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lunes, 8 de mayo de 2017
Productos ancestrales despiertan el optimismo en el norte potosino
Comunarios nortepotosinos ven con optimismo su futuro tras producir y dar valor agregado a productos ancestrales como la oca y las hierbas medicinales, con ayuda de un proyecto de largo aliento que apoya el desarrollo económico en esa región.
Un total de 12 asociaciones productivas y 1.550 familias se benefician así del proyecto “Relaciones público-privadas desarrollando económicamente el norte de Potosí”, financiado por la Unión Europea e implementado por la holandesa ICCO Cooperación Sudamericana y la ONG privada boliviana Programa de Desarrollo Integral Interdisciplinario (Prodii).
Estas familias habitan los municipios de Chayanta, Pocoata y San Pedro de Buena Vista que se encuentran en el norte potosino, una de las regiones con mayor índice de pobreza del país.
Cuando “Relaciones” comenzó a ejecutarse en esa zona —inhóspita, desértica, ventosa, de frías temperaturas y ubicada a unos 3.900 metros sobre el nivel del mar—, una de las primeras cosas que se buscó cambiar fue la “percepción de los mismos nortepotosinos, de ver a ese lugar como una zona de extrema pobreza”, recordó Germán Jarro, coordinador de Proyectos de Prodii.
Esta condición mantenía a muchos de los comunarios acomplejados y en la inactividad, una situación que en el corto o mediano plazo derivaba en la migración y el abandono de sus tierras.
El proyecto comenzó sus actividades en 2002 con un diagnóstico de la producción agrícola de esa región, a través del cual se identificó “en los tres pisos ecológicos (puna, cabecera de valle y valles)” un importante potencial para la producción de oca, maíz y hierbas aromáticas y ancestrales de especies ancestrales.
Potosí es el centro de los tubérculos andinos con más de 1.000 variedades de papa y diversidad de ocas y flora nativa y otros productos, destacó el coordinador.
Este potencial, combinado con capacitación técnica, apoyo en infraestructura y dotación de maquinaria e indumentarias, fue aprovechado para crear hace cinco años Ecomalva, a través de la cual se mejoran las condiciones de vida de 39 productores de oca y derivados de la Asociación de Productores de KawiTorko Pocorasi (Aprokat) y 26 cultivadores y recolectores de hierbas silvestres de la Asociación de Productores de Hierbas y Mates (Aprohima).
La empresa comunitaria tiene dos plantas en Llallagua. La primera, de elaboración de mates, cuenta con depósitos para acopiar las plantas, una molienda, almacén de envases, una moderna máquina que automatiza el embolsado y un espacio para el sellado.
La factoría produce en promedio 280 cajas de infusiones por día y tiene una capacidad para envasar 120 sacos por minuto de cedrón, manzanilla, hinojo, muña y tusawayu. “Con el trabajo que se realiza en la planta los socios mejoran sus ingresos, su calidad de vida, su salud, su educación, su seguridad, y lo más bonito es que disminuimos la migración campo-ciudad”, destacó Edwin Flores, responsable de producción de la microempresa.
El mercado para esta oferta está en las farmacias y otros negocios de Cochabamba. “En La Paz estamos por implementar la distribución con una pequeña empresa”. También “hay pedidos de Santa Cruz y de Sucre”. La demanda “está creciendo”, dijo Abel Jarro, gerente de Ecomalva.
LOGROS. La segunda planta fabrica alimentos con oca y sus derivados. “La harina hecha con el tubérculo deshidratado la transformamos en mazamorra, api, galletas y pan, alimentos innovadores que son ricos en calcio y fósforo y que se entregan al desayuno escolar en (los municipios de) Chayanta, Chuquiuta, Caripuyo, Ocurí”, detalló el ejecutivo.
La factoría cuenta con hornos, fermentadoras y amasadoras industriales que funcionan por las mañanas con todas las normas establecidas por el Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag).
“Ambas plantas son de las asociaciones, pero están transferidas en comodato a Ecomalva”, precisó el gerente. Los socios de ambas agrupaciones reciben al final de cada gestión primas y bonos, aparte de lo que ganan cuando entregan la materia prima. “También mejoran su alimentación y ven, por ejemplo, cómo comprarse plantines de cedrón para ampliar sus parcelas”, afirmó el directivo.
La venta de estos productos a las alcaldías de la región y a otras instituciones del Estado permitió a la empresa ser autosustentable desde el año pasado. “Ahora caminamos solos. Hasta 2014, Prodii cancelaba los sueldos de los empleados (de ambas factorías), hemos reducido eso gradualmente para que Ecomalva asuma” estas obligaciones, informó Jarro.
Otros beneficiados por el proyecto de desarrollo económico local y sostenible es La Palca (Chayanta), una población agrominera que se caracteriza por tener un árido suelo que tiempo atrás evitaba que florezca la esperanza. Sin embargo, hoy los comunarios del lugar cuentan con invernaderos que cambiaron su vida.
Jazmina Choque, agrónoma de ese municipio, detalló que las “47 socias” de la Asociación Integral de Productoras La Palca (Asoiprolpa) cultiva hortalizas como tomates, lechugas, acelgas y pepinos, además de plantines decorativos. “El 80% es comercializado en otras poblaciones y el 20% es consumido por ellas para resguardar su seguridad alimentaria”, dijo Patricia Salinas, técnica del proyecto.
“La asociación ha incrementado sus volúmenes de producción para la comercialización. Están dispuestas a conocer más y aplicar los conocimientos obtenidos para crecer”, subrayó Salinas.
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