Mientras el consumo per cápita de leche en el país está entre 35 y 40 litros, el de gaseosas o sodas pasa los 60. La mitad de las ganancias de las tiendas es producto de la venta de estas bebidas. Sólo en La Paz existe más de una veintena de embotelladoras.
Abdel Padilla
“Aquí puede faltar pan pero no soda”. Si no lo habría dicho de la manera severa como sonó, cualquiera diría que doña Lidia ironizaba.
Pero no. Ella habla en serio al momento de defender la venta de sus gaseosas o sodas —como las llama—, que expone en las vitrinas de una de las últimas tiendas de barrio de la calle final Portocarrero, en Villa Copacabana. De hecho es una de las 75 mil dueñas o dueños de estos negocios en el país que han confiando por lo menos la mitad de sus ganancias al comercio de este tipo de productos.
Es al fin una de las miles de personas que conforman la cadena de esta industria que relaciona a empresarios, fabriles, distribuidores, comerciantes y, desde luego, consumidores.
Y es que si el negocio respira de sobra es porque hay demanda, al grado que se estima que cada boliviano consume en promedio anualmente algo más de 60 litros, que representa cerca del doble de consumo per cápita de leche, que llega según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) hasta 38 litros, aunque es menor en el área rural, donde apenas se beben en promedio entre ocho y 10 litros.
“Sin duda existe una fuerte demanda, debido, entre otros, a la liquidez de los consumidores, lo que las empresas de bebidas gaseosas han sabido aprovechar diversificando sus productos”, dice Eduardo Peinado, ejecutivo de Embol SA, que entre otros distribuye marcas como Coca-Cola o Fanta.
Según Guido Ochoa, ejecutivo de la Corporación Boliviana de Bebidas SA (Pepsi), “en las ciudades del eje troncal el consumo de bebidas gaseosas está en el orden del 75 por ciento y el crecimiento anual de la industria en cerca del 8 por ciento en los últimos años, lo que depende del comportamiento de la economía del país”.
“Hay gente cuyo almuerzo es su pan, su plátano y su Coca Quina”, grafica José Tedesqui, gerente administrativo de La Cascada SA.
Pero la industria de las gaseoas no sólo ha logrado diversificar sus productos, sino sobre todo los precios. El abanico de ofertas en el mercado va desde un boliviano hasta 7,5. Los tamaños también son diversos, desde las llamadas minis de 350 centímetros cúbicos (cc) hasta los 2.500 cc. Ni qué decir de los sabores, que pueden ser frutales —piña, mandarina, manzana, pomelo, etcétera— o simplemente las populares colas.
Actualmente sólo la Asociación de Bebidas Gaseosas de La Paz acoge a 14 embotelladoras, que pueden clasificarse en tres grupos de acuerdo a los precios de sus productos, según coinciden Óscar Vilela y Renato Pucci, presidente y gerente general de la Asociación, respectivamente.
En el primer grupo están empresas como Embol SA —que distribuye productos como Coca-Cola, Fanta, Sprite, Simba y Mineragua, entre otros— y la Corporación Boliviana de Bebidas SA —con productos como Pepsi Cola, Papaya Salvietti, Seven Up, Oriental y Mirinda. En el segundo grupo están empresas como La Cascada (Coca Quina), Embotelladoras Unidas SRL (Mendocina). En el tercer grupo están América SRL (Maxi), Universal (Universal), Lux (Mindy) e Industrias Sama SRL (Bady-Andy).
“Además de éstas existen alrededor de otras 16 empresas no afiliadas, de las cuales cuatro o cinco son ilegales (ver nota de apoyo)”, afirma Vilela. “Hay mucha competencia desleal, sólo en El Alto existen entre 10 y 12 embotelladoras que no tienen registro sanitario”, lamenta Guido Ramírez, gerente administrativo de la embotelladora Guivers (Soda Premium).
Como fuere, con todos sus sabores, precios y tamaños, las gaseosas se han convertido en parte de la canasta familiar boliviana.
Entre ilegales y doble registro
Dos son, entre otros, los problemas por los que hoy atraviesa la industria de las bebidas gaseosas. Por un lado, la competencia desleal, a través de empresas que no cumplen con los requisitos legales, como el registro sanitario. Y por otro, inconvenientes precisamente con el pago de dicho registro.
En el primer caso, la Asociación de Bebidas Gaseosas de La Paz calcula que existen entre cuatro y cinco empresas en la región —algunos aseguran que son hasta 10— que no cumplen con los requisitos legales y evaden una carga tributaria de algo más de un boliviano por cada botella de dos litros, sin olvidar que al no tramitar su registro sanitario no aseguran la calidad de su producto.
“Lo que pasa es que en el caso del Impuesto al Consumo Específico (ICE) nos toman como agentes recaudadores, aunque al final es la industria la que debe cargar con este impuesto”, dice Óscar Vilela, presidente de la Asociación.
En el segundo caso, lo que se produce, denuncia Vilela, es un cobro doble por la obtención del registro sanitario por parte del Ministerio de Salud y el Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria.
Las grandes franquicias internacionales
Abdel Padilla
“Aquí puede faltar pan pero no soda”. Si no lo habría dicho de la manera severa como sonó, cualquiera diría que doña Lidia ironizaba.
Pero no. Ella habla en serio al momento de defender la venta de sus gaseosas o sodas —como las llama—, que expone en las vitrinas de una de las últimas tiendas de barrio de la calle final Portocarrero, en Villa Copacabana. De hecho es una de las 75 mil dueñas o dueños de estos negocios en el país que han confiando por lo menos la mitad de sus ganancias al comercio de este tipo de productos.
Es al fin una de las miles de personas que conforman la cadena de esta industria que relaciona a empresarios, fabriles, distribuidores, comerciantes y, desde luego, consumidores.
Y es que si el negocio respira de sobra es porque hay demanda, al grado que se estima que cada boliviano consume en promedio anualmente algo más de 60 litros, que representa cerca del doble de consumo per cápita de leche, que llega según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) hasta 38 litros, aunque es menor en el área rural, donde apenas se beben en promedio entre ocho y 10 litros.
“Sin duda existe una fuerte demanda, debido, entre otros, a la liquidez de los consumidores, lo que las empresas de bebidas gaseosas han sabido aprovechar diversificando sus productos”, dice Eduardo Peinado, ejecutivo de Embol SA, que entre otros distribuye marcas como Coca-Cola o Fanta.
Según Guido Ochoa, ejecutivo de la Corporación Boliviana de Bebidas SA (Pepsi), “en las ciudades del eje troncal el consumo de bebidas gaseosas está en el orden del 75 por ciento y el crecimiento anual de la industria en cerca del 8 por ciento en los últimos años, lo que depende del comportamiento de la economía del país”.
“Hay gente cuyo almuerzo es su pan, su plátano y su Coca Quina”, grafica José Tedesqui, gerente administrativo de La Cascada SA.
Pero la industria de las gaseoas no sólo ha logrado diversificar sus productos, sino sobre todo los precios. El abanico de ofertas en el mercado va desde un boliviano hasta 7,5. Los tamaños también son diversos, desde las llamadas minis de 350 centímetros cúbicos (cc) hasta los 2.500 cc. Ni qué decir de los sabores, que pueden ser frutales —piña, mandarina, manzana, pomelo, etcétera— o simplemente las populares colas.
Actualmente sólo la Asociación de Bebidas Gaseosas de La Paz acoge a 14 embotelladoras, que pueden clasificarse en tres grupos de acuerdo a los precios de sus productos, según coinciden Óscar Vilela y Renato Pucci, presidente y gerente general de la Asociación, respectivamente.
En el primer grupo están empresas como Embol SA —que distribuye productos como Coca-Cola, Fanta, Sprite, Simba y Mineragua, entre otros— y la Corporación Boliviana de Bebidas SA —con productos como Pepsi Cola, Papaya Salvietti, Seven Up, Oriental y Mirinda. En el segundo grupo están empresas como La Cascada (Coca Quina), Embotelladoras Unidas SRL (Mendocina). En el tercer grupo están América SRL (Maxi), Universal (Universal), Lux (Mindy) e Industrias Sama SRL (Bady-Andy).
“Además de éstas existen alrededor de otras 16 empresas no afiliadas, de las cuales cuatro o cinco son ilegales (ver nota de apoyo)”, afirma Vilela. “Hay mucha competencia desleal, sólo en El Alto existen entre 10 y 12 embotelladoras que no tienen registro sanitario”, lamenta Guido Ramírez, gerente administrativo de la embotelladora Guivers (Soda Premium).
Como fuere, con todos sus sabores, precios y tamaños, las gaseosas se han convertido en parte de la canasta familiar boliviana.
Entre ilegales y doble registro
Dos son, entre otros, los problemas por los que hoy atraviesa la industria de las bebidas gaseosas. Por un lado, la competencia desleal, a través de empresas que no cumplen con los requisitos legales, como el registro sanitario. Y por otro, inconvenientes precisamente con el pago de dicho registro.
En el primer caso, la Asociación de Bebidas Gaseosas de La Paz calcula que existen entre cuatro y cinco empresas en la región —algunos aseguran que son hasta 10— que no cumplen con los requisitos legales y evaden una carga tributaria de algo más de un boliviano por cada botella de dos litros, sin olvidar que al no tramitar su registro sanitario no aseguran la calidad de su producto.
“Lo que pasa es que en el caso del Impuesto al Consumo Específico (ICE) nos toman como agentes recaudadores, aunque al final es la industria la que debe cargar con este impuesto”, dice Óscar Vilela, presidente de la Asociación.
En el segundo caso, lo que se produce, denuncia Vilela, es un cobro doble por la obtención del registro sanitario por parte del Ministerio de Salud y el Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria.
Las grandes franquicias internacionales
Coca-Cola
Tiene 66 años en el país. La primera botella se destapó en 1941. Su portafolio de marcas es Coca-Cola, Coca-Cola Light, Coca-Cola Zero, Fanta Naranja, Fanta Zero, Fanta Mandarina, Sprite, Sprite Zero, Simba, Fresca, Canada Dry, Tai, Vital y Mineragua. Genera 1.200 empleos directos y cuenta con 500 distribuidores. Tiena varios proyectos responsabilidad social en las áreas de educación y medio ambiente, entre otras.
Pepsi Cola
La Corporación Boliviana de Bebidas (CBB SRL) tiene 11 años en la industria nacional de gaseosas. Su portafolio comercial consta, entre otros, de franquicias internacionales como Pepsi, Seven, Mirinda y Pepsi Light; y nacionales como Salvietti, La Cabaña y Oriental. Genera más de 500 empleos directos y mil indirectos. Está en 50 mil puntos de ventas en. Apoya al país a través de proyectos sociales, públicos y privados.
muy buena informacion pero quisiera poder saber si la posicion de las gaseosas hasta la fecha siguen siendo iguales ????
ResponderBorrar12 años después, puedo decir con total seguridad, que no se :(
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