Una evaluación técnico-económica de PricewaterhouseCoopers concluyó que la planta de Papelbol, que era ensamblada por la brasileña D’Andrea, vale la mitad de lo que se pagó por ella, debido a que la maquinaria no está patentada y el montaje de la factoría no fue concluido.
El informe es de febrero de 2011 y fue encargado por el Servicio de Desarrollo de Empresas Productivas (SEDEM).
Según los resultados del estudio, la maquinaria del sector papelero con similares características a la de Papelbol tiene un precio de 12,5 millones de dólares, pero “considerando que el equipamiento de Papelbol no está en su totalidad patentado y el nivel de instalación y montaje no se encuentra concluido, entre otros, el valor aproximado de la planta en las condiciones que actualmente se encuentra asciende a 6.118.000 dólares”.
Según esta explicación, el hecho de que la maquinaria no esté patentada “implica que las eficiencias de ésta difícilmente alcanzarán las mismas que aquellos equipos que sus fabricantes han mejorado continuamente a través de investigación y desarrollo, afectando su valor en el mercado especializado”.
El informe de PricewaterhouseCoopers sustentó la investigación de la Fiscalía de un presunto sobreprecio en la adquisición de esos equipos, en el proceso iniciado en 2010 por el presunto incumplimiento de contrato de D’andrea en la provisión de maquinaria y ensamblaje de la planta papelera.
Basada en el informe de Price, la directora del SEDEM, Patricia Ballivián, aseguró el pasado lunes que la brasileña D’Andrea estafó al Estado porque “la maquinaria que han provisto estos señores es reacondicionada, es utilizada y no sirve”.
Pero el estudio aclara que “no es posible establecer el estado de la maquinaria (nueva, reacondicionada...), ya que aquellos (equipos) que se encuentran disponibles en muchos casos corresponden a equipos no patentados, pero que probablemente fueron patentados por el contratista, siendo considerados como nuevos”.
D’Andrea afirmó que la documentación analizada corresponde a la que fue proporcionada por el SEDEM y Papelbol, “la cual fue asumida como válida y no realizamos ninguna manifestación respecto a su exactitud e integridad”.
A base de esos documentos, se estableció que los manuales de funcionamiento de partes de la maquinaria no concuerdan con el equipo instalado y en algunos casos la traducción al español presenta deficiencias.
Además se aclara que no se pudo evidenciar la existencia de todos los equipos para el montaje de la planta.
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