En una suerte de prematura reminiscencia de la que fue una cifra récord el pasado año, el presidente de la Cámara Nacional de Industrias, Daniel Sánchez; el experto en comercio exterior y gerente del IBCE, Gary Rodríguez; y el propio ministro de Desarrollo Rural y Agropecuario, Carlos Romero, han adelantado, por separado, que no es “muy probable” —según este último— o “prácticamente imposible” —según los dos primeros— que este 2009 se alcancen o superen los niveles de exportación de la pasada gestión.
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), sólo hasta octubre las exportaciones bolivianas sumaron 5.650 millones de dólares, cifra superior en 1.829 millones de la registrada durante el mismo periodo del 2007, lo que se plasma en un incremento del 47,9 por ciento.
Fue un récord “sin precedentes”, destacó Daniel Sánchez durante el informe anual de evaluación de la Cámara Nacional de Industrias, hecho público el 22 de diciembre.
Según estimaciones del Gobierno, este monto habría superado ya los 6.000 millones de dólares hasta diciembre.
Como fuere, todos coinciden en que nunca antes el país vendió productos con tal nivel de ganancias, lo que para algunos es todo un “orgullo nacional” y para otros un momento de bonanza “desaprovechado”, ya que todo hace pensar que el próximo año no podrá igualarse ni mucho menos superarse este registro por las condiciones adversas. Y en ello también coinciden todos.
Esto se explica si se analizan las causas que permitieron a los exportadores anotar este récord.
A decir de Gary Rodríguez, gerente del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), “este crecimiento se produjo más que por una expansión del volumen de productos, por el incremento de los precios en el mercado internacional, en particular de las materias primas, que en el caso boliviano representan el 70 por ciento del valor de las exportaciones”.
Esto explica, entre otros, que este año Bolivia dejara de “vender a una docena de mercados, además de haber perdido el ATPDEA”, dice por su lado Limberg Menacho, gerente técnico del IBCE.
A ello se suma —añade Rodríguez— que “las ventas a Venezuela, que es el principal mercado alternativo al ATPDEA, se retrasaron”. Aunque, al respecto, esta semana el presidente Evo Morales anunció que el país enviará el primer lote de textiles a este país hasta este 15 de enero.
Rodríguez teme que otros mercados calificados como “alternativos”, como Brasil, Argentina o México, sean “ficticios” por haber optado por devaluar su moneda ante el dólar (ver nota de apoyo).
Según el ministro Romero, una disminución en el valor, aunque no de volumen, de las exportaciones este año es “muy probable” que suceda. “En sectores como la minería y los hidrocarburos, que representan el 70 por ciento de ingresos, hemos tenido un buen momento, pero ahora la tendencia muestra una caída de los precios, lo que no significa que se afecten los volúmenes de exportación sino de los precios de los productos”, afirma.
Romero no descarta, por esta variación de precios, reconsiderar en el futuro el precio del gas que Bolivia exporta.
Por su parte, Daniel Sánchez, presidente de la Cámara Nacional de Industrias, coincide con Rodríguez en que es “imposible” que los niveles alcanzados este año se repitan, “aunque no disminuirán los volúmenes —y en ello ayudarán los mercados alternativos—, pero sí los precios”. Ante ello, “en algún momento el Gobierno tendrá que liberar los dólares y apreciarlos ante el boliviano para que se pueda mejorar los niveles de los precios de exportación”, asegura.
Como conclusión, Rodríguez afirma que si “se logró un récord de exportaciones no fue gracias sino a pesar de las políticas públicas restrictivas... Lo que sucedió es que la economía viajó en piloto automático y las exportaciones crecieron por inercia. Lo que ahora se viene es un desplome de las exportaciones”, sentencia.
No es un problema de mercados
A decir del ministro de Desarrollo Rural y Agropecuario, Carlos Romero, si bien se han perdido algunos mercados, se abrieron otros. Esto porque en materia de exportaciones “no es un problema necesariamente de mercados, sino de bajos niveles de producción, porque los mercados externos requieren cada vez más volúmenes mayores, especialmente agroindustriales”, dice.
Según el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), además del ATPDEA, este año Bolivia dejó de “vender a una docena de mercados en el 2008”, entre ellos Haití (destino de manufacturas de plástico y cuero, y guarniciones de fricción, el 2007); Barbados (aceite de soya en bruto); Libia (carpas); Macao (madera contrachapada) y Eslovaquia.
Romero destaca que ante estas pérdidas —la del ATPDEA en concreto— están en curso otros mercados alternativos, siendo el más cercano el de Venezuela.
Para Daniel Sánchez, presidente de la Cámara de Industrias, estos mercados “ayudarán a mantener el volumen de los productos, pero no incrementarán los ingresos por esas exportaciones”.
El Gobierno no consideró el Decálogo
Propuesta • El IBCE planteó el pasado año al Gobierno un decálogo de recomendaciones para incrementar la inversión, la producción y el empleo. Hoy lamenta que estas sugerencias no fueran tomadas en cuenta.
Agenda productiva • No se la hizo. Desde el 2006 rige la agenda política con acciones ligadas a cálculos político-mediáticos.
A costa de la economía • $us 6.000 millones de exportación y el crecimiento del PIB (6%) son parte del contexto mundial. Se hace política, pero olvidaron la economía.
Contrabando • No hay voluntad política para luchar contra el contrabando, que quita miles de empleos. La ropa usada aún se vende.
Textiles sin mercado • Empresas paralizadas y sin mercado tras suspensión del ATPDEA. Los países de Asia son competidores.
Agroexportaciones • Los negociadores bolivianos en la CAN no abren mercados en Europa. Venezuela prometió “comprar todo”.
Integración • El Gobierno insiste en ser parte del Mercosur, si logra debilitar a la CAN. Arriesga el mercado europeo.
Se caen los precios • Se avizora la recesión mundial. Se estatizó el área de hidrocarburos, pero hay escasez de carburantes.
Inclusión • El Plan Nacional de Desarrollo no aterriza. Poca inversión privada, ineficiencia estatal y pérdida de empleos.
Politización • El servicio exterior se politizó y, ante la ausencia de promotores de negocios, no hay “diplomacia económica”.
Gestión • La desinstitucionalización del aparato público fue total. Falta capacidad de gestión.
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), sólo hasta octubre las exportaciones bolivianas sumaron 5.650 millones de dólares, cifra superior en 1.829 millones de la registrada durante el mismo periodo del 2007, lo que se plasma en un incremento del 47,9 por ciento.
Fue un récord “sin precedentes”, destacó Daniel Sánchez durante el informe anual de evaluación de la Cámara Nacional de Industrias, hecho público el 22 de diciembre.
Según estimaciones del Gobierno, este monto habría superado ya los 6.000 millones de dólares hasta diciembre.
Como fuere, todos coinciden en que nunca antes el país vendió productos con tal nivel de ganancias, lo que para algunos es todo un “orgullo nacional” y para otros un momento de bonanza “desaprovechado”, ya que todo hace pensar que el próximo año no podrá igualarse ni mucho menos superarse este registro por las condiciones adversas. Y en ello también coinciden todos.
Esto se explica si se analizan las causas que permitieron a los exportadores anotar este récord.
A decir de Gary Rodríguez, gerente del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), “este crecimiento se produjo más que por una expansión del volumen de productos, por el incremento de los precios en el mercado internacional, en particular de las materias primas, que en el caso boliviano representan el 70 por ciento del valor de las exportaciones”.
Esto explica, entre otros, que este año Bolivia dejara de “vender a una docena de mercados, además de haber perdido el ATPDEA”, dice por su lado Limberg Menacho, gerente técnico del IBCE.
A ello se suma —añade Rodríguez— que “las ventas a Venezuela, que es el principal mercado alternativo al ATPDEA, se retrasaron”. Aunque, al respecto, esta semana el presidente Evo Morales anunció que el país enviará el primer lote de textiles a este país hasta este 15 de enero.
Rodríguez teme que otros mercados calificados como “alternativos”, como Brasil, Argentina o México, sean “ficticios” por haber optado por devaluar su moneda ante el dólar (ver nota de apoyo).
Según el ministro Romero, una disminución en el valor, aunque no de volumen, de las exportaciones este año es “muy probable” que suceda. “En sectores como la minería y los hidrocarburos, que representan el 70 por ciento de ingresos, hemos tenido un buen momento, pero ahora la tendencia muestra una caída de los precios, lo que no significa que se afecten los volúmenes de exportación sino de los precios de los productos”, afirma.
Romero no descarta, por esta variación de precios, reconsiderar en el futuro el precio del gas que Bolivia exporta.
Por su parte, Daniel Sánchez, presidente de la Cámara Nacional de Industrias, coincide con Rodríguez en que es “imposible” que los niveles alcanzados este año se repitan, “aunque no disminuirán los volúmenes —y en ello ayudarán los mercados alternativos—, pero sí los precios”. Ante ello, “en algún momento el Gobierno tendrá que liberar los dólares y apreciarlos ante el boliviano para que se pueda mejorar los niveles de los precios de exportación”, asegura.
Como conclusión, Rodríguez afirma que si “se logró un récord de exportaciones no fue gracias sino a pesar de las políticas públicas restrictivas... Lo que sucedió es que la economía viajó en piloto automático y las exportaciones crecieron por inercia. Lo que ahora se viene es un desplome de las exportaciones”, sentencia.
No es un problema de mercados
A decir del ministro de Desarrollo Rural y Agropecuario, Carlos Romero, si bien se han perdido algunos mercados, se abrieron otros. Esto porque en materia de exportaciones “no es un problema necesariamente de mercados, sino de bajos niveles de producción, porque los mercados externos requieren cada vez más volúmenes mayores, especialmente agroindustriales”, dice.
Según el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), además del ATPDEA, este año Bolivia dejó de “vender a una docena de mercados en el 2008”, entre ellos Haití (destino de manufacturas de plástico y cuero, y guarniciones de fricción, el 2007); Barbados (aceite de soya en bruto); Libia (carpas); Macao (madera contrachapada) y Eslovaquia.
Romero destaca que ante estas pérdidas —la del ATPDEA en concreto— están en curso otros mercados alternativos, siendo el más cercano el de Venezuela.
Para Daniel Sánchez, presidente de la Cámara de Industrias, estos mercados “ayudarán a mantener el volumen de los productos, pero no incrementarán los ingresos por esas exportaciones”.
El Gobierno no consideró el Decálogo
Propuesta • El IBCE planteó el pasado año al Gobierno un decálogo de recomendaciones para incrementar la inversión, la producción y el empleo. Hoy lamenta que estas sugerencias no fueran tomadas en cuenta.
Agenda productiva • No se la hizo. Desde el 2006 rige la agenda política con acciones ligadas a cálculos político-mediáticos.
A costa de la economía • $us 6.000 millones de exportación y el crecimiento del PIB (6%) son parte del contexto mundial. Se hace política, pero olvidaron la economía.
Contrabando • No hay voluntad política para luchar contra el contrabando, que quita miles de empleos. La ropa usada aún se vende.
Textiles sin mercado • Empresas paralizadas y sin mercado tras suspensión del ATPDEA. Los países de Asia son competidores.
Agroexportaciones • Los negociadores bolivianos en la CAN no abren mercados en Europa. Venezuela prometió “comprar todo”.
Integración • El Gobierno insiste en ser parte del Mercosur, si logra debilitar a la CAN. Arriesga el mercado europeo.
Se caen los precios • Se avizora la recesión mundial. Se estatizó el área de hidrocarburos, pero hay escasez de carburantes.
Inclusión • El Plan Nacional de Desarrollo no aterriza. Poca inversión privada, ineficiencia estatal y pérdida de empleos.
Politización • El servicio exterior se politizó y, ante la ausencia de promotores de negocios, no hay “diplomacia económica”.
Gestión • La desinstitucionalización del aparato público fue total. Falta capacidad de gestión.
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