En El Alto hay talleres que fabrican gatas hidráulicas para vehículos que luego son comercializadas como si fuesen hechas en China debido a que la gente busca equipos importados.
Un técnico que estuvo vinculado al rubro, y que pidió anonimato, comenta que la fabricación involucra a una cadena de especialistas que realizan desde la fundición de la base de la gata y otras partes del equipo hasta el diseño y la copia de los stickers que se pegan en el cuerpo de la pieza.
El motivo principal para que las herramientas se comercialicen como si fueran extranjeras es porque existe entre los bolivianos la idea errada de que la producción nacional es de menor calidad, explica Gary Fernández, coordinador de la carrera de metalmecánica de Infocal, quien asesoró a fabricantes de gatas hidráulicas.
“No quieren venderlo como marca nacional, porque la idiosincrasia de la gente hace que prefiera siempre un producto extranjero que un producto nacional”, asevera el especialista.
Además, la elaboración se realiza en secreto ya que los fabricantes no quieren pagar cargas impositivas, pero además porque están cometiendo una irregularidad.
El técnico que pidió no ser identificado explicó que los fabricantes de las “gatas alteñas” se basan en los mismos principios físicos con los que elaboran el producto en cualquier parte del mundo: a través de la hidráulica (parte de la mecánica que estudia el equilibrio y el movimiento de los fluidos).
“En El Alto son muy habilosos... Se dedican a copiar y (las gatas) tienen que ser idénticas”, dice.
El armazón del cuerpo del equipo se elabora con un tubo de acero. En la parte interior, donde luego se adapta el eje de la gata, se utiliza cañería de acero que ha sido pulida por dentro para quitarle su rugosidad interna. Dentro de esa pieza está el mecanismo “complejo” por el cual funciona el equipo.
Por último, se pegan los stickers que son hechos en imprentas copiando los diseños chinos. “Las gatas rojas, que dicen industria china, son hechas en El Alto. Pero la hacen tan bien que incluso (copian) la cajita, y dicen que esto es ‘industria china’”, dice el técnico.
Los lugares donde se elaboran estas herramientas están en Río Seco y Alto Lima, pero también se conoció que hay talleres en el camino a Viacha.
El técnico comentó que luego las gatas se comercializan en Oruro, donde pasan desapercibidas “con todo lo que se interna al país” y también en ferreterías de El Alto, y en la feria 16 de Julio. Los precios varían según el peso que puede levantar. Las de 10 toneladas cuestan entre 90 y 120 bolivianos.
“Muchos incluso de aquí lo llevan a Oruro y de ahí (los compradores) lo vuelven a traer”.
En la feria 16 de Julio este medio constató que hay vendedores que ofertan gatas “chinas” y “taiwanesas”, pero cuando se les pregunta detalles de la procedencia se incomodan, aunque sostienen que son de origen asiático. A tres vendedores se les preguntó además si sabían acerca de gatas producidas en El Alto. Los comerciantes respondieron que no y dijeron frases como: “qué vamos a hacer eso aquí”, “aquí todo es importado de China”.
En la feria 16 de Julio también se encontraron equipos sin ninguna marca ni identificación de su lugar de procedencia. “Son gatas viejitas, pero yo las pinto de rojo”, indicó una vendedora, que también oferta gatas de marca “Nissan”, de origen japonés.
En otro puesto de venta había gatas que según una comerciante son procedentes de Estados Unidos.
Punto de vista
Sandro Centellas Dir. Ingeniería Autrónica UPEA Para ser sincero, no he llegado a manejar ninguna de esas gatas hidráulicas ni tampoco he conocido una noticia al respecto. Pero considero que si es que fuera el caso, es innecesario que quienes realizan este tipo de productos oculten la procedencia de su fabricación. Más al contrario, creo que es un motivo de orgullo que se produzca algo de esa naturaleza en Bolivia.Esto muestra de forma clara que en el país hay capacidad para fabricar ese tipo de artículos mecánicos. Y, claro, debemos caer en la cuenta de que fabricar cosas de ese tipo no es nada fácil.
Es por eso que creo que habría que incentivar a las personas que se dedican a producir estas herramientas para ayudarlas, para que puedan mejorar la calidad del producto.
Las instituciones públicas, como es la Universidad Pública de El Alto, siempre estamos con el agrado de coadyuvar a todo tipo de profesionales, y sería interesante tener contacto con ellos para poder conversar posibles formas de colaboración.
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