Se ha vuelto la estrategia más controvertida de la industria farmacéutica: comprar un viejo y olvidado medicamento y rápidamente incrementar el precio.
Sin embargo, los ejecutivos en dos de los más grandes grupos de medicamentos en Estados Unidos han señalado el fin de la práctica, después de que un ejemplo especialmente notorio causó una reacción en contra de la política y borró miles de millones de dólares de las acciones del sector de la salud.
Cambio de política
Michael Pearson, director ejecutivo de Valeant, ha completado varios tratos de "comprar y aumentar” en años recientes. En febrero, Valeant compró los derechos para dos medicamentos para el corazón que salvarían la vida a pacientes y elevó los precios de la noche a la mañana, uno en 525%, el otro en 212%.
Ahora dice que en el futuro lo pensará dos veces.
"Nuestro apetito por ese tipo de trato ha disminuido significativamente”, dijo Pearson al Financial Times.
El cambio de política surge después de la indignación pública sobre el caso de Martin Shkreli y su compañía Turing Pharmaceuticals, que adquirió los derechos de Daraprim, un medicamento usado con frecuencia para pacientes con cáncer o sida y aumentaron el precio 55 veces, de 13,50 dólares a 750 dólares por píldora.
Las acciones de Shkreli provocaron que Hillary Clinton, la candidata puntera por el partido demócrata, enviara un mensaje por Twitter que de ser electa haría una campaña en contra de la manipulación "escandalosa” de precios.
Su intervención provocó la caída estrepitosa de los precios de las acciones de compañías farmacéuticas y de biotecnología, y han seguido cayendo, en medio de temores que los políticos se están acercando a la regulación de los precios de medicamentos en el mercado de la salud más grande del mundo.
Aproximadamente 130 mil millones de dólares han sido borrados del índice de biotecnología de Nasdaq desde el tuit de Clinton.
Menos tratos escandalosos
Brent Saunders, director ejecutivo del fabricante de Botox, Allergan, también piensa que después de lo sucedido habrá mucho menos tratos de ese tipo.
Dijo que las compañías como la de Shkreli tendrían problemas para recaudar fondos si intentaran adoptar una estrategia similar.
Turing Pharmaceuticals compró los derechos de Daraprim de Impax Laboratories en agosto por 55 millones de dólares -una gran cantidad para un medicamento que ha estado en el mercado desde 1953- y rápidamente elevó el precio para recuperar su inversión.
Pero Sanders dijo que sería menos probable que Impax y otras compañías vendieran medicamentos antiguos después de la reacción popular.
Hay señales de que la práctica ya está decreciendo.
El mes pasado una beneficencia readquirió los derechos de Cycloserine, un medicamento para la tuberculosis que había vendido un mes antes a Rodelis Therapeutics, quien rápidamente subió el precio de 500 dólares por 30 cápsulas a 10.800 dólares.
Control de precios
Ronny Gal, un analista en Bernstein, dijo: "No puedes detener estos tratos de ‘comprar y aumentar’ bajo la ley de EEUU, pero todos se van a ir más despacio. En vez de un aumento de precio de golpe, lo irán haciendo gradualmente”.
Gal predijo que, en el futuro, las compañías que venden medicamentos viejos estipularán que no se pueden elevar los precios más de una cierta cantidad por un periodo determinado.
La práctica de comprar medicamentos viejos, tales como Daraprim, y aumentar el precio se inició en la industria farmacéutica hace cerca de cinco años.
Muchos de esos medicamentos no enfrentan competencia de alternativas genéricas, porque generalmente el número de los pacientes que los consumen es demasiado bajo para generar ganancias produciendo copias genéricas.
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