El negocio de compraventa de madera aserrada que sale de los bosques de Guarayos, primer productor departamental, cambio rotundamente.
Hasta hace unos años los dueños de los 40 aserraderos de ese municipio se sentaban al interior de los negocios de la urbe cruceña, con aire acondicionado, disfrutaban una taza de café y cerraban tratos.
Ahora, deben buscar compradores de carpinterías y empresas en las rotondas de la Villa 1.º de Mayo, del Plan Tres Mil y de los mercados centrales.
El mercado nacional dio un viraje. Sus clientes de siempre de Santa Cruz de la Sierra y de otros departamentos fueron conquistados por productos sustitutos de la madera aserrada importados de Brasil, China y otros de países.
El tema es cuestión de supervivencia porque hace unos días las motosierras dejaron de funcionar en los bosques, dando por terminada la zafra.
El año fue bueno. Se extrajeron 380.000 metros cúbicos y en 2014, 320.000 metros cúbicos. Hasta ahí, todo bien. La pregunta que ahora flota en las oficinas de los aserraderos es ¿A quién venderle la madera?
En la zona, el titular de la Asociación de Madereros de Guarayos (Asmagu), Guillermo Santisteban, remarca con tono de angustia que un segundo factor que asfixia a su sector es que ahora el producto forestal no tiene precio. “Usted va con la plata en la mano y dispone qué precio quiere pagar y el maderero debe aceptar. ¿Cómo sobrevivir así?”, lamenta.
Las cerchas de acero galvanizado, los productos de aglomerado y de plástico han semidestruido todo el aparato productivo forestal.
Para el gerente de la Cámara Forestal de Bolivia (CFB), Jorge Ávila, lo que pasa con los empresarios de la madera de Guarayos se repite en todo el país.
Para graficar la dura situación, precisa que el 2014 se exportaron $us 65 millones y se importaron $us 71 millones. Proyecta que este año las cifras cerrarán en rojo por la crisis de Brasil, que produce a gran escala muebles y aglomerado.
Para Ávila y Santisteban los productos importados tienen una característica que hunde la oferta nacional: son muy baratos, pero de mala calidad
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