Está a cargo de la AJ en Santa Cruz desde 2012, unidad que atiende lo que sucede en nuestro departamento, en Pando y en Beni. Fue fiscal antinarcóticos y se considera un hombre técnico, aunque la realidad que vive a cargo de la institución responsable de ‘cazar’ a los encargados de las casas de juego clandestinas, lo obligan a buscar un permiso para portar arma y estar bajo el cuidado de un oficial de policía.
¿Cuál es la situación del trabajo en contra de las casas de juego clandestinas?
Estamos llevando un trabajo arduo en este tema. Hemos realizado varios operativos en lo que va de este año, hasta mayo intervenimos 50 de estos centros y hemos decomisado 288 máquinas. A finales de 2014 destruimos más de 1.300 medios de juego. Los controles son una actividad constante.
¿Es peligroso enfrentar estas actividades ilegales?
Sí, pero contamos con el apoyo de la Policía y la Fiscalía.
¿Hacer frente a esta realidad le provocó ser blanco de amenazas?
Sí, sufro amenazas permanentes, pero lo único que resta es cumplir con nuestro trabajo y tener cuidado. También cuidar al personal que tenemos.
¿Contra qué cree que se está enfrentando?
En realidad no sabemos, porque a las personas naturales, físicas, no se las ve. En los lugares donde hemos ingresado encontramos gente que cumple una labor administrativa, pero propiamente a los capos, capos, todavía no hemos hallado. No puedo dar más detalles de esta situación, porque hay dos procesos que están a punto de ingresar a juicio y en estas investigaciones se trata de llegar a la cabeza de estas organizaciones.
¿Estamos hablando de gente boliviana o de personas extranjeras?
La mayoría de los detenidos son bolivianos, pero también hay procesos contra personas extranjeras, pero son muy pocos.
¿Se puede hablar de mafias de casas de juegos clandestinas?
Creo que sería exagerado, mafias, mafias no creo. Lo que hay son grupos de personas que encuentran en este tipo de actividad ilícita una forma fácil de ganar dinero engañando a la gente, es como los que hacen el cuento del tío, porque venden una idea falsa de lo que en realidad sucede y se aprovechan de la buena fe y de la desesperación de las personas.
¿Es sencillo para estas personas abrir este tipo de casas?
Al parecer sí, porque cuando cierro un centro, a las dos semanas se abre otro en un lugar diferente. Las máquinas que se utilizan en estos negocios, no tienen ningún requisito técnico, es como armar una rocola.
¿Ingresar a estas casas de juego es como ir a un centro de engaños?
Exacto. Si puedo darle un consejo a la población es que no se dejen engañar, porque si se dan cuenta los que estamos provocando este problema de las casas de juego clandestinas somos nosotros mismos, porque estamos consintiendo ir a estos lugares y darles esa opción de que abran. La gente que va se expone a riesgos
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