La incertidumbre y la pérdida de los beneficios de Ley de Promoción Comercial Andina y de Erradicación de las Drogas (ATPDEA), la falta de mercados alternativos y de gestión gubernamental y la política de devaluación del dólar contrajeron la actividad industrial que este año tuvo un crecimiento de sólo 5,7 por ciento.
La tasa de crecimiento del sector es inferior al 6,1 por ciento de expansión que se había alcanzado el año pasado.
El presidente de la Cámara Nacional de Industrias (CNI), Daniel Sánchez, informó que la capacidad instalada en las diferentes fábricas industriales se redujo de 64 a 60 por ciento respecto de 2007.
Por eso menos de un tercio de las industrias asentadas en el país aprovechan el 85 por ciento de todo su potencial productivo.
Pese a todo, la industria contribuyó con el 17 por ciento al Producto Interno Bruto (PIB), es decir con 1.547 millones de dólares, y generó empleos.
Es el caso de la industria de metales, productos y manufacturas de cuero, textiles y prendas de vestir, molinería y labores de panadería.
Mientras que los sectores que tuvieron crecimiento fueron alimentos, bebidas, tabacos, químicos, tejidos de punto, imprentas y editoriales, productos metálicos, alimentos diversos, fabricación de cemento y refinados de petróleo.
Sánchez señaló que la industria manufacturera fue, durante el año que se va, la mayor generadora de empleo permanente con la absorción del 10,9 por ciento de la población ocupada del país.
“Debido a la importancia de la industria en la generación de valor agregado, cabe destacar que la intensidad de uso de fuerza de trabajo es elevada en nuestro sector”.
De acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), los rubros que ocupan a más personal son la agricultura, con 38 por ciento, y el comercio, con 16 por ciento, además de la industria manufacturera, con 10,9 por ciento.
Para los industriales, durante la presente gestión, el Ejecutivo descuidó la actividad económica. “Consideramos que en 2008 el Gobierno se olvidó de dar una solución a nuestros problemas, pues pese al buen momento económico a inicios del presente año, no se observaron políticas de impulso al sector productivo”. Sánchez recordó que, lejos de recibir apoyo, el sector tuvo que afrontar la intervención del Poder Ejecutivo en los mercados de bienes a través del control y fijación de precios, la importación directa de alimentos, la eliminación de aranceles y la creación de empresas estatales de producción y comercialización directa (Emapa).
“Sobre estas últimas, cabe destacar que compiten en condiciones ventajosas frente a la producción privada nacional, con una distorsión de los precios y poniendo en riesgo la estabilidad de las empresas constituidas, así como la prohibición de las exportaciones de productos alimenticios”. Lo más grave, dijo, es que no se aprovechó el contexto internacional para impulsar un mayor crecimiento económico. “Si bien la economía creció a una tasa anual del 6 por ciento, lo que significa un 1,4 por ciento más que la gestión pasada, los esfuerzos de este crecimiento estuvieron concentrados en la iniciativa del sector privado nacional, básicamente por el inicio de la exportación de la empresa minera San Cristóbal y el dinamismo de los sectores de la construcción, hidrocarburos, manufacturero y del comercio”.
El desempeño industrial también se vio perjudicado por la incertidumbre y posterior pérdida del ATPDEA. El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, suspendió desde el 15 de diciembre de este año los beneficios de esta ley para Bolivia y que permitían introducir mercadería libre de aranceles a esa nación, debido a la escasa colaboración en la lucha contra el narcotráfico. Cada año el país exportaba cerca de 400 millones de dólares, principalmente en textiles, joyería, muebles y cueros.
Producto de esa situación, las ventas de joyería decrecieron en 48,6 por ciento; las de muebles de madera, 48 por ciento, y las de manufacturas de cueros, 3,7 por ciento. El mercado venezolano aún no compensa y demanda lo que se comprometió en una rueda de negocios.
Sánchez agregó que la competitividad de las exportaciones sufrió el impacto de la política de devaluación del dólar frente al boliviano impulsada por el Banco Central de Bolivia.
Cainco critica expansión
La Cámara de Industria, Comercio y Servicios (Cainco) aseguró que este año los motores del crecimiento fueron la minería y el proyecto San Cristóbal y que la inflación aumentó los niveles de pobreza en el país.
Según el análisis del Centro Boliviano de Economía (Cebec) de la Cainco, la tasa de crecimiento de 6,5 por ciento se debe a un solo emprendimiento minero.
Además, la inflación, especialmente la de los alimentos, que llegó al 26,1 por ciento, repercutió negativamente en el bolsillo de la población. Eso, dice la entidad, derivó en un crecimiento de la pobreza de 63,2 por ciento a 65,2 por ciento y en un mayor desempleo.
Esta tasa, de acuerdo con las estadísticas oficiales, apenas se situó en 7,50 por ciento. Sin embargo, el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA) informó que llegó a 10,1 por ciento. La Cainco agregó que el superávit de 10 por ciento alcanzado este año fue producto del alza de precios de los hidrocarburos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario