Han pasado 23 años desde que los esposos Carlos Cahuana y Francisca Domínguez instalaron su pequeño negocio de venta de pollo frito en una de las modestas calles de La Cancha, en los alrededores del populoso mercado La Paz, en la ciudad del valle.
Emigrantes de un centro minero, las preocupaciones de una situación incierta empujaron a la entonces joven pareja empezar a vender en las calles de Cochabamba. Su idea original fue ofrecer carne a la parrilla, pero el primer día doña Francisca cambió de parecer y se decidió por el chicharrón de pollo. Su iniciativa tuvo una excelente aceptación.
Paso a paso, Pollos Panchita comenzó a expandir sus actividades culinarias con la ayuda de un carrito ambulante. Dos años después, con el apoyo de personas que compartían los mismos ideales que ellos, abrieron un snack y hoy son propietarios de una de las cadenas más grandes de pollo de Bolivia. Emprendimiento que proporciona empleo a más de 250 personas.
“Ya no somos dos solamente. Este equipo humano es el resultado de un trabajo tesonero que representa una riqueza para nosotros. Las ganancias de Panchita están distribuidas en cada persona, en cada ladrillo y en cada sucursal que compone esta gran familia”, expresó su propietario Carlos Cahuana.
Después de ganar espacios en Cochabamba, Pollos Panchita se lanzó al mercado paceño la semana pasada, abrió su tercera sucursal con capacidad para 150 personas cómodamente sentadas. Los clientes podrán contar con un servicio ofrecido por las cadenas de comida rápida. Los niños disponen de un área de diversión para niños. Este restaurante se convierte en el duodécimo (12) restaurante de comida rápida de esta empresa.
La gestión responsable de sus recursos, la atención de todos los detalles y la dedicación a los mismos son los aspectos fundamentales del éxito, afirmó Cahuana. “Nos hemos quemado las pestañas en esta empresa, llegando a trabajar hasta 15 horas diarias. Hemos profesionalizado el servicio y hoy tenemos empresas bien constituidas. Puedo decir que en vez de tener un título académico universitario, tengo un título académico de la vida”.
La calidad del servicio de atención al cliente es tomada muy en serio por los ejecutivos de la empresa. El personal de planta y supervisores de todos los restaurantes están obligados a tomar cursos de capacitación en las oficinas de Cochabamba.
“No tenemos anécdotas malas, sólo experiencias que nos fortalecen. Las situaciones difíciles las hemos convertido en crecimiento y aprendizaje”, afirmó Pamela Cahuana, hija de los emprendedores.
El menú
Especialidad • Panchita se caracteriza por ofrecer chicharrones de pollo y, para variar el menú, hamburguesas y lomitos de carne.
Materia prima • La carne de pollo, la papa, el arroz y el plátano son adquiridos de proveedores locales que deben cumplir con las exigencias de calidad, higiene y peso de la empresa .
Ofertas • Una de sus nuevas ofertas es la “llajtita”, una preparación especial criolla de los platos “pique a lo macho” y silpancho.
La capacitación es esencial
El negocio familiar Panchita requiere de toda la atención de sus miembros, aseguró Pamela Cahuana, gerente regional en La Paz.
“Queremos mantener la esencia de Panchita y también mejorar la infraestructura. Pero es esencial contar con empleados que sepan las normas y cómo atender al cliente”, manifestó.
“Estamos pendientes diariamente de la calidad de la materia prima y de los productos, pero el plus es el servicio. La gente necesita un espacio donde se sienta cómoda, a gusto y bien recibida”, enfatizó.
Por ello, además de las normas básicas de limpieza y manipuleo de la comida y los envases, en esta empresa capacitan al nuevo y antiguo personal.
De la parrillada al pollo
Don Carlos, en 1986, le regaló un carrito para preparar comidas y vender en la calle a su esposa Francisca, como muchos emprendedores esperanzados en tener algo de ingresos. Este caso empezó con un poco de suerte y otro de perseverancia.
“Yo quería, estaba decidido a vender churrasco a la parrilla, pero mi esposa prefería el chicharrón de pollo”, recordó el propietario de Pollos Panchita.
“Decidí hacer prevalecer mi posición y salí decidido a comprar la carne para la venta del día. Salí al mercado, pero la diferencia de precio entre la carne de pollo y la carne de res era abismal. Así que con mi vergüenza de esposo tuve que regresar agarrado de dos pollos”, contó Cahuana. Su primera venta fue el 18 de marzo de 1986.
Emigrantes de un centro minero, las preocupaciones de una situación incierta empujaron a la entonces joven pareja empezar a vender en las calles de Cochabamba. Su idea original fue ofrecer carne a la parrilla, pero el primer día doña Francisca cambió de parecer y se decidió por el chicharrón de pollo. Su iniciativa tuvo una excelente aceptación.
Paso a paso, Pollos Panchita comenzó a expandir sus actividades culinarias con la ayuda de un carrito ambulante. Dos años después, con el apoyo de personas que compartían los mismos ideales que ellos, abrieron un snack y hoy son propietarios de una de las cadenas más grandes de pollo de Bolivia. Emprendimiento que proporciona empleo a más de 250 personas.
“Ya no somos dos solamente. Este equipo humano es el resultado de un trabajo tesonero que representa una riqueza para nosotros. Las ganancias de Panchita están distribuidas en cada persona, en cada ladrillo y en cada sucursal que compone esta gran familia”, expresó su propietario Carlos Cahuana.
Después de ganar espacios en Cochabamba, Pollos Panchita se lanzó al mercado paceño la semana pasada, abrió su tercera sucursal con capacidad para 150 personas cómodamente sentadas. Los clientes podrán contar con un servicio ofrecido por las cadenas de comida rápida. Los niños disponen de un área de diversión para niños. Este restaurante se convierte en el duodécimo (12) restaurante de comida rápida de esta empresa.
La gestión responsable de sus recursos, la atención de todos los detalles y la dedicación a los mismos son los aspectos fundamentales del éxito, afirmó Cahuana. “Nos hemos quemado las pestañas en esta empresa, llegando a trabajar hasta 15 horas diarias. Hemos profesionalizado el servicio y hoy tenemos empresas bien constituidas. Puedo decir que en vez de tener un título académico universitario, tengo un título académico de la vida”.
La calidad del servicio de atención al cliente es tomada muy en serio por los ejecutivos de la empresa. El personal de planta y supervisores de todos los restaurantes están obligados a tomar cursos de capacitación en las oficinas de Cochabamba.
“No tenemos anécdotas malas, sólo experiencias que nos fortalecen. Las situaciones difíciles las hemos convertido en crecimiento y aprendizaje”, afirmó Pamela Cahuana, hija de los emprendedores.
El menú
Especialidad • Panchita se caracteriza por ofrecer chicharrones de pollo y, para variar el menú, hamburguesas y lomitos de carne.
Materia prima • La carne de pollo, la papa, el arroz y el plátano son adquiridos de proveedores locales que deben cumplir con las exigencias de calidad, higiene y peso de la empresa .
Ofertas • Una de sus nuevas ofertas es la “llajtita”, una preparación especial criolla de los platos “pique a lo macho” y silpancho.
La capacitación es esencial
El negocio familiar Panchita requiere de toda la atención de sus miembros, aseguró Pamela Cahuana, gerente regional en La Paz.
“Queremos mantener la esencia de Panchita y también mejorar la infraestructura. Pero es esencial contar con empleados que sepan las normas y cómo atender al cliente”, manifestó.
“Estamos pendientes diariamente de la calidad de la materia prima y de los productos, pero el plus es el servicio. La gente necesita un espacio donde se sienta cómoda, a gusto y bien recibida”, enfatizó.
Por ello, además de las normas básicas de limpieza y manipuleo de la comida y los envases, en esta empresa capacitan al nuevo y antiguo personal.
De la parrillada al pollo
Don Carlos, en 1986, le regaló un carrito para preparar comidas y vender en la calle a su esposa Francisca, como muchos emprendedores esperanzados en tener algo de ingresos. Este caso empezó con un poco de suerte y otro de perseverancia.
“Yo quería, estaba decidido a vender churrasco a la parrilla, pero mi esposa prefería el chicharrón de pollo”, recordó el propietario de Pollos Panchita.
“Decidí hacer prevalecer mi posición y salí decidido a comprar la carne para la venta del día. Salí al mercado, pero la diferencia de precio entre la carne de pollo y la carne de res era abismal. Así que con mi vergüenza de esposo tuve que regresar agarrado de dos pollos”, contó Cahuana. Su primera venta fue el 18 de marzo de 1986.
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