lunes, 9 de octubre de 2017

Importancia de las alianzas público-privadas



Bolivia es una tierra bendecida con oportunidades: recursos naturales que el mundo quiere comprar y una ubicación privilegiada donde se podrá ver algún día trenes rápidos y modernos transitando a toda velocidad por la vía férrea bioceánica. Este gran potencial ha sido ampliamente reconocido a lo largo de la historia económica del país y mucho más en tiempos recientes pero —como decimos en el Reino Unido— “la clave está en el detalle”. El detalle en este caso está en cómo embarcarse en proyectos muy grandes, costosos y complejos de una forma responsable usando los recursos públicos y asegurando un mayor bienestar para el pueblo boliviano.

Una forma en la que el Reino Unido ha encarado estos desafíos es recurriendo a las asociaciones público-privadas (APP). Las APP son modelos de negocio que se utilizan para grandes proyectos de inversión en los que cualquier riqueza o activo público involucrado será siempre de propiedad del Estado, mientras que las tareas de inversión y operación eficiente son encaradas por la empresa privada, bajo un acuerdo que establece que ambas partes comparten de manera justa los riesgos y beneficios emergentes de la actividad.

Esta motivación por combinar el valor público con la eficiencia privada llevó al Gobierno británico a invertir de manera significativa en las alianzas entre ambos sectores. De hecho, la visión del Reino Unido es que una buena parte de los servicios públicos en el futuro no serán entregados por el Gobierno directamente sino mediante modelos de asociaciones público-privadas, ya sea con mutuales dirigidas por empleados, empresas sociales, de beneficencia o proveedores comerciales, dependiendo de lo que funcione mejor.

Es importante destacar que las APP no significan privatización. Por el contrario, pueden ser de interés para quienes se preocupan por preservar la soberanía de un país. Más aún, son una buena manera de atraer capital privado en caso de que el gobierno estuviera encarando tantos proyectos que se produce una presión excesiva sobre las finanzas públicas.

Un ejemplo ilustrativo de este tipo de asociaciones sería aquel en el cual los privados invierten para construir la infraestructura y operan la misma por un tiempo determinado, bajo estrictos estándares de calidad acordados con el gobierno, generando ingresos que aseguren un retorno justo por su inversión. Por su parte, el sector público cumple su mandato ante la población, genera ahorros fiscales importantes y asegura la propiedad de dicha infraestructura a favor del Estado a la conclusión del contrato de APP.

Por supuesto, nada es fácil. En los primeros días de estas sociedades, el Reino Unido se encontró con que algunos modelos eran ineficientes, inflexibles y carecían de transparencia. Hemos aprendido las lecciones y ahora tenemos una experiencia importante sobre cómo hacer que las APP funcionen bien.

Los nuevos enfoques aseguran que el sector público obtenga una buena relación calidad-precio y que los contribuyentes consigan un acuerdo justo ahora y en el largo plazo. El desempeño financiero de los proyectos se difunde ampliamente para su escrutinio, incluyendo las ganancias de los inversionistas privados, porque la percepción pública es clave. Un proyecto lento y costoso crea tensión y puede tornarse en políticamente tóxico con el tiempo. Aprender estas lecciones de otros puede resultar extremadamente valioso.

Las ventajas de la APP bien lograda pueden superar de lejos a los modelos del sector público. Alianzas correctamente manejadas pueden conducir a una mayor eficiencia, asegurar que los proyectos se concreten en tiempo y presupuesto y crear disciplinas correctas e incentivos para que el sector privado maneje los riesgos de manera efectiva.

El Reino Unido ha recurrido a las asociaciones público-privadas en una variedad de sectores, desde hospitales hasta embajadas. Hemos llevado adelante más de 700 proyectos durante más de 20 años y hemos asesorado a gobiernos de todo el mundo sobre cómo desarrollar sus propios modelos de APP. Los contratos para implementarlas son con frecuencia complejos y toman tiempo para ser negociados, por lo que si se está incursionando en este campo a veces es mejor comenzar con proyectos pequeños.

Me complació saber que el ministro de Obras Públicas, Milton Claros, planteó en la I Reunión Plenaria del Grupo Operativo Bioceánico la creación de una asociación público-privada de inversores para el proyecto del tren bioceánico. El informe del encuentro señala que las APP “se han convertido en una herramienta exitosa común para diseñar, construir, financiar, operar y mantener proyectos de infraestructura pública”, y se acordó trabajar en un modelo de asociación diseñado específicamente para el proyecto.

La idea de un diseño especial es importante. El modelo de las APP es flexible y Bolivia podría adaptarlo de acuerdo con sus necesidades. Ya sea con trenes, minas u hospitales, no puedo menos que alentar al Estado Plurinacional a considerar su propio modelo de asociaciones público-privadas. La experiencia británica está a su disposición.

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