La Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo cree que no es muy acertada la medida asumida por el Poder Ejecutivo, que en su afán de impulsar el nuevo modelo económico denominado Estado Nacional Productor, está impulsando la instalación de tres plantas lecheras: la primera ubicada en Pucarani del departamento de La Paz; la segunda en Cercado y la tercera en Entre Ríos; ambos municipios pertenecientes al departamento de Cochabamba.
Según los empresarios, es importante que las políticas públicas sean consensuadas y analizadas técnicamente, esto permitirá encontrar soluciones efectivas y eficientes para los problemas de Bolivia.
De acuerdo con el análisis de la inversión, observan que los recursos prometidos para la puesta en marcha de las tres plantas estarían sobreestimados, ya que según estudios presentados por el Ministerio de Asuntos Campesinos y Agropecuarios en el año 2003, similares plantas lecheras requerirían solamente un tercio de la inversión anunciada por el actual Gobierno.
Adicionalmente, apuntan que es bueno tener en cuenta que el incremento de la oferta de leche no se encuentra limitado por la capacidad de procesamiento de las plantas lecheras existentes en el país sino que, el eslabón débil de la cadena productiva se concentra en la provisión fluida de leche (El 42% de la capacidad instalada es ociosa). Bajo ese panorama, la inserción del Gobierno en el establecimiento de plantas lecheras, lejos de contribuir al fortalecimiento de la cadena productiva de este sector, podría convertirse en una competencia, especialmente para las empresas pequeñas que tienen similares niveles de producción.
Puntualizan que lo más eficiente sería apoyar las plantas ya existentes, porque consideran que con las del Estado el consumo de leche seguirá por debajo de lo establecido por la FAO. El verdadero problema es el proveer leche de forma fluida a las plantas industrializadoras, no en construir más.
Según los empresarios, es importante que las políticas públicas sean consensuadas y analizadas técnicamente, esto permitirá encontrar soluciones efectivas y eficientes para los problemas de Bolivia.
De acuerdo con el análisis de la inversión, observan que los recursos prometidos para la puesta en marcha de las tres plantas estarían sobreestimados, ya que según estudios presentados por el Ministerio de Asuntos Campesinos y Agropecuarios en el año 2003, similares plantas lecheras requerirían solamente un tercio de la inversión anunciada por el actual Gobierno.
Adicionalmente, apuntan que es bueno tener en cuenta que el incremento de la oferta de leche no se encuentra limitado por la capacidad de procesamiento de las plantas lecheras existentes en el país sino que, el eslabón débil de la cadena productiva se concentra en la provisión fluida de leche (El 42% de la capacidad instalada es ociosa). Bajo ese panorama, la inserción del Gobierno en el establecimiento de plantas lecheras, lejos de contribuir al fortalecimiento de la cadena productiva de este sector, podría convertirse en una competencia, especialmente para las empresas pequeñas que tienen similares niveles de producción.
Puntualizan que lo más eficiente sería apoyar las plantas ya existentes, porque consideran que con las del Estado el consumo de leche seguirá por debajo de lo establecido por la FAO. El verdadero problema es el proveer leche de forma fluida a las plantas industrializadoras, no en construir más.
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