En 1993, el entonces ministro Mario Rueda estaba al borde de la desesperación. Había olvidado las llaves dentro de su casa y no sabía qué hacer, hasta que le sugirieron dirigirse a la “calle de los cerrajeros”, la Max Paredes.
Allí contrató a Ladislao Vera, quien resolvió el problema. Hoy, con 59 años, este miembro de la Asociación de Artesanos Copia Llaves está instalado a un lado de la plaza Marcelo Quiroga Santa Cruz, donde comienza esa vía.
“Éste es un lugar tradicional. La gente ya nos conoce y viene aquí para que le copiemos llaves o abramos alguna puerta”, agrega el entrevistado (1).
En la urbe no solamente existe la turística Calle de las Brujas (2), en la que se concentra la venta de productos para misas negras y blancas, sino al menos 42 vías especializadas en algún oficio, actividad o servicio en La Paz.
“Si quiero comer un buen pescadito me voy a la ‘calle de los pescados’ (pasaje Valentín Navarro), en la zona del Cementerio (3). Si mi gato se pone mal, lo llevo a las veterinarias de la Saavedra, cerca de la (plaza) Uyuni (4)”, dice el poeta Jorge Campero, tarijeño que reside en La Paz hace 20 años.
Si bien a partir de 1920 aparecen los comercios de la Garita de Lima, Huyustus, Chijini, es “después de la Revolución de 1952 cuando algunas vías se especializan en algún oficio”, sostiene el historiador Fernando Cajías.
Hace 10 años que el expresidente Carlos Mesa no vuelve a la peluquería Fidel, en la calle Santa Cruz. “Por aquí han pasado desde un cargador, hasta los presidentes (Gonzalo) Sánchez de Lozada y Jaime Paz Zamora, y el vice Víctor Hugo Cárdenas”, dice su dueño Fidel Humérez, cuyo negocio es uno de los 70 que están en esa vía (5).
Eloy Ramos, que vive en Vino Tinto, admite que va a la avenida Perú, por la Estación Central, para comprar jaulas para aves (6).
Policarpio Callizaya, antiguo atleta, revela que con sus hijos va a la Murillo (7), “donde están los acuarios, para comprar alimentos para sus peces”. Si quiere amoblar su casa u oficina, en esa arteria están las tiendas en las que puede adquirir mobiliario (8), aunque hay quienes prefieren dirigirse a la Eloy Salmón (9).
En esa calle se concentran también los vendedores de equipos y electrodomésticos (10).
Repaso. En la avenida Buenos Aires y Antonio Gallardo se comercian puntales de madera para la construcción (11).
Ese sector está cerca de la avenida Los Andes, donde decenas de negocios alquilan trajes de caporal, de moreno, de kullawada, tobas y otros (12), para lucirlos en algunas de las 800 festividades patronales de la urbe.
En la Saavedra (13) se alquilan vajilla y mantelería. El alquiler de todos estos implementos para 200 invitados es de Bs 3.240.
Si tiene hambre, allí está la “calle de los silpanchos”, avenida Killmann (14), Alto Chijini, donde Hugo Tapia y otros locales aguardan por los comensales.
En la Tejada Sorzano encuentra a las vendedoras de caldos de pollo o res (15), y en la México a las de tucumanas (16).
En la arteria Baltazar Alquiza (17), al frente del Cementerio General, están los tradicionales helados de canela de La Paz. “Vengo cuando puedo, porque estos helados no tienen químicos y son más ricos”, dice Julia Condori, pero también puede encontrarlos en la plaza Triangular (18)
Si su vehículo precisa una revisión a los frenos debe dirigirse a la avenida Kollasuyo y Entre Ríos, donde además lavan motorizados (19). Allí están a la venta letreros para el transporte público con el detalle de su recorrido (20).
Si el coche presenta problemas, en la calle Landaeta (21) existen 30 talleres que dan servicio técnico. Si tiene que comprar un repuesto, lo halla en la Nicolás Acosta, barrio de San Pedro (22).
Los sombreros de chola están en la Tarapacá (23), cerca de la plaza Garita de Lima. En esa misma arteria se encuentran las joyerías que compran y venden oro y alajas (24). Más abajo, en la avenida Montes, están las ferreterías para trabajos mineros (25). En la Figueroa se suceden uno tras otro los puestos de ropa a medio uso y en la Graneros, los que comercializan ropa nueva (27). La Aroma es una vía “especializada” en pantalones (28).
Por otro lado, en el pasaje Rosario, están a la venta focos, fluorescentes, cables y otros (29). Entre las vías Linares y Santa Cruz se venden plantas medicinales (30). En la Ballivián están los llenadores de formularios del servicio de Impuestos (31).
La Illampu es la calle de los cotillones y de los servicios de payasos o magos requeridos en las fiestas infantiles (32). En esta vía, además, desde muy temprano se asientan las “mañaneras” con ropa hecha en Bolivia y a bajos precios y por docena (33). A unos metros, en la Sagárnaga e Illampu, están las agencias de viajes (34).
En la General Monje, parte baja de la plaza Villarroel, están las vendedoras de plantas (35). Mientras que en las avenidas Brasil y Busch se ubican las funerarias (36). Más abajo, en la final Saavedra, están los tradicionales sándwiches de chola (37). Ahora si quiere contratar una orquesta, las mejores ofertas están en la vía Hermanos Costa, de la zona Garita de Lima, (38) y en esa misma vía halla imprentas que hacen invitaciones (39).
A un costado de la Garita de Lima se comercian productos de plástico (40). Unas cuadras abajo, la Tiquina es la “calle de las películas”, ahí llegan las últimas producciones de Hollywood (41).
Para los aficionados a la parrilla, en la Linares y Graneros se ofrecen los juegos de sapo (42), y en la Tablada y la Tumusla, los útiles escolares (43).
Mónica Chacón, de la Agencia Municipal para el Desarrollo Turístico, anuncia que en 2016 se crearán circuitos turísticos urbanos rescatando atractivos de cada uno de los siete macrodistritos, entre ellos estas arterias “especializadas”. “Queremos aprovechar todos los atractivos turísticos de cada macrodistrito, y también estas calles que tienen alguna especialidad”, añadió.
El paso del tiempo borró nombres de antiguas vías
Hasta hace unos 60 años, en los alrededores de la plaza Alonso de Mendoza, estaban instalados los sombrereros, los panaderos y los primeros fotógrafos. Hoy solo quedan un par de retratistas.
Según la publicación La Paz Colonial, un paso por la historia de la ciudad de la Alcaldía de La Paz, los nombres de las primeras arterias hacían referencia a los oficios y actividades comerciales que se desarrollaban en ellas.
En los primeros años del siglo XVII, allá por 1600, por las estrechas calles de la “joven” Nuestra Señora de La Paz, los jinetes se reunían en la “calle de las herrerías”, hoy Socabaya, para cambiar las herraduras de sus corceles.
Y si hay una vía que no cambió su actividad a pesar del paso del tiempo, es la Comercio, que desde la Colonia fue la vía del intercambio comercial. Antes se denominaba “calle de los mercaderes” y “calle de las ollerías”, por la venta de ollas de barro cocido.
Repaso. La actual Indaburo antes llevaba el nombre de la “calle de los baños”, precisamente porque allí se vendían los primeros sanitarios de la urbe.
La Mercado, sobre la que se alza el edificio del Banco Central de Bolivia, el Palacio Consistorial, entre otros, se denominaba “calle mercado de la paja”, porque allí se comercializaba ese insumo que luego era trasladado en burros hacia otros barrios de la ciudad.
La calle Honda o prolongación de la Mercado también era conocida como la “calle hedionda”, porque allí las chifleras vendían hierbas, medicinas caseras y otros menjunjes para ceremonias.
La Pichincha se denominaba “calle yauripila”, porque en una de sus esquinas estaba la primera pileta de agua potable, cuyo chorro era muy débil, dice la publicación.
Y si en la actualidad la vía en la que se asientan los vendedores de pescado es el pasaje Valentín Navarro, en la Colonia la arteria que concentraba el comercio de este tipo de carne era la actual Junín, conocida como “challwa khatu” o mercado de pescados.
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