La única imprenta que perdura hasta hoy desde el siglo XIX fue, a la vez, la primera empresa en afiliarse a la Cámara de Industria y Comercio de Chuquisaca (CAINCO)… En rigor, puede dar testimonio de papeles de tres siglos, habiendo acompañado a varias generaciones de clientes en los momentos más importantes y gratos de sus vidas: bautismos, cumpleaños, primeras comuniones, confirmaciones, bachilleratos, profesionalizaciones, bodas e, incluso, últimos adioses. La Imprenta Bolívar, la más antigua de Sucre, continúa dando máquina sin cesar.
Testigo de aciertos y desaciertos cometidos por las autoridades que gobernaron el país, estuvo presente en circunstancias claves de la historia, luego de haber participado de intensos y, a veces, curiosos acontecimientos de la capital.
Por ejemplo, en 1915, un grupo de periodistas del diario “El Chicote” emitió una convocatoria para tres elecciones: para la de la joven más simpática de Sucre; el “varón más feo y zonzo de Sucre” y “el mejor escritor nacional” (las dos últimas se suspendieron).
Con este fin, la dirección del semanario El Chicote invitó a sus lectores a participar de una encuesta en la que debían colocar, en sobre cerrado y con un pseudónimo, el nombre de la que consideraban la muchacha más simpática y bonita de Sucre; del varón más “feo y zonzo” y del mejor escritor nacional. La carta debía ser entregada en la imprenta Bolívar hasta el Domingo de Ramos.
El 4 de abril de 1915 se realizó la primera elección de belleza del país, en el Teatro Gran Mariscal, donde entre 20 candidatas fue proclamada reina Benedicta Linares.
Creación
Iván Gutiérrez Achá, uno de los actuales propietarios de esta empresa sucrense, cuenta a ECOS que no tienen la fecha exacta de creación de la Imprenta Bolívar, pero presumen que nació a fines del siglo XIX.
De acuerdo a los datos publicados en bibliotecas, hemerotecas y varios boletines de la Sociedad Geográfica y de Historia Sucre (que se imprimían en esta imprenta), el boletín más antiguo de esa institución encontrado data de 1895. Es casi seguro que la empresa tenía más años, acota Gutiérrez.
La Imprenta Bolívar tuvo varios propietarios desde su creación, pero se carece de la nómina completa. Desde finales del siglo XIX hasta un poco antes de 1950, habría pertenecido a la familia Álvarez, Prudencio y Bustillos. En 1950 pasó a ser propiedad de la familia Gutiérrez Achá, que trabaja en ella hace 65 años de forma ininterrumpida.
Iván Gutiérrez Achá relata que su familia le tomó afecto a la imprenta gracias a la influencia de su abuelo, Alfredo Gutiérrez Valenzuela, abogado de profesión, diplomático que representó a Bolivia durante muchos años en el exterior y periodista de afición, que escribió en francés varios artículos sobre la Guerra del Chaco. Esas publicaciones circularon por toda Europa.
Al lado de un gran hombre…
Iván Gutiérrez Ledezma adquirió la imprenta y le dedicó todo su empeño, pero un pilar fundamental en la empresa fue su esposa, Olga Achá, maestra de idiomas, que decidió renunciar a su profesión para apoyar a su esposo en el nuevo emprendimiento.
El matrimonio se consagró, en cuerpo y alma, a la crianza de sus tres hijos: Mauricio Francisco, Iván y María Cristina, y a su negocio. “Fueron compañeros en el trabajo y en la casa”, recuerda el hijo del medio.
Iván dice que su padre se caracterizó por ser un hombre muy dadivoso, que colaboró durante muchos años y en forma desprendida al templo de San Miguel. “Mucha gente lo recuerda con gratitud”.
Una tradición
Por la calidad en el trabajo y la calidez en el trato con los clientes, la imprenta se convirtió en una tradición sucrense más.
A través de los años fue cambiando de lugar: estuvo en las calles Grau, Bustillo, Calvo, hasta quedarse donde se encuentra actualmente, en la Arenales. Según Gutiérrez, esta es la única imprenta que perdura desde el siglo XIX.
La década del 70 del siglo recién pasado fue la de su mayor auge. Por entonces imprimían cuadernos incluso para abastecer la demanda de otros mercados del país: no había mucha competencia.
Trabajaban con maquinaria rudimentaria, alguna a pedal, con guillotinas manuales. Todos los empleados de ese periodo se jubilaron o fallecieron; ahora tienen 11 y las máquinas antiguas se conservan como piezas de museo.
Cuando Iván Gutiérrez Ledesma falleció, en 2012, su familia se propuso seguir adelante con la imprenta “hasta que Dios así lo permita”, considerando la fuerte competencia local.
El hijo mayor, Mauricio Francisco, se ha hecho cargo de la administración, dándole una nueva tónica con la adquisición de tecnología de punta, acorde a estos tiempos. Cuentan con máquinas offset full color, elaboran revistas, periódicos, panfletos, trípticos, libros, folletos, volantes, agendas, adhesivos, membretados, facturas, formularios y tarjetas personales.
“Imprenta Bolívar se característica por satisfacer la demanda de toda su clientela atendiendo pedidos de acuerdo a sus requerimientos; no solo se avoca a tirajes grandes, también a pequeños”, aclara Gutiérrez.
Distinciones
A lo largo de todos estos años la imprenta recibió varias distinciones por ser la más antigua de Sucre; entre otras, destaca la otorgada por la CAINCO, en 2009, por su fidelidad.
En 2008 el Gobierno Municipal condecoró a Iván Gutiérrez Ledesma con la medalla Juana Azurduy de Padilla en Grado Cívico. Y el 8 de abril de 2015, la Cámara Nacional de Comercio, en una ceremonia especial realizada en La Paz, distinguió a la imprenta Bolívar con el Mercurio de Reconocimiento al Tesón Empresarial, por su compromiso y contribución al desarrollo económico y empresarial del país.
“Nos avala la tradición y la confianza de nuestros clientes, a los que agradecemos eternamente”, concluye Gutiérrez Achá.