Bolivia se encuentra en el puesto 123 de 142 países evaluados por el reporte global de competitividad, reflejando las escasas condiciones del país para la inversión local e internacional, y el desarrollo de las actividades productivas, de acuerdo al reciente reporte de la Fundación Milenio, que señala que dicho índice muestra el poco respeto de los derechos de propiedad, la falta de independencia jurídica y la baja protección a los inversionistas.
Como se reitera constantemente, la economía boliviana continúa disfrutando de una bonanza económica que, pese a los problemas que se han presentado en Europa y Estados Unidos, mantiene elevados los precios de nuestras exportaciones. Esto se refleja en crecientes importaciones, acumulación de reservas y una relativa estabilidad de precios. Sin embargo, en una perspectiva de largo plazo, la Fundación Milenio observa que estamos lejos de haber superado los desafíos de construir una economía más sostenible, capaz de generar valor y transformar las riquezas naturales en fuerza productiva, y ofrecer mejores oportunidades.
A pesar de la disminución del ritmo del crecimiento de la economía mundial, los precios de las materias primas mantuvieron niveles elevados. Nuestras exportaciones, impulsadas por los mayores precios, crecieron significativamente en un 30,9 por ciento. Este incremento en las exportaciones se explica en un 84,5 por ciento por el aumento de los precios y sólo en 15,1 por ciento por mayores volúmenes. La mayor parte del incremento del volumen de exportaciones provino del sector minero y de hidrocarburos, mientras que el valor de las exportaciones no tradicionales se redujo. Por ello se acentuó nuestra dependencia exportadora de las materias primas no renovables que el 2011 representaron el 83,2 por ciento del total las exportaciones.
La mejora en el valor de las exportaciones incrementó de manera importante el ingreso del país, que en gran parte se destinó a mayor absorción interna. Tanto el consumo como la inversión crecieron significativamente, lo que dinamizó la demanda, la producción para el mercado interno, y las importaciones. Bolivia creció en 5,1 por ciento al tercer trimestre del 2011; uno por ciento más que el 2010. Los sectores que explican este crecimiento son principalmente sectores no transables y de servicios, entre los que podemos nombrar transportes y comunicaciones, los establecimientos financieros y la administración pública.
En cambio, los sectores productivos muestran una contribución más modesta al crecimiento. Por el lado de la demanda, el Producto Interno Bruto creció impulsado por el consumo de los hogares. Este crecimiento tuvo una incidencia del 3,7 por ciento en el PIB, seguido de la formación bruta de capital fijo con una incidencia de 2,5 por ciento en el PIB. La mayor demanda interna se tradujo también en un importante incremento de las importaciones, que crecieron en un 42,3 por ciento.
La mejora en los niveles de ingreso del país ha tenido su reflejo en la reducción del desempleo, que de acuerdo a cifras oficiales alcanza al 5,5 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA). La pobreza también se ha reducido, el 2011 la pobreza moderada ha caído a 48,5 por ciento de la población, mientras que la pobreza extrema se situó en 24,3 por ciento.
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