El Gobierno venderá a partir del jueves 20 el aceite estatal, que costará no más de 10 bolivianos por litro, lo que generará un ahorro de entre siete y ocho bolivianos por litro en relación con las marcas que expenden en el mercado interno las empresas privadas del país.
En el Ministerio de Desarrollo Rural, Agropecuario y Medio Ambiente confirmaron que en principio este artículo se venderá por litro. Aún se analiza si se lo distribuirá en envases descartables o a granel.
La ministra de Planificación del Desarrollo, Graciela Toro, explicó que el aceite se produce en una fábrica alquilada ubicada en Villamontes (Tarija). Se abastece con la adquisición directa de soya de los pequeños productores de Santa Cruz.
La medida del Gobierno busca restablecer el equilibrio en el mercado y obligar a las grandes empresas a bajar el precio del producto al consumidor.
El litro de aceite marca Fino o Sabrosa en los mercados se vende a 17 bolivianos, y el Fino Light, a 18 bolivianos. Las otras marcas tienen casi el mismo costo. El precio de este insumo se disparó desde la pasada gestión debido a la especulación y a que los productores prefieren destinar la materia prima de su elaboración (soya y girasol) a la exportación.
Este artículo se encareció poco a poco desde 2007, cuando se cotizaba en ocho bolivianos el litro. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el precio de este producto se incrementó en febrero de este año en 11,5 por ciento. Fue uno de los que mayor incidencia tuvieron en la inflación de 2,62 por ciento y que a dos meses alcanzó 3,74 por ciento en promedio.
En La Paz se consumen un millón de litros por mes, y el producto estatal estará en condiciones de atender el 20 por ciento de la demanda.
Hace tres semanas, el ministro de Hacienda, Luis Arce, aseguró a este diario que los productores son los que elevan los precios de los alimentos, porque controlan el 80 por ciento de la economía nacional, mientras el Estado, sólo el 20 por ciento. Después dijo que los comerciantes y los intermediarios contribuyen a esa situación.
En noviembre de 2007, La Prensa reveló en un reportaje que al menos dos familias y dos multinacionales controlan la producción de aceite en Bolivia. Los Marinkovic, los Cronenbold, el grupo Romero y la corporación norteamericana Archer Daniels Midland (ADM) tienen a su cargo las industrias más grandes.
Según la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo (Cainco) de Santa Cruz, entre las principales firmas que producen aceite de girasol y de soya están ADM SAO S.A., Etasa e Industrias de Aceite S.A. En cambio, Industrias Oleaginosas (Iol) y Gravetal Bolivia destacan sólo con el segundo tipo.
El vicepresidente de la República, Álvaro García Linera, advirtió el 2 de marzo que el Estado producirá aceite y que, si no es suficiente, se lo importará para obligar a los empresarios a reducir precios.
Explicó que esto se logrará a partir de la transformación en aceite de la soya que se cosecha con el respaldo de la Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (Emapa).
La autoridad advirtió en esa oportunidad de “algunos malos empresarios que están especulando con la necesidad del pueblo, y no se lo vamos a permitir. Está bien que tengan su ganancia, pero no abusen, si hacen política con los alimentos les va a ir mal”.
Mediante el Decreto Supremo 29460, el Gobierno dispuso arancel cero para la importación de este producto.
El Gobierno adquirió el año pasado carne de los ganaderos pequeños y medianos de Beni para atender el mercado local y vendió el kilo a 21 bolivianos, cuando en los mercados se comercializaba a 30 bolivianos. También vende harina a 165 bolivianos el quintal, y el arroz, a 145 bolivianos.
En el Ministerio de Desarrollo Rural, Agropecuario y Medio Ambiente confirmaron que en principio este artículo se venderá por litro. Aún se analiza si se lo distribuirá en envases descartables o a granel.
La ministra de Planificación del Desarrollo, Graciela Toro, explicó que el aceite se produce en una fábrica alquilada ubicada en Villamontes (Tarija). Se abastece con la adquisición directa de soya de los pequeños productores de Santa Cruz.
La medida del Gobierno busca restablecer el equilibrio en el mercado y obligar a las grandes empresas a bajar el precio del producto al consumidor.
El litro de aceite marca Fino o Sabrosa en los mercados se vende a 17 bolivianos, y el Fino Light, a 18 bolivianos. Las otras marcas tienen casi el mismo costo. El precio de este insumo se disparó desde la pasada gestión debido a la especulación y a que los productores prefieren destinar la materia prima de su elaboración (soya y girasol) a la exportación.
Este artículo se encareció poco a poco desde 2007, cuando se cotizaba en ocho bolivianos el litro. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el precio de este producto se incrementó en febrero de este año en 11,5 por ciento. Fue uno de los que mayor incidencia tuvieron en la inflación de 2,62 por ciento y que a dos meses alcanzó 3,74 por ciento en promedio.
En La Paz se consumen un millón de litros por mes, y el producto estatal estará en condiciones de atender el 20 por ciento de la demanda.
Hace tres semanas, el ministro de Hacienda, Luis Arce, aseguró a este diario que los productores son los que elevan los precios de los alimentos, porque controlan el 80 por ciento de la economía nacional, mientras el Estado, sólo el 20 por ciento. Después dijo que los comerciantes y los intermediarios contribuyen a esa situación.
En noviembre de 2007, La Prensa reveló en un reportaje que al menos dos familias y dos multinacionales controlan la producción de aceite en Bolivia. Los Marinkovic, los Cronenbold, el grupo Romero y la corporación norteamericana Archer Daniels Midland (ADM) tienen a su cargo las industrias más grandes.
Según la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo (Cainco) de Santa Cruz, entre las principales firmas que producen aceite de girasol y de soya están ADM SAO S.A., Etasa e Industrias de Aceite S.A. En cambio, Industrias Oleaginosas (Iol) y Gravetal Bolivia destacan sólo con el segundo tipo.
El vicepresidente de la República, Álvaro García Linera, advirtió el 2 de marzo que el Estado producirá aceite y que, si no es suficiente, se lo importará para obligar a los empresarios a reducir precios.
Explicó que esto se logrará a partir de la transformación en aceite de la soya que se cosecha con el respaldo de la Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (Emapa).
La autoridad advirtió en esa oportunidad de “algunos malos empresarios que están especulando con la necesidad del pueblo, y no se lo vamos a permitir. Está bien que tengan su ganancia, pero no abusen, si hacen política con los alimentos les va a ir mal”.
Mediante el Decreto Supremo 29460, el Gobierno dispuso arancel cero para la importación de este producto.
El Gobierno adquirió el año pasado carne de los ganaderos pequeños y medianos de Beni para atender el mercado local y vendió el kilo a 21 bolivianos, cuando en los mercados se comercializaba a 30 bolivianos. También vende harina a 165 bolivianos el quintal, y el arroz, a 145 bolivianos.
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