Control policial: El ministro de Obras Públicas anunció el uso de la fuerza pública para evitar la especulación de precios del cemento en el mercado paceño.
Los gritos y reclamos del público que ayer formó filas en las puertas de la agencia distribuidora de la Sociedad Boliviana de Cemento (Soboce) de Villa Fátima pintaron un día más de aguda escasez del producto, mientras el mercado paralelo de ferreterías y almacenes de barrio acentuó una corriente especulativa elevando el precio por bolsa de 50 kilogramos de 50 a 60 bolivianos.
Un funcionario de la distribuidora ensayaba ayer al mediodía su capacidad para reconocer e identificar a los intermediarios que en las últimas semanas acumulan grandes cantidades de cemento para revenderlas a precios mayores. “Vienen de Cochabamba y Santa Cruz para llevarse el producto”, dijo el empleado que supervisaba la entrega de los polvorientos sacos tan reclamados por la construcción que, según los expertos, crece como efecto de una abundancia de dinero en manos del público.
Mientras eso sucedía en las distribuidoras, la ministra de Desarrollo Productivo, Antonia Rodríguez, anunciaba la posibilidad de importar cemento de Chile y Argentina.
Casi a la misma hora, el ministro de Obras Públicas, Wálter Delgadillo, con más ímpetu, anunció un control policial para evitar una cadena especulativa, pero dejó margen para colaborar con los empresarios en la internación de klinker, la materia prima del cemento.
La industria del sector experimentó un incremento de su producción en 10 por ciento, según datos del Instituto Boliviano del Cemento y el Hormigón (IBCH), pero el volumen de 1,3 millones de toneladas producidas por las siete industrias desde enero a julio de 2010 no fue suficiente para responder a una creciente demanda.
En el occidente, Soboce afrontó dificultades en el funcionamiento de los hornos que procesan el klinker, por una baja provisión de gas natural de petróleo, según el director ejecutivo del IBCH, Marcelo Alfaro.
En las oficinas de Soboce, ayer fue un día agitado para el gerente de Planificación, René Sánchez, quien al anochecer anunció la importación de 60.000 toneladas de klinker de Chile, Perú y Corea. El volumen será suficiente para responder a la exigencia del público, dijo algo aliviado tras la decisión.
Soboce es la principal industria y produce casi la mitad de klinker y cemento (48 por ciento) del total nacional, y la falta de gas natural obligó a bajar sus operaciones a 85 por ciento en Viacha.
Por el contrario, en la ciudad de Cochabamba, el gerente de la Cooperativa Boliviana de Cemento (Coboce), José Manuel Ramírez, terminaba su jornada sonriente porque el aumento de las ventas ayudó a su empresa a producir al 100 por ciento de su capacidad.
Y el entusiasmo de Ramírez parece no tener límites porque además de contar con gas natural en abundancia, por la proximidad con los campos petroleros, ya sueña con la inauguración de una nueva fábrica a principios de 2012, con una inversión de 70 millones de dólares.
En La Paz, este fin de semana será intenso para ejecutivos, funcionarios del área de comercialización y empleados de Soboce. Frente a las protestas del público, resolvieron trabajar sin pausa para entregar cemento hasta lograr la normalidad en las ventas.
Sánchez se encargó de enviar señales de calma a la gente. “No subiremos el precio de la bolsa de cemento, continuará en 50 bolivianos como desde hace dos años”, dijo. Pero en las puertas de sus comercializadoras el nerviosismo sigue gobernando a la espera de una abundancia de cemento.
Para destacar
Soboce resolvió ampliar sus horarios de trabajo durante este fin de semana para atender la demanda del público.
La industria de Viacha importará hasta 60.000 toneladas de klinker de Chile, Perú y Corea.
Obreros de la construcción realizarán protestas desde el lunes en defensa de 150.000 fuentes de trabajo.
Empresarios de la construcción y propietarios de inmuebles temen una paralización de actividades por la falta de cemento.
Opiniones
“Desde hace dos semanas se observa un desabastecimiento de cemento. Estamos afrontando una restricción porque Soboce limita las ventas a 20 bolsas por persona, pero yo necesito 120 bolsas para la construcción de mi casa. Para comprar la totalidad de bolsas que requiero, me obligan a ingresar en una programación y esperar hasta el 5 de octubre. Tengo conocimiento de que en las zonas de Corocoro y Milluni existe la cantidad de materia prima suficiente para abastecer al mercado interno, y no creo necesaria la importación de este producto”.
Carlos Bello / Cliente ocasional
“En la agencia están vendiendo solamente 20 bolsas por persona, porque dicen que no hay suficiente cantidad de cemento para abastecer al mercado. Necesito entre 100 y 200 bolsas para concluir las obras de mi casa, pero nos piden un pago adelantado para entregarnos el producto a principios de octubre. A mucho ruego me vendieron 22 bolsas, pero no será suficiente para continuar con las obras de una vivienda de tres pisos. Este proyecto requiere de unas 350 bolsas y continuidad para culminar el trabajo en el menor tiempo posible”.
Ana María Espinal / Propietaria de inmueble
“Estoy esperando por 150 bolsas de cemento, pero hoy sólo me entregaron 20 sacos de 50 kilogramos. En la agencia de la empresa compramos a 50 bolivianos, pero en las tiendas y ferreterías el precio ha subido hasta 58 bolivianos. Los intermediarios nos obligan a comprar otros materiales de construcción junto al cemento. Sin necesitar otros productos, estamos obligados a comprar cemento junto a ladrillos y fierro de construcción. Estoy construyendo un edificio de cinco pisos, pero en la agencia me piden que espere tres semanas”.
Mario Condori / Propietario de inmueble
“Por falta de cemento, estamos parando la obra, pero no podemos dejar de pagar los jornales a los obreros. Un maestro cobra 120 bolivianos por día, mientras un ayudante cobra 80 bolivianos. Pero como no hay actividad, estamos perdiendo dinero. Nos dijeron que la nacionalización de las acciones de Fancesa y los problemas de Samuel Doria Medina están afectando a la producción de cemento. Nosotros debemos esperar muchas horas y días para comprar el cemento. En la agencia no permiten que usemos nuestros vehículos de transporte porque piensan que somos intermediarios”.
Carlos Torres / Propietario de inmueble
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