Por eso no sorprende que Tiburcio Sosa y su socia Antonia Maita, que tienen cinco talleres en los que fabrican jeans y poleras, le bajen el pulgar a su negocio y piensen en volverse comerciantes e importar esas prendas de Argentina o Brasil.
Sosa, que da trabajo a una veintena de personas, entre diseñadores, cortadores, costureros y vendedores de El Alto, sabe que no podrá competir y menos poder vender sus confecciones al mercado brasileño.
“Hace cuatro años tratamos de ingresar a Brasil, pero nos pusieron barreras que tenían que ver con la calidad, los insumos que usábamos y con un impuesto por la circulación de sus caminos. Nos tuvimos que volver con la mercadería”, dijo.
Otro que tiene un sabor amargo en la boca cuando se le habla del Mercosur es Mauricio Hurtado, gerente comercial de la Sociedad Boliviana Maderera (Sobolma), que hace cuatro años, luego de seducir, con sus tableros aglomerados, a un grupo de empresarios brasileños, lograron afianzar el contacto hasta el punto de alistar los primeros lotes de exportación (6.000 tableros) a Cuiabá.
Hurtado recuerda que ya se había convenido en el precio de venta, en la cantidad, en los modelos y hasta se había planeado abrir una oficina en tierra brasileña. Pero a la hora de firmar el acuerdo comercial, el Ministerio de Agricultura del vecino país los sorprendió con el tema impositivo.
“Se debía pagar un arancel del 10%, otro del 17% por la circulación de la mercancía y dos contribuciones especiales (una del 1,65% y la otra del 7,6%) para los bienes importados. Eso sumaba un 38%, una medida paraarancelaria que frenó nuestro sueño”, dijo Hurtado, a tiempo de afirmar que no concretar ese negocio fue un golpe importante a las finanzas de la empresa.
Sectores en alerta
Jorge Arias, presidente de la Cainco, subrayó que la insistencia de pertenecer plenamente al Mercosur es un mal cálculo del Gobierno, pues desde hace más de 10 años la balanza comercial siempre fue negativa.
Solo en 2014, de acuerdo con los datos del INE, el país compró 6.591 productos al bloque económico, liderado por Brasil y Argentina, y apenas le exportó 514 (un 7,8%).
Arias precisó que el Mercosur no es un mercado complementario, sino que se trata de un bloque que produce en mayor cantidad y más barato de lo que el país ofrece.
Para el empresario, la presencia masiva de productos de Brasil y Argentina, que según el INE en la pasada gestión exportaron 3.000 y 2.000 artículos, respectivamente, será una dura competencia para el sector oleaginoso nacional que tiene una importante presencia en el mercado de la Comunidad Andina (CAN) al que pertenecen Colombia, Perú, Ecuador y Bolivia.
Ante la posibilidad de que el Mercosur dañe la estructura del modelo económico de Santa Cruz, Arias puntualizó que si no se buscan los mecanismos para proteger la producción nacional, no solo Santa Cruz tendrá problemas sino también el país.
Sobre el tema, Julio Roda, presidente de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), cuestionó que el país siga teniendo normas tan flexibles que no frenen el ingreso de los alimentos legales e ilegales de otros países.
Por ello, remarcó que se debe blindar la producción nacional.
En busca de más beneficios
El viceministro de Comercio Exterior e Integración, Clarems Endara Vera, de acuerdo con el Ministerio de Relaciones Exteriores, destacó que con esta nueva adhesión el país tendrá derecho a voz y voto, lo que abre la posibilidad de tener ventajas comerciales que antes no tenía como país asociado al bloque.
Sobre las barreras para exportar textiles a Brasil, la autoridad indicó que están trabajando en una norma que permita que el 60% del uso de insumos de una prenda no sea necesariamente nacional.
Eso posibilitaría la exportación de determinadas confecciones fabricadas en el país
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