En dos días más, los silos de soya y plantas de almacenaje del aceite crudo estarán llenos, razón por la que las industrias del sector tendrán que parar el acopio y la producción de aceite, advirtió ayer el gerente general de la Cámara de Exportadores de Santa Cruz (Cadex), Oswaldo Barriga
Los almacenes y galpones de los insumos para la producción de aceite se vienen llenando debido a que el producto no puede salir al mercado externo desde el 19 de marzo, fecha en que por decreto se prohibió la exportación del aceite comestible de soya y girasol, mientras éstos no bajen de precio en el mercado interno.
A la fecha, las empresas aceiteras IOL, IASA, Crisol, Granos, Gravetal y Etasa están siendo perjudicadas en su exportación, excepto SAO, que esta semana suscribió un acuerdo con el Poder Ejecutivo luego que bajó el precio de sus productos.
El gerente comercial de Industrias Oleaginosas SA (IOL), Juan Kudelka, dijo que la empresa producirá “hasta donde dé la capacidad”. Se abstuvo de informar sobre una posible paralización de la producción de las empresas, “para evitar especulaciones”, según explicó.
La prohibición, afirman los empresarios del sector, está provocando millonarias pérdidas. Los principales mercados de destino de los aceites comestibles nacionales son Colombia, Ecuador, Perú, Venezuela, Argentina y Japón, que anualmente compran el producto por un valor de 200 millones de dólares. La capacidad real de almacenaje de todas las empresas aceiteras de Santa Cruz alcanza el millón de toneladas de granos. Pero, sumando las cosechas de las campañas de invierno y de verano, al año rotan dos millones de toneladas cuando existe el flujo de exportación.
Según la Cadex, el 70 por ciento del aceite producido es para la exportación y el resto para el mercado interno. Ahora, con la prohibición (que ya tiene más de un mes), las industrias reprograman sus procesos de producción al mínimo y en la mayoría de los casos frenaron la molienda de granos, lo que está presionando a los agricultores, porque ya no tienen dónde almacenar su soya.
Los almacenes y galpones de los insumos para la producción de aceite se vienen llenando debido a que el producto no puede salir al mercado externo desde el 19 de marzo, fecha en que por decreto se prohibió la exportación del aceite comestible de soya y girasol, mientras éstos no bajen de precio en el mercado interno.
A la fecha, las empresas aceiteras IOL, IASA, Crisol, Granos, Gravetal y Etasa están siendo perjudicadas en su exportación, excepto SAO, que esta semana suscribió un acuerdo con el Poder Ejecutivo luego que bajó el precio de sus productos.
El gerente comercial de Industrias Oleaginosas SA (IOL), Juan Kudelka, dijo que la empresa producirá “hasta donde dé la capacidad”. Se abstuvo de informar sobre una posible paralización de la producción de las empresas, “para evitar especulaciones”, según explicó.
La prohibición, afirman los empresarios del sector, está provocando millonarias pérdidas. Los principales mercados de destino de los aceites comestibles nacionales son Colombia, Ecuador, Perú, Venezuela, Argentina y Japón, que anualmente compran el producto por un valor de 200 millones de dólares. La capacidad real de almacenaje de todas las empresas aceiteras de Santa Cruz alcanza el millón de toneladas de granos. Pero, sumando las cosechas de las campañas de invierno y de verano, al año rotan dos millones de toneladas cuando existe el flujo de exportación.
Según la Cadex, el 70 por ciento del aceite producido es para la exportación y el resto para el mercado interno. Ahora, con la prohibición (que ya tiene más de un mes), las industrias reprograman sus procesos de producción al mínimo y en la mayoría de los casos frenaron la molienda de granos, lo que está presionando a los agricultores, porque ya no tienen dónde almacenar su soya.
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