uego de casi dos meses de tener prohibidas las exportaciones de aceite crudo y refinado, las compañías lentamente reinician las ventas al exterior bajo la modalidad de bandas de precio y cupos de comercialización impuestas por el Ejecutivo.
Con este nuevo escenario las firmas deben enfrentarse a otro problema: la desconfianza de los importadores por los cupos.
En palabras del presidente de la Cámara de Exportadores de Santa Cruz (Cadex), Ramiro Monje, en general las ventas al exterior se programan con una anticipación de seis meses y no mes a mes. “Lo que los importadores compran es un abastecimiento permanente. Ahora que hay cupos prefieren no arriesgarse con el aceite boliviano y buscan otras alternativas”, sostuvo.
La Cámara de Importadores de Perú explicó que cada mes compran unas 100.000 toneladas de aceite refinado y crudo, y que con los cupos que ofrecen los empresarios bolivianos se crea incertidumbre en el mercado peruano.
Desde la Federación de Importadores de Colombia señalaron que están buscando otros proveedores de aceite de mesa para evitar las irregularidades de los productos bolivianos, aunque aclararon que no dejarán de comprar este producto a nuestro país.
A su vez, la Cadex remarcó que mientras duró el veto a las exportaciones, el sector dejó de facturar alrededor de $us 180 millones y perdió $us 40 millones por no vender sus productos a los altos precios de ese momento.
Por su parte, el Ministerio de Producción destacó que los plazos que se dio a IOL, Industria Fino y Etasa Crisol para que exporten sus productos es de tres meses y no de un mes. Puntualizaron que los volúmenes de venta lo ponen los aceiteros y no el Gobierno.
El Viceministerio de Desarrollo Rural ‘invitó’ a las alcaldías del país a defender los precios justos del aceite.
Con este nuevo escenario las firmas deben enfrentarse a otro problema: la desconfianza de los importadores por los cupos.
En palabras del presidente de la Cámara de Exportadores de Santa Cruz (Cadex), Ramiro Monje, en general las ventas al exterior se programan con una anticipación de seis meses y no mes a mes. “Lo que los importadores compran es un abastecimiento permanente. Ahora que hay cupos prefieren no arriesgarse con el aceite boliviano y buscan otras alternativas”, sostuvo.
La Cámara de Importadores de Perú explicó que cada mes compran unas 100.000 toneladas de aceite refinado y crudo, y que con los cupos que ofrecen los empresarios bolivianos se crea incertidumbre en el mercado peruano.
Desde la Federación de Importadores de Colombia señalaron que están buscando otros proveedores de aceite de mesa para evitar las irregularidades de los productos bolivianos, aunque aclararon que no dejarán de comprar este producto a nuestro país.
A su vez, la Cadex remarcó que mientras duró el veto a las exportaciones, el sector dejó de facturar alrededor de $us 180 millones y perdió $us 40 millones por no vender sus productos a los altos precios de ese momento.
Por su parte, el Ministerio de Producción destacó que los plazos que se dio a IOL, Industria Fino y Etasa Crisol para que exporten sus productos es de tres meses y no de un mes. Puntualizaron que los volúmenes de venta lo ponen los aceiteros y no el Gobierno.
El Viceministerio de Desarrollo Rural ‘invitó’ a las alcaldías del país a defender los precios justos del aceite.
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