En un periodo de crisis económica mundial, las empresas que se mantienen en los mercados tienen que recurrir a la reducción de sus costos; la elección deberá ser racional y evitar perder empleados que generan valor al producto final. Sin embargo, el Estado también tiene que intervenir inmediatamente con políticas públicas que acompañen, bajo el mismo compromiso, a la actividad empresarial, coincidieron dos analistas consultados por La Razón.
La reducción de costos en este momento es una actividad prioritaria porque la crisis ya está afectando a Bolivia y será en mayor grado en los siguientes meses, señaló el gerente de PriceWaterhouseCoopers SRL, Carlos Zegarra, en un seminario sobre esta temática.
Las empresas, en general, necesitan realizar programas de reducción de costos para poder ser más competitivas en el tiempo.
“En ese sentido, empezaría diciendo qué es lo que no deben hacer las empresas para reducir costos. Vemos que muchos clientes que tiene nuestra firma a nivel local, regional y global aplican reducciones de costos tradicionales; que no tienen objetivos específicos para la competitividad en el largo plazo”, detalló Zegarra.
“La competitividad es un requisito vital para los países y más aún en crisis. En este marco, la reducción de costos puede marcar la diferencia para que una empresa permanezca o salga de un mercado”, enfatizó el gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez.
Estas decisiones empresariales y privadas deben analizar sus costos fijos y variables, considerando la incidencia de cualquier decisión y las posibles o eventuales consecuencias que pueda generar.
“La reducción de costos en la empresa depende de la racionalidad que apliquen, de su productividad o tecnología”, puntualizó.
Que el nivel ejecutivo de una empresa, cuya producción se vende en el mercado interno o externo, diga: vamos a reducir el 10% de nuestros costos generales y cada uno de los gerentes ve la forma de hacerlo. O que ponga como objetivo la reducción del 10% de la planilla de personal y cada área tiene que aportar con ese porcentaje. O que definan usar la papelería de forma más eficiente para gastar menos papel en el fotocopiado. “Esos no son proyectos centrales de gestión y de control de gastos”, aclaró Zegarra.
PriceWaterhouseCoopers desarrolló un modelo de gestión integral de reducción y control de costos en el último trimestre del año pasado, cuando observaron que la crisis financiera global iba a tener alcances mucho más grandes de lo estimado.
“La diferencia con los modelos tradicionales que reducen costos en el corto y mediano plazo es que los mismos vuelven en el tiempo o en mayor magnitud. Nuestro objetivo es reducir costos en forma sostenible, entendiendo las causales del costo. Ese es un elemento importante. El porqué estamos gastando en determinado concepto, no en qué estamos gastando”, detalló Zegarra.
Este modelo se desarrolló y es aplicado en Europa y Estados Unidos. En América Latina empezó a ser utilizado a principios de este año con éxito en Brasil, Chile, Argentina y Colombia, en empresas de los sectores industriales, financiero y de servicios.
Las estrategias específicas en la gestión de reducción de costos corresponden a personal, abastecimiento y tecnología.
“Tradicionalmente reducen el 10% y en forma discrecional se elige al grupo de personas. El problema es que cortan el músculo de la empresa y no sólo la grasa. Eso implica que dañamos el valor de la empresa y en un futuro no podemos operar como lo estábamos haciendo antes con eficiencia porque hemos sacado a las personas que generaban valor”, dijo Zegarra luego de explicar que el rediseño organizacional es importante en reducción de costos.
Mientras las empresas tratan de cuidar el empleo que generan por el valor que representa; el Estado también debe convertirse en un facilitador de la actividad empresarial en tiempos de crisis, manifestó Rodríguez.
Una medida necesaria está en bajar los costos de acceso al crédito, con tasas preferenciales, créditos blandos, a largo plazo y varios años de gracia. Otras alternativas, que adoptan países vecinos, se refieren a la devolución inmediata de los impuestos de los exportadores o no cobrar el IVA, porque requieren recursos para continuar trabajando; también la revisión de costos de acceso a gas y energía.
“Hay que encontrar fórmulas que ayuden. Por ejemplo, en Chile, el Estado se hará cargo de una parte del pago de salarios de las empresas en este tiempo”, señaló.
IBCE: cifras muestran dramática caída
La caída de las exportaciones se acelera: habiendo sido del 29% hasta abril, subió al 29,5% hasta mayo pasado.
La caída de las exportaciones es cinco veces más que la caída de las importaciones. Las exportaciones “traen” dólares al país; con las importaciones los dólares “se van” de la economía.
El 59% de la caída de las exportaciones se explica por la baja en “Combustibles y lubricantes” (485 millones de dólares).
Los “Suministros Industriales” (minerales entre ellos) explican otro 35% de la caída de las exportaciones (287 millones de dólares).
El sector tradicional (hidrocarburos y minerales) es responsable del 94% del descenso de las ventas externas del país (772 millones de dólares).
El superávit comercial de 259 millones de dólares, sin el gas se torna en déficit (-603 millones), impactando en los ingresos.
El aporte de las exportaciones a las Reservas Internacionales Netas fue de 922 millones de dólares a mayo del 2008 y cayó a 259 millones este año.
La reducción de costos en este momento es una actividad prioritaria porque la crisis ya está afectando a Bolivia y será en mayor grado en los siguientes meses, señaló el gerente de PriceWaterhouseCoopers SRL, Carlos Zegarra, en un seminario sobre esta temática.
Las empresas, en general, necesitan realizar programas de reducción de costos para poder ser más competitivas en el tiempo.
“En ese sentido, empezaría diciendo qué es lo que no deben hacer las empresas para reducir costos. Vemos que muchos clientes que tiene nuestra firma a nivel local, regional y global aplican reducciones de costos tradicionales; que no tienen objetivos específicos para la competitividad en el largo plazo”, detalló Zegarra.
“La competitividad es un requisito vital para los países y más aún en crisis. En este marco, la reducción de costos puede marcar la diferencia para que una empresa permanezca o salga de un mercado”, enfatizó el gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez.
Estas decisiones empresariales y privadas deben analizar sus costos fijos y variables, considerando la incidencia de cualquier decisión y las posibles o eventuales consecuencias que pueda generar.
“La reducción de costos en la empresa depende de la racionalidad que apliquen, de su productividad o tecnología”, puntualizó.
Que el nivel ejecutivo de una empresa, cuya producción se vende en el mercado interno o externo, diga: vamos a reducir el 10% de nuestros costos generales y cada uno de los gerentes ve la forma de hacerlo. O que ponga como objetivo la reducción del 10% de la planilla de personal y cada área tiene que aportar con ese porcentaje. O que definan usar la papelería de forma más eficiente para gastar menos papel en el fotocopiado. “Esos no son proyectos centrales de gestión y de control de gastos”, aclaró Zegarra.
PriceWaterhouseCoopers desarrolló un modelo de gestión integral de reducción y control de costos en el último trimestre del año pasado, cuando observaron que la crisis financiera global iba a tener alcances mucho más grandes de lo estimado.
“La diferencia con los modelos tradicionales que reducen costos en el corto y mediano plazo es que los mismos vuelven en el tiempo o en mayor magnitud. Nuestro objetivo es reducir costos en forma sostenible, entendiendo las causales del costo. Ese es un elemento importante. El porqué estamos gastando en determinado concepto, no en qué estamos gastando”, detalló Zegarra.
Este modelo se desarrolló y es aplicado en Europa y Estados Unidos. En América Latina empezó a ser utilizado a principios de este año con éxito en Brasil, Chile, Argentina y Colombia, en empresas de los sectores industriales, financiero y de servicios.
Las estrategias específicas en la gestión de reducción de costos corresponden a personal, abastecimiento y tecnología.
“Tradicionalmente reducen el 10% y en forma discrecional se elige al grupo de personas. El problema es que cortan el músculo de la empresa y no sólo la grasa. Eso implica que dañamos el valor de la empresa y en un futuro no podemos operar como lo estábamos haciendo antes con eficiencia porque hemos sacado a las personas que generaban valor”, dijo Zegarra luego de explicar que el rediseño organizacional es importante en reducción de costos.
Mientras las empresas tratan de cuidar el empleo que generan por el valor que representa; el Estado también debe convertirse en un facilitador de la actividad empresarial en tiempos de crisis, manifestó Rodríguez.
Una medida necesaria está en bajar los costos de acceso al crédito, con tasas preferenciales, créditos blandos, a largo plazo y varios años de gracia. Otras alternativas, que adoptan países vecinos, se refieren a la devolución inmediata de los impuestos de los exportadores o no cobrar el IVA, porque requieren recursos para continuar trabajando; también la revisión de costos de acceso a gas y energía.
“Hay que encontrar fórmulas que ayuden. Por ejemplo, en Chile, el Estado se hará cargo de una parte del pago de salarios de las empresas en este tiempo”, señaló.
IBCE: cifras muestran dramática caída
La caída de las exportaciones se acelera: habiendo sido del 29% hasta abril, subió al 29,5% hasta mayo pasado.
La caída de las exportaciones es cinco veces más que la caída de las importaciones. Las exportaciones “traen” dólares al país; con las importaciones los dólares “se van” de la economía.
El 59% de la caída de las exportaciones se explica por la baja en “Combustibles y lubricantes” (485 millones de dólares).
Los “Suministros Industriales” (minerales entre ellos) explican otro 35% de la caída de las exportaciones (287 millones de dólares).
El sector tradicional (hidrocarburos y minerales) es responsable del 94% del descenso de las ventas externas del país (772 millones de dólares).
El superávit comercial de 259 millones de dólares, sin el gas se torna en déficit (-603 millones), impactando en los ingresos.
El aporte de las exportaciones a las Reservas Internacionales Netas fue de 922 millones de dólares a mayo del 2008 y cayó a 259 millones este año.
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