El Ejecutivo alquilará fábricas privadas para producir aceite estatal, y construirá silos para abaratar los precios y frenar la especulación en los mercados. Estas iniciativas serán puestas en marcha los siguientes días. Los agropecuarios las pusieron en duda y aseguraron que no incidirá en una baja del costo del producto.
El vicepresidente de la República, Álvaro García Linera, declaró a Radio Fides que la fabricación de aceite se efectuará con un volumen de entre 5 mil y 60 mil toneladas de soya que el Estado compra a los productores en forma directa.
Otras fuentes gubernamentales informaron que el valor del producto será inferior a su precio actual en el mercado.
En las últimas semanas, el costo de este insumo, proveniente de Santa Cruz, principalmente, subió de 54 a 60 bolivianos el envase de cinco litros en el mercado. El fin de semana se vendió incluso por encima de los 65 bolivianos en el populoso mercado Rodríguez.
El año pasado, el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) y la Cámara de Industria y Comercio de Santa Cruz (Cainco) informaron que la producción nacional de aceite vegetal llega a 420 mil toneladas métricas (TM), de las cuales 70 mil son destinadas para el consumo nacional y 350 mil para la exportación a los países de la región y a otros continentes. Se estima que el consumo en La Paz llega a aproximadamente un millón de litros cada mes.
Esa medida se suma a la comercialización directa de arroz importado en la actualidad y a la venta de carne beniana en 2007.
Según García Linera, el Gobierno está empeñado en cambiar la actual estructura productiva, que privilegia el mercado externo y no el interno. Con ese fin, se busca que el Estado se encargue de industrializar la soya y convertirla en aceite para llegar con precios racionales al consumidor final.
El gerente de la Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (Emapa), Álvaro Rodríguez, explicó que el alza en el precio de este insumo no se justifica. Explicó que los fabricantes de aceite en el país compran la tonelada de soya al productor en 350 dólares, tomando como referencia el precio de 352 dólares en el puerto de Rosario (Argentina). Sin embargo, precisó que para vender el producto industrializado al mercado interno toman como referencia la cotización internacional de Nueva York, que está en alrededor de 1.800 dólares, cuando debería valorarse en función de los precios en el puerto de Rosario.
El asesor de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), José Luis Baldomar, aseguró que la iniciativa estatal no será competencia para los productores privados y explicó que la elevación del precio de la soya se debe a un problema mundial por la demanda de alimentos.
La Prensa informó en un reportaje de noviembre de 2007 que al menos dos familias y dos multinacionales controlan la producción de aceite en Bolivia. Los Marinkovic, los Cronenbold, el grupo Romero y la corporación norteamericana Archer Daniels Midland (ADM) tienen a su cargo las compañías más importantes del rubro.
Según la Cainco, entre las principales firmas que producen aceite de girasol y de soya están ADM SAO S.A., Etasa e Industrias de Aceite S.A. En cambio, Industrias Oleaginosas (Iol) y Gravetal Bolivia destacan sólo con el segundo tipo.
García Linera destacó las acciones del Gobierno. “Como estamos en un proceso inflacionario, requerimos temporalmente de estos silos para que cuando haya especulación el Estado saque sus alimentos”. El Ministerio de Hacienda aseguró que el 80 por ciento de la economía está controlado por el sector privado.
Sube el precio del almuerzo en tres ciudades del país
A raíz del alza de los precios de la carne, verduras, hortalizas y otros productos, almorzar en los mercados o en las pensiones de barrio rápidamente se transforma en un lujo que afecta el poder de compra del grueso de la población.
En los mercados Abasto, La Ramada y Los Pozos de Santa Cruz el almuerzo subió de 7 y 8 bolivianos a 9 y 10 bolivianos; mientras que en las pensiones de la zona de la ex terminal el precio de esta comida trepó de 9 y 10 bolivianos a 11 y 12 bolivianos.
El fenómeno se repite en La Paz. Por ejemplo, en el populoso mercado Rodríguez las “caseritas” optaron por salir a vender por turnos para tener una mayor cantidad de clientes. Hace 15 días un almuerzo costaba 5 bolivianos, pero ahora vale 6; mientras que en las pensiones el precio de este alimento subió de 6 a 8 bolivianos.
En los mercados de Cochabamba, la sopa se está vendiendo a 5 bolivianos, cuando hace apenas dos semanas costaba 3, mientras que el segundo que valía 5 ahora está en 7. Si el comensal quiere un almuerzo completo debe pagar 8 bolivianos, cuando antes cancelaba 5. A su vez, en las pensiones de los barrios populares de Cochabamba el almuerzo que costaba 5 bolivianos ahora vale 7,50 y 8 bolivianos.
En lo que va del mes, en Santa Cruz de la Sierra, el kilo de tomate subió de 5 a 7 bolivianos, y el queso, de 18 a 22 bolivianos. Mientras que la carne de res de primera se elevó hasta 27 y no volvió a bajar. El kilo de la carne de pollo con menudencia se incrementó de 10,50 a 13 bolivianos, y la sin menudencia, de 12 a 15 bolivianos.
La ministra de Planificación del Desarrollo, Graciela Toro, sostuvo que el alza de los alimentos es un fenómeno mundial y que Bolivia no puede escapar a él. Aseveró que para luchar contra la inflación y la subida de precios se procede a la importación de arroz, maíz, manteca y harina.
Apreciación del real podría subir la inflación
El ministro de Hacienda, Luis Arce, advirtió de que la inflación en el país puede seguir creciendo en la medida en que las naciones vecinas aprecien más sus monedas respecto del dólar. El caso que más podría repercutir en Bolivia es el de la moneda de Brasil, el real.
La autoridad dijo a La Prensa que si esto se consolida en el exterior, la producción nacional de arroz o de carne se dirigirá a esa nación porque su costo tenderá a abaratarse.
Con un dólar bajo y una moneda como el real más fuerte, para Brasil la producción nacional se vuelve barata y conveniente.
Según Arce, “Brasil tiene mayor capacidad de importación y se lo va a llevar todo, y la inflación interna va a subir”.
Para la autoridad, ese fenómeno “tendrá un efecto negativo porque generará una escasez de alimentos en el país”.
Datos del Ministerio de Hacienda revelan que Brasil depreció el dólar en 16,8 por ciento el año pasado y hasta enero de esta gestión lo hizo en 17,1 por ciento.
En Chile, la devaluación del tipo de cambio pasó de 6,4 por ciento en 2007 a 14,7 por ciento en enero. En Colombia fue de 9,9 por ciento a 14,2 por ciento.
Otros países también apreciaron su moneda hasta enero. Paraguay lo hizo en 10,7 por ciento; Perú en 8,2; Uruguay en 13,6, y México en 1,8 por ciento.
Según Arce, si se comparan estas cifras, Bolivia se queda corta en la valorización de su moneda.
En Bolivia, la depreciación del dólar en 2006 fue de 0,6 por ciento, al año siguiente aumentó a 3,7 por ciento y en enero de 2008 llegó a 4,7 por ciento.
El Banco Central de Bolivia (BCB) aceleró la apreciación del boliviano desde la gestión pasada para neutralizar las presiones inflacionarias, pero también como un intento de bolivianizar la economía y privilegiar el uso de la moneda local como medio de pago y depósito.
A principios de 2007 el tipo de cambio era de 8,01 bolivianos por dólar y a la fecha es de 7,59 bolivianos. Los exportadores solicitaron frenar la devaluación de la divisa estadounidense.
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