domingo, 8 de enero de 2012

Las maderas finas se extinguen y pueden dejar a miles sin empleo

Cientos de carpinteros en Cochabamba pueden quedar sin fuentes de empleo por la escasez de madera y sus precios elevados, advierten carpinteros del departamento y la Cámara Nacional de Exportadores.

“La mara está desapareciendo”, afirma con preocupación el carpintero Guillermo Balderrama, quien trabaja con esta materia prima desde hace 52 años.

La madera mara fue explotada en exceso y exportada al exterior (Estados Unidos y países europeos), sin tomar en cuenta programas de reforestación.

PUERTAS CHINAS Pero no solamente la escasez de madera y su precio elevado atentan contra la estabilidad laboral de los carpinteros, la importación de puertas baratas fabricadas en China agravan la situación de este rubro.

Balderrama, quien bordea los 72 años, explica que desde hace dos meses se está importando al país “puertas de cartón”, con marco incluido, en 280 bolivianos, mientras que el mismo producto fabricado con madera roble cuesta 1.200 bolivianos.

Si se consolida la importación de estos productos “se va a matar la industria de la madera y a miles de empleos. Será algo parecido a la relocalización minera”, aventura Balderrama.

Para los carpinteros es imposible competir con estos precios, apostilla.

Pero los importadores de productos chinos traen también roperos empotrados con precios que oscilan entre los 2.000 y 2.500 bolivianos. Este mismo mueble fabricado en madera, en Cochabamba, cuesta hasta 7.000 bolivianos. Los carpinteros se encuentran en desventaja.

MADERA DE CALIDAD Diego López, quien trabaja con madera desde hace 20 años destaca que la mara (caoba) es la de mejor calidad a nivel nacional y mundial, por lo que los carpinteros preferían fabricar los muebles con esta especie.

El carpintero Guillermo Balderrama explica que la madera mara, cuando había en abundancia, llegaba en tablones de hasta 1,20 metros de ancho.

Esto se explica, añade, porque los árboles de esta especie alcanzaban un diámetro de tres metros o más.

Pero desde que los madereros empezaron a cortar árboles tiernos, de 20 años o menos, los tablones se redujeron hasta treinta centímetros de ancho como máximo, e incluso algunos de cinco.

Los carpinteros y ebanistas elegían la madera mara por su textura fina, su color, su facilidad para trabajar y porque es resistente a las plagas como las termitas.

La mara se utilizaba, durante su auge, para fabricar por lo menos el 98 por ciento de los muebles, puertas y ventanas. El restante dos por ciento de los trabajos se hacía con roble y cedro.

ALTERNATIVAS Pero como la mara es hoy en día un material muy escaso, los carpinteros se han visto obligados a utilizar las maderas que antes eran consideradas de segunda e incluso de tercera calidad.

Especies como tarara, tajibo y tejeyeque, que se utilizaban como material de construcción (vigas) ahora son consideradas como finas.

Sin embargo estas maderas que existen en el mercado también están siendo sobreexplotadas, por lo que sus precios se han duplicado en los últimos meses.

El pie cuadrado (30 centímetros de ancho por 30 centímetros de largo, con dos centímetros y medio de espesor) de madera roble cuesta en la actualidad 16 bolivianos y hace solamente dos años su precio no pasaba de los diez.

Balderrama explica que los precios elevados de la madera inciden directamente en los costos de los muebles y puertas que fabrican, lo que a su vez causa que sus clientes opten por buscar otras alternativas más económicas.

Para fabricar una puerta, el carpintero requiere de al menos 30 pies de madera, para lo cual debe invertir 480 bolivianos. A este costo del material se incluye la mano de obra, los impuestos, la cola, energía eléctrica, y otros ítemes que elevan el precio a por lo menos 900 bolivianos.

Pero como ahora la madera mara se corta sin que ésta haya llegado a su madurez, Balderrama prefiere trabajar con otras especies: mara macho, tarara y tejeyeque, por ejemplo.

Efraín Terceros es otro carpintero que ha visto disminuidos sus ingresos económicos por la subida “exagerada” en los precios de la madera.

Cuando empezó a trabajar en carpintería, Efraín prefería fabricar sus muebles sólo con mara porque era una madera de calidad y los muebles tenían mayor vida útil.

El cedro y otras especies eran considerados materiales de segunda, por lo que el carpintero exigía en las barracas la mara.

Concluye que, además, los madereros venden en el mercado local la madera que se desecha de la exportación.

La mara es la más preciada


La caoba (conocida como mara en Bolivia) es una de las maderas más preciosas del mundo con la que los carpinteros fabrican muebles, marcos, puertas, ventanas y juguetes.

Esta especie puede ser explotada cuando cumple 70 años. Tiene una altura promedio de cuarenta metros.

Sin embargo, cuando la mara empezó a escasear en el mercado boliviano, los madereros comenzaron a cortar los árboles de apenas veinte años de edad.

Las caobas constituyen el mejor ejemplo de maderas finas, sumamente apreciadas en ebanistería por ser fáciles de trabajar a la vez que son resistentes a los parásitos (termitas, carcoma), así como por su aspecto. Además de su peso al ser una madera que resiste bien la humedad y de alta densidad fue usada en otros tiempos en las quillas de los barcos al aumentar la estabilidad náutica por aportar más lastre en las quillas que otras maderas más ligeras. También se utiliza para la construcción de guitarras y otros instrumentos de cuerda pulsada como mandolinas, ya que debido a su densidad y su resistencia a la tracción es adecuada para el mástil.

Miles de familias dependen de la madera en Cochabamba y el país
Los carpinteros e industriales de la madera dejaron de trabajar con mara desde hace unos diez años, por su escasez y elevado precio, asegura el presidente de la Cámara Nacional de Exportadores, Goran Vranicic.

El representante de los exportadores expresó su preocupación “por el manejo de la madera”.

Vranicic afirma que el rubro de la madera es uno de los más importantes en la exportación de manufacturas, por lo que se debe manejar en forma responsable su explotación.

Añade que la subsistencia de miles de familias, en Cochabamba y el país, dependen de la madera y su manufactura, pero que lamentablemente esta materia prima está desapareciendo y su precio elevándose.

Vranicic calcula que solamente en Cochabamba existen más de 600 unidades productivas, entre talleres e industrias que trabajan con la madera, por lo que en caso de extinguirse esta materia prima, miles de familias quedarían sin una fuente de ingreso.

Cada unidad productiva emplea a cinco personas como promedio.

“Además, la calidad de la mano de obra en el país ha sido siempre muy buena. Nuestros productos son cotizados a nivel mundial”, señala.

El representante de los exportadores lamenta que en el país no haya una reforestación ni manejo sostenible de los bosques, por lo que varias especies de madera están desapareciendo.

Por eso considera que es casi natural que esta materia prima vaya desapareciendo a causa de la alta demanda en el mercado nacional e internacional.
MANEJO SOSTENIBLE Lo que se debe hacer, según Vranicic, es un manejo sostenible y responsable de los bosques para usar esta materia prima en beneficio de los bolivianos, primero, y después exportar los excedentes.

Señala que ante la escasez de la mara, ya no es tan rentable trabajar con esta madera, por lo que los carpinteros están acudiendo a otras alternativas, pero las mismas no son de la misma calidad.

Además del roble y cedro, se están utilizando bibosi, ochoo, palo maría y otras que se usaban antes sólo para trabajos de construcción.

Mara desaparece a causa de la sobreexplotación
La madera mara (caoba) está en riesgo de desaparecer definitivamente de los bosques de la Amazonía de Bolivia a causa de la sobreexplotación que se practicó durante décadas, afirman con preocupación empresarios exportadores de muebles y carpinteros de Cochabamba.

Si la explotación de la mara se hubiera hecho de manera controlada, esta materia prima podía haber existido durante al menos 200 años más, asegura el empresario exportador de puertas y marcos de madera, Luka Vranicic.

“Se empezó a tumbar indiscriminadamente esta madera y se exportaba a Estados Unidos y Europa”, apunta.

Lo lamentable, según Vranicic, es que “cualquier persona” con o sin autorización explotaba esta madera preciosa en el norte de La Paz (Ixiamas), Beni y parte de Pando.

Quienes se beneficiaron más con la explotación de la madera fueron los intermediarios, que compraban árboles de mara en pie a los campesinos e indígenas en el norte del país, por precios ínfimos, y llevaban esta materia prima hasta los aserraderos.

Vranicic explica que el Gobierno intenta poner un freno a la sobreexplotación de la mara con la prohibición en la exportación de esta materia prima. Sin embargo, el empresario considera que si esta decisión se hubiera asumido hace 20 ó 25 años, Bolivia podía seguir contando con esta madera por muchos años más.

Vranicic empezó a trabajar con madera en 1958 y recuerda que en ese tiempo en el país la industria del mueble usaba “un poco de cedro y nogal” que se traían de Tarija.

Los carpinteros también utilizaban el pino oregón que se importaba de Estados Unidos, y otras especies traídas de Chile.

La mara se empezó a utilizar en Bolivia en la década del 60 para la fabricación de muebles, marcos, puertas y ventanas. El roble y el cedro, consideradas también maderas nobles, pero de segunda calidad, se usaban pero en menor cantidad.
PRECIOS La escasez de madera mara en el mercado local ha ocasionado que el precio de este material se eleve hasta en 270 por ciento en los últimos diez años.

El ebanista Cervando Tórrez explica que hasta el año 95 se podía comprar el pie cuadrado de mara en diez bolivianos, pero ahora el precio ha trepado hasta alcanzar los 27 bolivianos.

Vranicic confirma este dato y señala que el pie de mara se exportaba con un precio de un dólar con diez centavos hasta hace una década, y ahora el precio ha llegado a 4,8 dólares.

Ante la escasez de madera mara, los industriales y carpinteros han buscado otras alternativas. La mara macho es una especie que ha ganado mercado en el país, pese a que al principio era rechazada por los ebanistas por su “sabor picante”.

El cedro y el roble, que eran consideradas como maderas de segunda, ahora han pasado a ser las más buscadas.

Otras especies que se están utilizando en la industria del mueble son bibosi, aliso, ochoo, tajibo y tejeyeque.

Vranicic explica que el precio de estas maderas también se han duplicado desde hace algunos meses. Los empresarios adquirían por ejemplo el aliso puesto en Cochabamba a 2,80 bolivianos el pie cuadrado y ahora se vende en 4, pero en Santa Cruz. Por el transporte se paga 0,70 bolivianos por cada pie.

La madera bibosi se compraba en Cochabamba en 3,10 bolivianos el pie y ahora cuesta 5,20 bolivianos, puesto en Santa Cruz.

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