Si bien las exportaciones le sonríen al país, pues en 2013 superaron los $us 12.000 millones, las compras al exterior crecen de forma acelerada
El Instituto Nacional de Estadística (INE) acaba de reportar los resultados del comercio exterior boliviano para la gestión 2013, confirmando en términos generales el buen desempeño que ha tenido el país en su intercambio con el mundo.
Los datos indican que hay un nuevo récord exportador por $us 12.043 millones, pero también hacen notar que las importaciones llegaron a un nuevo pico de $us 9.275 millones.
Si bien el balance parece positivo, no deja de preocupar el hecho de que mientras las ventas externas crecieron apenas un 2% en términos de valor y un 17% en volumen, las importaciones lo hicieron un 12% y 4%, respectivamente, vale decir que, desde el punto de vista de las exportaciones, solo la subida del quantum impidió su caída, mientras que en lo que hace a las compras externas, pese a una menor expansión de su volumen, su valor de importación creció imponentemente.
La consecuencia del mayor crecimiento del valor de las importaciones respecto a la subida de las exportaciones ha tenido impacto en la balanza comercial que -si bien presenta un superávit de $us 2.768 millones- decayó en su desempeño un 9%, significando para el país ingresar $us 753 millones menos que en la gestión 2012. Este negativo impacto debe servir de alerta, de aquí en adelante.
Escenario de las exportaciones
A destacar, el papel de los hidrocarburos, que aportan con $us 6.590 millones, un 55% de las ventas al exterior, gracias a la expansión de su volumen. También se deben preponderar las exportaciones no tradicionales (ENT) que lograron dos nuevos récords: $us 2.415 millones y un portentoso volumen de 3,4 millones de toneladas, siendo el sector oleaginoso la punta de lanza con casi $us 1.300 millones y 2,5 millones de toneladas.
Para preocuparse: a) la ralentización de las ventas externas por la baja de precios internacionales; b) la alta dependencia de un solo recurso natural extractivo no renovable, como el gas; c) la estrepitosa baja de los minerales por cerca de $us 700 millones, pese a exportar un 4% más en volumen; d) las caídas de los sectores maderero y textil, estando en su peor momento en términos de volumen y valor; y, e) la pérdida de mercados -86 en 2013 versus 110 de años antes- destacando, eso sí, el protagonismo adquirido por EEUU, siendo hoy el primer país destinatario, y Colombia el mercado latinoamericano más importante, a parte de Argentina y Brasil.
Crecen las importaciones
Del lado de las compras externas, la gran preocupación tiene que ver con su frenético incremento, dado que la progresión de su expansión ha superado al de las exportaciones en los últimos años. De seguir así el saldo positivo en la balanza comercial no solo seguirá cayendo, sino que en menos de tres años el superávit podría terminar e incluso el balance tornarse deficitario.
Importar no es malo, pero comprar lo que se produce no es correcto. Ítems como “alimentos y bebidas” y “combustibles y lubricantes” con importaciones récord por $us 641 y $us 1.215 millones deberían merecer políticas públicas de sustitución competitiva de importaciones para ahorrar dólares y generar empleo en el país. Igual pasa con los “artículos de consumo”, que suman cerca de $us 1.000 millones. Y si bien los “suministros industriales”, “bienes de capital” y “equipo de transporte” configuran el grueso importado (69%), la gran incógnita es, ¿cómo continuar financiando esas compras cuando las divisas por exportación no alcancen en época de vacas flacas?
Una preocupación adicional
Con su comercio exterior boyante, la economía pasó a ser una de las más integradas al mundo -al tener hoy casi un 70% de coeficiente de apertura, por lo que su sostenibilidad demanda encarar prioridades como una infraestructura y logística adecuadas a fin de manejar una carga creciente que significa ya 10 millones de toneladas en productos tradicionales y no tradicionales con un alto uso del transporte terrestre.
Pero hay algo más: si el comercio exterior ha pasado a ser una pieza clave para de-sarrollar al país: ¿estamos de verdad preparados institucionalmente para enfrentar el reto de su expansión? ¿Se están tomando las mejores decisiones sobre la materia? ¿Conviene seguir administrando cupos para las exportaciones o la lección aprendida durante estos años es que cuando se deja hacer el sector responde mejor?
Finalmente, con semejante dinámica importadora, ¿no podrá producirse también un colapso operacional por los incomprensibles cambios normativos, como hacer cuesta arriba el trabajo a los agentes despachantes de Aduana cuando, en su calidad de auxiliares de la función pública aduanera, deberían merecer más bien la máxima consideración del Estado?
LAS FRASES
“Destacar el papel de los hidrocarburos, que aportan con $us 6.590 millones, un 55% del de las ventas al exterior. También se deben preponderar las exportaciones no tradicionales, que vendieron $us 2.415 millones”
“En los últimos años, la gran preocupación tiene que ver con su frenético incremento (de la importación), actividad que puede desequilibrar la balanza comercial del país”
PERFIL
Ámbito profesional
Llcenciado en Economía por la Uagram con especialidad y maestría en Comercio Internacional. Diplomado en liderazgo por la Universidad Militar Mcal. Bernardino Bilbao Rioja. Gerente del IBCE desde 1996. Asesor de delegaciones gubernamentales en negociaciones internacionales. Destacado como economista de 2002 por el Colegio de Economistas de Santa Cruz. El Concejo Municipal de Santa Cruz de la Sierra lo distinguió con la Medalla al Mérito (2007).
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