La intención de Japón de participar en las negociaciones del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) ha puesto en alerta al sector automotriz y a los políticos estadounidenses, que creen que su industria caerá víctima de la competencia desigual.
Senadores, sindicatos e incluso el propio representante estadounidense en estas negociaciones han mostrado su preocupación con el inesperado paso adelante dado por la potencia industrial nipona la semana pasada para sumarse finalmente al acuerdo. Hasta el momento, este diálogo, que comenzó en noviembre de 2011 y esperaba poder concluirse a finales de este año, cuenta con la participación de EEUU y otros diez países (Perú, México, Chile, Australia, Brunei, Canadá, Malasia, Nueva Zelanda, Singapur y Vietnam).
El representante comercial de EEUU, Demetrios Marantis, se mostró el martes “seriamente preocupado” por la entrada de Japón en el TPP, aunque confió en que Tokio pueda dar pasos para mejorar los desequilibrios que harían que los fabricantes nipones se beneficiaran más de un mercado común que las marcas de Detroit.
Marantis ha reiterado durante esta semana su preocupación por las barreras no arancelarias de Tokio, especialmente en el sector del motor, algo que podría retrasar un ambicioso pacto comercial. Sin embargo, la mexicana Mireya Solís, experta de Brookings Institution en pactos comerciales y Japón, opinó en una entrevista con EFE que “el ingreso de los japoneses es clave para el futuro del TPP y dar la dimensión que se merece el acuerdo”, y además podría empujar a unirse a Corea del Sur.
“La entrada de Japón cambiaría el calendario de las negociaciones y provocará retrasos, pero vale la pena esperar. Además, Japón tiene más disposición que antes para cambiar y no quedar marginado”, explicó Solís.
La entrada de la tercera economía mundial en la negociaciones para la integración económica en Asia-Pacífico añadiría un potente participante en la formación de la zona comercial de mayor crecimiento del mundo con una población de consumidores superior a la de la Unión Europea.
Pero la oposición es férrea. Un grupo de casi medio centenar de legisladores estadounidenses envió la semana pasada una carta al presidente estadounidense, Barack Obama, para advertirle de que un acuerdo comercial que incluya a Japón significará más importaciones niponas y menos empleos en el sector del motor.
A su juicio, “en ningún sector como el automotriz es más evidente la naturaleza cerrada de los mercados japoneses”, con “prácticas (proteccionistas) pulidas durante generaciones”.
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