos incluso se encontró productos refechados.
El reponedor (persona que cambia los productos) de una empresa de chocolates que trabaja en supermercados y que guardo en reserva su nombre, indicó que cuando las empresa no aceptan la devolución de productos vencidos de parte del supermercado, el personal de estos centros comerciales se encarga de cambiar las fechas para evitar la pérdida de la mercadería o la pone en oferta un par de días antes de su vencimiento.
En varios puestos de venta y centros de abasto también tienen presencia las bebidas adulteradas en su composición y por otro lado los alimentos y bebidas ilegales o de contrabando que no cuentan con un registro sanitario del Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag) y de los cuales se desconoce su estado, su procedencia y los efectos que pueden causar en la salud.
También hay productos que son elaborados de manera ilegal en Cochabamba u otros departamentos del país que son internados en los mercados para su comercialización y de los cuales se desconocen sus componentes e incluso sus forma de elaboración.
El único objetivo de los comerciantes para seguir poniendo en circulación este tipo de productos es el rendimiento económico que obtendrán por esa mercancía que debía ser desechada y de la cual no se quieren deshacer por las perdidas que les podría generar en la inversión que ya realizaron
De lo que no están conscientes los comerciantes es del riesgo al que exponen a sus clientes y consumidores al poner en circulación estos productos.
Pues todo esto pone en peligro al consumidor que a veces por la falta de recursos económicos o el poco tiempo que tiene para comprar obtiene un producto sin haberlo revisado antes para consumirlo y en muchos casos ni siquiera se da cuenta en el momento del consumo que el producto no estaba en un buen estado o con una adecuada composición.
Los efectos pueden presentarse pocas horas después con molestias estomacales y en algunos casos más extremos como en la adulteración de las bebidas puede incluso reducir su capacidad del sentido de la vista.
Para la dirigente de los comerciantes, Enriqueta Imaca la adulteración y el refechado de productos no debe ser permitido.
“No estamos de acuerdo en que algunos comerciantes lucren con la salud de los consumidores, apoyamos el trabajo de las autoridades para sancionar estas actitudes”, dijo.
Por sus parte, el representante departamental del Viceministerio de Defensa de los Derechos del Usuario y el Consumidor, Ricardo Rojas indicó que las denuncias de los consumidores acerca de productos adulterados o vencidos son muy ocasionales porque la gente todavía tiene miedo denunciar o porque piensa que su reclamo no será atendido.
Cuando el consumidor identifica que su producto fue adulterado o ya caducó en su fecha de vencimiento, lo que normalmente hace es desecharlo y no ingerirlo. No acude a hacer el reclamo cuando el costo del mismo fue menor.
Esta actitud pasiva es la que hace que los comerciantes continúen vendiendo este tipo de productos, ya que muy pocos son los denunciados señaló, Rojas.
Ante esta situación los controles de la Intendencia Municipal, el Viceministerio, el Senasag y el Servicio Departamental de Salud que coordinan su trabajo se realizan de manera frecuente, pero no pueden estar presentes todos los días, en todos los mercados y esto hace que los comerciantes aprovechen la falta de control para seguir comercializando estos productos.
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