La sangre emprendedora y el talento de diez familias las impulsó a crear micro, pequeñas y medianas empresas de textiles de alpaca y llama, alimentos, maderas y metalmecánica, entre otras; con las que, además de crear puestos de trabajo, se abrieron paso más allá·de las fronteras bolivianas y lograron exportar sus productos.
Entre las unidades productivas que destacan en este listado están varias que se dedican a la producción textil, como Coproca, que elabora tejidos de alpaca y fibra de llama para exportación; Textiles Copacabana, productora de telas y mezclas de fibras; Rey Wear, con textiles de alpaca, también para ventas en el extranjero, y Mitsuba, empresa de finos textiles de algodón.
Sobresalen, asimismo, la empresa Flor de Leche, productora de quesos gurmet; Tortas Dolly, también en alimentos; Fibra Espuma, con productos y muebles para cocina y baños; Carlos Caballero, en el sector de metalmecánica; Muebles Fátima, con productos para exportación, y ACMEA, una asociación de productores de madera.
Estas empresas aplican las técnicas del programa de capacitación Bolivia Competitiva en Comercio y Negocios Fase II (BCCN II), que promociona la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
El factor común de cada uno de estos emprendimientos es que surgieron y se desarrollaron con base en apuestas familiares y, en algunos casos, sin conocer a fondo las características de los mercados de sus productos.
Un estudio realizado por la Universidad Católica Boliviana (UCB), a través de la Unidad de Maestrías para el Desarrollo (MpD), dio a conocer hace un par de semanas las experiencias de estos emprendedores.
El apoyo que recibieron estas diez apuestas empresariales de Bolivia Competitiva puso énfasis en la asistencia técnica dirigida a incrementar la capacidad de producción, mejorar la competitividad y los procesos de comercio de productos.
Este programa buscó alternativas para estas fábricas, tanto en el mercado interno como externo. Una de sus funciones fue brindar una guía a las unidades productivas con diversos mecanismos de acceso al crédito, con lo que se les facilitó financiamiento. Sin embargo, el apoyo de Bolivia Competitiva en Comercio y Negocios está sujeto a algunos requisitos: las empresas deben tener mercados probados, posibilidades de generar empleos permanentes, realizar nuevas inversiones e impulsar actividades que articulen a las micro, pequeñas y medianas empresas.
Además, el programa atiende demandas potenciales de capacitación en las áreas gerencial y operativa, pero igual otorga recursos de contraparte para cubrir un porcentaje de los costos de la asistencia técnica.
Cada una de las diez empresas pasó por una serie de experiencias, algunas difíciles, en su carrera para abrirse mercados y consolidarse. El apoyo de Bolivia Competitiva en Comercio y Negocios les permitió definir metas específicas. En muchos casos, a partir de la capacitación especializada, la unidades productivas cambiaron su estructura organizacional, aplicaron diseños, asimilaron técnicas, como el manejo de inventarios, y ahora se rigen bajo estrictas normas de calidad.
Entre sus desafíos a futuro mediato, estos emprendimientos empresariales apuntan a conseguir la certificación internacional ISO 2000 9001, y tienen perspectivas de apertura de nuevos mercados en el exterior.
En otros casos, por ejemplo en el rubro textil, las empresas aprendieron a tomar acciones de contingencia para afrontar el cierre de mercados, como el de Estados Unidos, ante la suspensión de la Ley de Promoción Comercial Andina y de Erradicación de la Droga (ATPDEA). Otras fábricas apuntan a consolidarse en el mercado interno.
Uno de estos emprendimientos es la Asociación de Carpinteros Microempresarios de El Alto (ACMEA), que nació en 2003, en una reunión de maestros de carpintería que tenían sus propios talleres. Ahora está· formada por seis microempresas asociadas, y la meta de esta organización es abrirse nuevos mercados. Gerpaz, Comar, Fénix, Fernando Desing, Jebema y Willjta Pacha, son las unidades que pertenecen a ACMEA.
El 23 de marzo de 2003, cuando los maestros carpinteros celebraban el día de su profesión, la asociación nació con la sigla ACIM, Asociación de Carpinteros Industriales de Madera, establecidos en una asociación.
Luego cambió de nombre a ACMEA, y a la fecha ya cumplió varias de sus metas con la participación en ferias nacionales y ruedas de negocios. A partir de un diagnóstico, este grupo de microempresas identificó dos problemas que en lo posterior demarcaron sus metas: superar la escasez de materia prima y competir con la tecnología de las grandes industrias.
Tras varios tropiezos por falta de organización y experiencia, los miembros de ACMEA decidieron someterse a una capacitación en el programa de BCCN II, en tendencias del mercado y tecnología, diseño y/o administración, selección, uso y afilado de herramientas, técnica de acabado de inmuebles y óptimo uso de la electricidad.
Fibra Espuma, para el hogar
La sangre emprendedora y el talento de diez familias las impulsó a crear micro, pequeñas y medianas empresas de textiles de alpaca y llama, alimentos, maderas y metalmecánica, entre otras; con las que, además de crear puestos de trabajo, se abrieron paso más allá·de las fronteras bolivianas y lograron exportar sus productos.
Entre las unidades productivas que destacan en este listado están varias que se dedican a la producción textil, como Coproca, que elabora tejidos de alpaca y fibra de llama para exportación; Textiles Copacabana, productora de telas y mezclas de fibras; Rey Wear, con textiles de alpaca, también para ventas en el extranjero, y Mitsuba, empresa de finos textiles de algodón.
Sobresalen, asimismo, la empresa Flor de Leche, productora de quesos gurmet; Tortas Dolly, también en alimentos; Fibra Espuma, con productos y muebles para cocina y baños; Carlos Caballero, en el sector de metalmecánica; Muebles Fátima, con productos para exportación, y ACMEA, una asociación de productores de madera.
Estas empresas aplican las técnicas del programa de capacitación Bolivia Competitiva en Comercio y Negocios Fase II (BCCN II), que promociona la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
El factor común de cada uno de estos emprendimientos es que surgieron y se desarrollaron con base en apuestas familiares y, en algunos casos, sin conocer a fondo las características de los mercados de sus productos.
Un estudio realizado por la Universidad Católica Boliviana (UCB), a través de la Unidad de Maestrías para el Desarrollo (MpD), dio a conocer hace un par de semanas las experiencias de estos emprendedores.
El apoyo que recibieron estas diez apuestas empresariales de Bolivia Competitiva puso énfasis en la asistencia técnica dirigida a incrementar la capacidad de producción, mejorar la competitividad y los procesos de comercio de productos.
Este programa buscó alternativas para estas fábricas, tanto en el mercado interno como externo. Una de sus funciones fue brindar una guía a las unidades productivas con diversos mecanismos de acceso al crédito, con lo que se les facilitó financiamiento. Sin embargo, el apoyo de Bolivia Competitiva en Comercio y Negocios está sujeto a algunos requisitos: las empresas deben tener mercados probados, posibilidades de generar empleos permanentes, realizar nuevas inversiones e impulsar actividades que articulen a las micro, pequeñas y medianas empresas.
Además, el programa atiende demandas potenciales de capacitación en las áreas gerencial y operativa, pero igual otorga recursos de contraparte para cubrir un porcentaje de los costos de la asistencia técnica.
Cada una de las diez empresas pasó por una serie de experiencias, algunas difíciles, en su carrera para abrirse mercados y consolidarse. El apoyo de Bolivia Competitiva en Comercio y Negocios les permitió definir metas específicas. En muchos casos, a partir de la capacitación especializada, la unidades productivas cambiaron su estructura organizacional, aplicaron diseños, asimilaron técnicas, como el manejo de inventarios, y ahora se rigen bajo estrictas normas de calidad.
Entre sus desafíos a futuro mediato, estos emprendimientos empresariales apuntan a conseguir la certificación internacional ISO 2000 9001, y tienen perspectivas de apertura de nuevos mercados en el exterior.
En otros casos, por ejemplo en el rubro textil, las empresas aprendieron a tomar acciones de contingencia para afrontar el cierre de mercados, como el de Estados Unidos, ante la suspensión de la Ley de Promoción Comercial Andina y de Erradicación de la Droga (ATPDEA). Otras fábricas apuntan a consolidarse en el mercado interno.
Uno de estos emprendimientos es la Asociación de Carpinteros Microempresarios de El Alto (ACMEA), que nació en 2003, en una reunión de maestros de carpintería que tenían sus propios talleres. Ahora está· formada por seis microempresas asociadas, y la meta de esta organización es abrirse nuevos mercados. Gerpaz, Comar, Fénix, Fernando Desing, Jebema y Willjta Pacha, son las unidades que pertenecen a ACMEA.
El 23 de marzo de 2003, cuando los maestros carpinteros celebraban el día de su profesión, la asociación nació con la sigla ACIM, Asociación de Carpinteros Industriales de Madera, establecidos en una asociación.
Luego cambió de nombre a ACMEA, y a la fecha ya cumplió varias de sus metas con la participación en ferias nacionales y ruedas de negocios. A partir de un diagnóstico, este grupo de microempresas identificó dos problemas que en lo posterior demarcaron sus metas: superar la escasez de materia prima y competir con la tecnología de las grandes industrias.
Tras varios tropiezos por falta de organización y experiencia, los miembros de ACMEA decidieron someterse a una capacitación en el programa de BCCN II, en tendencias del mercado y tecnología, diseño y/o administración, selección, uso y afilado de herramientas, técnica de acabado de inmuebles y óptimo uso de la electricidad.La dedicación, el aprendizaje y la innovación marcan la historia de Fibra Espuma, una empresa que produce artículos y muebles de baño y cocina a partir de la fibra de vidrio como materia prima.
Su propietaria, Lotty Jaldín, fusionó su talento como decoradora de interiores con la creatividad de su marido, Juan Carlos Gómez, en la técnica del manejo de la fibra de vidrio, diseño y elaboración de productos basados en este insumo.
Con el apoyo de Bolivia Competitiva, Fibra Espuma logró reforzar su actividad con productos diversificados y de buena calidad, a través de redes de distribución, lo que le permitió transformarse de un taller artesanal a una pequeña fábrica.
En un principio, este emprendimiento fabricaba tres muebles por día, ahora su producción alcanza a 30 muebles. Comenzó con tres empleados, pero ahora ya contrató a 16 trabajadores, y el punto más alto en el rubro fue en 2007, cuando tuvo 26 dependientes.
La fibra de vidrio, según la empresa, tiene la propiedad de ser un buen aislamiento térmico y soporta altas temperaturas.
Muebles Fátima llega a EEUU
Jaime Pommier, ingeniero en maderas, fundó Muebles Fátima en 1966 con la premisa de brindar una atención personalizada a sus clientes y ofrecer un producto de primera calidad con un delicado tratamiento de la madera.
Fue uno de los pioneros en Santa Cruz y en Bolivia en la técnica de secado de madera. Sus hijos Gabriela (ingeniera comercial) y Jaime (profesional en finanzas) remozaron a Muebles Fátima con la aplicación de enfoques comerciales y cambios en los procesos de fabricación. En 2005, el requerimiento de una importante cantidad de muebles para su exportación a Estados Unidos obligó a varias empresas cruceñas a unirse para cubrir la demanda. Para ello se solicitó la asistencia técnica de Bolivia Competitiva.
Muebles Fátima mejoró los niveles de productividad y rendimiento de sus trabajadores, aplicó el diseño de plantillaje industrial y desarrolló técnicas de administración y producción. La empresa creó 341 puestos de trabajo a partir octubre de 2005 a la fecha y por ventas logró la ganancia neta de 105.630 dólares desde ese año.
Tortas Dolly llega al paladar de los cruceños
Dolly Gómez es una empresaria dedicada a la repostería y es propietaria de Tortas Dolly, que funciona en la ciudad de Santa Cruz desde 1988.
En los años 90, el negocio familiar logró adquirir su primer horno industrial y capta clientes para la celebración de cumpleaños y matrimonios. Hasta entonces los pedidos debían hacerse tocando el timbre de la casa, cuyos integrantes atendían en un mesón y tomando nota en un cuaderno.
En la actualidad tiene instaladas varias tiendas zonificadas en los cuatro puntos cardinales de Santa Cruz. En 2004 asumió la gerencia de la empresa un profesional en administración de negocios, Alejandro López, quien consolidó la transición de un negocio familiar a una empresa.
Entre las unidades productivas que destacan en este listado están varias que se dedican a la producción textil, como Coproca, que elabora tejidos de alpaca y fibra de llama para exportación; Textiles Copacabana, productora de telas y mezclas de fibras; Rey Wear, con textiles de alpaca, también para ventas en el extranjero, y Mitsuba, empresa de finos textiles de algodón.
Sobresalen, asimismo, la empresa Flor de Leche, productora de quesos gurmet; Tortas Dolly, también en alimentos; Fibra Espuma, con productos y muebles para cocina y baños; Carlos Caballero, en el sector de metalmecánica; Muebles Fátima, con productos para exportación, y ACMEA, una asociación de productores de madera.
Estas empresas aplican las técnicas del programa de capacitación Bolivia Competitiva en Comercio y Negocios Fase II (BCCN II), que promociona la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
El factor común de cada uno de estos emprendimientos es que surgieron y se desarrollaron con base en apuestas familiares y, en algunos casos, sin conocer a fondo las características de los mercados de sus productos.
Un estudio realizado por la Universidad Católica Boliviana (UCB), a través de la Unidad de Maestrías para el Desarrollo (MpD), dio a conocer hace un par de semanas las experiencias de estos emprendedores.
El apoyo que recibieron estas diez apuestas empresariales de Bolivia Competitiva puso énfasis en la asistencia técnica dirigida a incrementar la capacidad de producción, mejorar la competitividad y los procesos de comercio de productos.
Este programa buscó alternativas para estas fábricas, tanto en el mercado interno como externo. Una de sus funciones fue brindar una guía a las unidades productivas con diversos mecanismos de acceso al crédito, con lo que se les facilitó financiamiento. Sin embargo, el apoyo de Bolivia Competitiva en Comercio y Negocios está sujeto a algunos requisitos: las empresas deben tener mercados probados, posibilidades de generar empleos permanentes, realizar nuevas inversiones e impulsar actividades que articulen a las micro, pequeñas y medianas empresas.
Además, el programa atiende demandas potenciales de capacitación en las áreas gerencial y operativa, pero igual otorga recursos de contraparte para cubrir un porcentaje de los costos de la asistencia técnica.
Cada una de las diez empresas pasó por una serie de experiencias, algunas difíciles, en su carrera para abrirse mercados y consolidarse. El apoyo de Bolivia Competitiva en Comercio y Negocios les permitió definir metas específicas. En muchos casos, a partir de la capacitación especializada, la unidades productivas cambiaron su estructura organizacional, aplicaron diseños, asimilaron técnicas, como el manejo de inventarios, y ahora se rigen bajo estrictas normas de calidad.
Entre sus desafíos a futuro mediato, estos emprendimientos empresariales apuntan a conseguir la certificación internacional ISO 2000 9001, y tienen perspectivas de apertura de nuevos mercados en el exterior.
En otros casos, por ejemplo en el rubro textil, las empresas aprendieron a tomar acciones de contingencia para afrontar el cierre de mercados, como el de Estados Unidos, ante la suspensión de la Ley de Promoción Comercial Andina y de Erradicación de la Droga (ATPDEA). Otras fábricas apuntan a consolidarse en el mercado interno.
Uno de estos emprendimientos es la Asociación de Carpinteros Microempresarios de El Alto (ACMEA), que nació en 2003, en una reunión de maestros de carpintería que tenían sus propios talleres. Ahora está· formada por seis microempresas asociadas, y la meta de esta organización es abrirse nuevos mercados. Gerpaz, Comar, Fénix, Fernando Desing, Jebema y Willjta Pacha, son las unidades que pertenecen a ACMEA.
El 23 de marzo de 2003, cuando los maestros carpinteros celebraban el día de su profesión, la asociación nació con la sigla ACIM, Asociación de Carpinteros Industriales de Madera, establecidos en una asociación.
Luego cambió de nombre a ACMEA, y a la fecha ya cumplió varias de sus metas con la participación en ferias nacionales y ruedas de negocios. A partir de un diagnóstico, este grupo de microempresas identificó dos problemas que en lo posterior demarcaron sus metas: superar la escasez de materia prima y competir con la tecnología de las grandes industrias.
Tras varios tropiezos por falta de organización y experiencia, los miembros de ACMEA decidieron someterse a una capacitación en el programa de BCCN II, en tendencias del mercado y tecnología, diseño y/o administración, selección, uso y afilado de herramientas, técnica de acabado de inmuebles y óptimo uso de la electricidad.
Fibra Espuma, para el hogar
La sangre emprendedora y el talento de diez familias las impulsó a crear micro, pequeñas y medianas empresas de textiles de alpaca y llama, alimentos, maderas y metalmecánica, entre otras; con las que, además de crear puestos de trabajo, se abrieron paso más allá·de las fronteras bolivianas y lograron exportar sus productos.
Entre las unidades productivas que destacan en este listado están varias que se dedican a la producción textil, como Coproca, que elabora tejidos de alpaca y fibra de llama para exportación; Textiles Copacabana, productora de telas y mezclas de fibras; Rey Wear, con textiles de alpaca, también para ventas en el extranjero, y Mitsuba, empresa de finos textiles de algodón.
Sobresalen, asimismo, la empresa Flor de Leche, productora de quesos gurmet; Tortas Dolly, también en alimentos; Fibra Espuma, con productos y muebles para cocina y baños; Carlos Caballero, en el sector de metalmecánica; Muebles Fátima, con productos para exportación, y ACMEA, una asociación de productores de madera.
Estas empresas aplican las técnicas del programa de capacitación Bolivia Competitiva en Comercio y Negocios Fase II (BCCN II), que promociona la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
El factor común de cada uno de estos emprendimientos es que surgieron y se desarrollaron con base en apuestas familiares y, en algunos casos, sin conocer a fondo las características de los mercados de sus productos.
Un estudio realizado por la Universidad Católica Boliviana (UCB), a través de la Unidad de Maestrías para el Desarrollo (MpD), dio a conocer hace un par de semanas las experiencias de estos emprendedores.
El apoyo que recibieron estas diez apuestas empresariales de Bolivia Competitiva puso énfasis en la asistencia técnica dirigida a incrementar la capacidad de producción, mejorar la competitividad y los procesos de comercio de productos.
Este programa buscó alternativas para estas fábricas, tanto en el mercado interno como externo. Una de sus funciones fue brindar una guía a las unidades productivas con diversos mecanismos de acceso al crédito, con lo que se les facilitó financiamiento. Sin embargo, el apoyo de Bolivia Competitiva en Comercio y Negocios está sujeto a algunos requisitos: las empresas deben tener mercados probados, posibilidades de generar empleos permanentes, realizar nuevas inversiones e impulsar actividades que articulen a las micro, pequeñas y medianas empresas.
Además, el programa atiende demandas potenciales de capacitación en las áreas gerencial y operativa, pero igual otorga recursos de contraparte para cubrir un porcentaje de los costos de la asistencia técnica.
Cada una de las diez empresas pasó por una serie de experiencias, algunas difíciles, en su carrera para abrirse mercados y consolidarse. El apoyo de Bolivia Competitiva en Comercio y Negocios les permitió definir metas específicas. En muchos casos, a partir de la capacitación especializada, la unidades productivas cambiaron su estructura organizacional, aplicaron diseños, asimilaron técnicas, como el manejo de inventarios, y ahora se rigen bajo estrictas normas de calidad.
Entre sus desafíos a futuro mediato, estos emprendimientos empresariales apuntan a conseguir la certificación internacional ISO 2000 9001, y tienen perspectivas de apertura de nuevos mercados en el exterior.
En otros casos, por ejemplo en el rubro textil, las empresas aprendieron a tomar acciones de contingencia para afrontar el cierre de mercados, como el de Estados Unidos, ante la suspensión de la Ley de Promoción Comercial Andina y de Erradicación de la Droga (ATPDEA). Otras fábricas apuntan a consolidarse en el mercado interno.
Uno de estos emprendimientos es la Asociación de Carpinteros Microempresarios de El Alto (ACMEA), que nació en 2003, en una reunión de maestros de carpintería que tenían sus propios talleres. Ahora está· formada por seis microempresas asociadas, y la meta de esta organización es abrirse nuevos mercados. Gerpaz, Comar, Fénix, Fernando Desing, Jebema y Willjta Pacha, son las unidades que pertenecen a ACMEA.
El 23 de marzo de 2003, cuando los maestros carpinteros celebraban el día de su profesión, la asociación nació con la sigla ACIM, Asociación de Carpinteros Industriales de Madera, establecidos en una asociación.
Luego cambió de nombre a ACMEA, y a la fecha ya cumplió varias de sus metas con la participación en ferias nacionales y ruedas de negocios. A partir de un diagnóstico, este grupo de microempresas identificó dos problemas que en lo posterior demarcaron sus metas: superar la escasez de materia prima y competir con la tecnología de las grandes industrias.
Tras varios tropiezos por falta de organización y experiencia, los miembros de ACMEA decidieron someterse a una capacitación en el programa de BCCN II, en tendencias del mercado y tecnología, diseño y/o administración, selección, uso y afilado de herramientas, técnica de acabado de inmuebles y óptimo uso de la electricidad.La dedicación, el aprendizaje y la innovación marcan la historia de Fibra Espuma, una empresa que produce artículos y muebles de baño y cocina a partir de la fibra de vidrio como materia prima.
Su propietaria, Lotty Jaldín, fusionó su talento como decoradora de interiores con la creatividad de su marido, Juan Carlos Gómez, en la técnica del manejo de la fibra de vidrio, diseño y elaboración de productos basados en este insumo.
Con el apoyo de Bolivia Competitiva, Fibra Espuma logró reforzar su actividad con productos diversificados y de buena calidad, a través de redes de distribución, lo que le permitió transformarse de un taller artesanal a una pequeña fábrica.
En un principio, este emprendimiento fabricaba tres muebles por día, ahora su producción alcanza a 30 muebles. Comenzó con tres empleados, pero ahora ya contrató a 16 trabajadores, y el punto más alto en el rubro fue en 2007, cuando tuvo 26 dependientes.
La fibra de vidrio, según la empresa, tiene la propiedad de ser un buen aislamiento térmico y soporta altas temperaturas.
Muebles Fátima llega a EEUU
Jaime Pommier, ingeniero en maderas, fundó Muebles Fátima en 1966 con la premisa de brindar una atención personalizada a sus clientes y ofrecer un producto de primera calidad con un delicado tratamiento de la madera.
Fue uno de los pioneros en Santa Cruz y en Bolivia en la técnica de secado de madera. Sus hijos Gabriela (ingeniera comercial) y Jaime (profesional en finanzas) remozaron a Muebles Fátima con la aplicación de enfoques comerciales y cambios en los procesos de fabricación. En 2005, el requerimiento de una importante cantidad de muebles para su exportación a Estados Unidos obligó a varias empresas cruceñas a unirse para cubrir la demanda. Para ello se solicitó la asistencia técnica de Bolivia Competitiva.
Muebles Fátima mejoró los niveles de productividad y rendimiento de sus trabajadores, aplicó el diseño de plantillaje industrial y desarrolló técnicas de administración y producción. La empresa creó 341 puestos de trabajo a partir octubre de 2005 a la fecha y por ventas logró la ganancia neta de 105.630 dólares desde ese año.
Tortas Dolly llega al paladar de los cruceños
Dolly Gómez es una empresaria dedicada a la repostería y es propietaria de Tortas Dolly, que funciona en la ciudad de Santa Cruz desde 1988.
En los años 90, el negocio familiar logró adquirir su primer horno industrial y capta clientes para la celebración de cumpleaños y matrimonios. Hasta entonces los pedidos debían hacerse tocando el timbre de la casa, cuyos integrantes atendían en un mesón y tomando nota en un cuaderno.
En la actualidad tiene instaladas varias tiendas zonificadas en los cuatro puntos cardinales de Santa Cruz. En 2004 asumió la gerencia de la empresa un profesional en administración de negocios, Alejandro López, quien consolidó la transición de un negocio familiar a una empresa.
A través del apoyo técnico de Bolivia Competitiva se establecieron normas generales y específicas para la operatividad de la empresa familiar, es así que el personal se capacitó en la importancia de la sanidad e higiene individual y general, bajo un régimen de calidad. Hasta 2008, este emprendimiento logró captar en ventas más de 1,2 millones de dólares y contaba con 54 mujeres y 22 hombres como sus principales empleados.
Flor de Leche
La producción de quesos es el fuerte de Flor de Leche, emprendimiento empresarial formado por la sociedad de Stanislas Gilles, un residente belga, y el agrónomo paceño Froilán Quino.
La empresa se concentra en la elaboración de productos lácteos con orientación ecológica, no utiliza conservantes y resalta principalmente el sabor de la leche de Achocalla, que tiene una textura fuerte y añeja.
El queso de Flor de Leche tiene una textura diferente a la conocida tradicionalmente, pues se lo debe degustar en pequeñas cantidades. Es un producto gurmet dirigido a mercados diversos, de alto poder adquisitivo e ingresos populares.
La empresa genera 100 empleos fijos y está por sacar un recetario para que la gente elabore quesos.
Coproca y la alpaca
La Compañía de Productos de Camélidos (Coproca) nació en 1991, a partir de la unión de 1.200 familias de ganaderos de alpaca que se trazaron la meta de abrirse un mercado para la fibra e hilo de este fino material. Es así que esta iniciativa empresarial llega a tener tres tipos de socios: ganaderos individuales, de camélidos de zonas altas y personas particulares.
Actualmente, esta compañía genera ingresos por más de un millón de dólares al año por la venta de hilo y fibra de alpaca. Cuenta además con 17 asociaciones de artesanos, que generan empleo para unas 400 personas.
Textiles Mitsuba
Mitsuba es una microempresa de confecciones creada por Marcos Makada, un joven cruceño de padres japoneses. Su taller empezó con tres operarios y ahora tiene 100 trabajadores.La suspensión de las preferencias arancelarias del ATPDEA representó un duro golpe para Mitsuba.
Sin embargo, Makada no se rinde y busca incursionar de forma agresiva en el mercado interno, aunque no deja de lado la captación de nuevos nichos en el exterior. A partir del apoyo de Bolivia Competitiva, este microempresario logró establecer estrategias para continuar expandiendo los volúmenes de producción.
Rey Wear hace tejidos
Rey Wear es una empresa textil instalada en la ciudad de El Alto y fundada por el colombiano Fernando Rey, y hace 20 años elabora tejidos .
El empresario trabaja con un distribuidor del mercado norteamericano, Garnman Imports, quien le garantiza demanda permanente.
Esta industria comenzó con tejido de alpaca en 1997 y, posteriormente, se concentró de forma exclusiva en el tejido de algodón.
Rey mejoró su producción luego de la adquisición de máquinas para las labores de tejido. Actualmente cuenta con 2.250 tejedores de la ciudad de El Alto.
Textiles Copacabana
Textiles Copacabana está integrada por cinco fábricas de textiles de El Alto. Nació gracias a un proyecto personal de su dueño y gerente, Juan Carlos Pomier, especializado en la producción de telas andinas basadas en fibras.
Hasta 2007, esta unidad productiva invirtió 100.000 dólares y registró ventas por un valor de 140.000 dólares. Tiene 48 empleados directos y genera 400 empleos indirectos. Textiles Copacabana cuenta con aproximadamente 500 diseños propios de aguayo. El emprendimiento de Pomier comenzó en 1996, y desde 1999 puso en marcha un taller industrial de aguayo.
Más datos
Las empresas más destacadas se hallan en el rubro de textiles, madera y metalmecánica
También fueron seleccionados emprendimientos empresariales de lácteos y alimentos.
Algunas iniciativas sufrieron el impacto de la pérdida de las preferencias del ATPDEA.
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