La planta está ubicada en el barrio San Luis de la ciudad chapaca y, según Miranda, se cumplen con todos los requisitos de salubridad; además que sostiene que procuran trabajar con "mucho cuidado” para que en el proceso de producción no se pierda el sabor tradicional de estas bebidas. Para eso, se trabaja con agua purificada y se pasteuriza los ingredientes, comenta.
Explica que la linaza es la más solicitada por su clientela, seguida de la cebada y el mocochinchi. Sobre el primer producto, lanza una broma: "es muy buena para curar el chaki”, dice. De momento, su empresa tiene su principal mercado en la capital del sur del país y en municipios como Yacuiba y Bermejo.
"Realmente, el mercado tarijeño es excelente porque aprecia todos los productos naturales y regionales y ojalá todo el mercado de Bolivia tenga esa amplitud y esa respuesta que tuvimos en Tarija”, afirma.
En la actualidad, el volumen de producción -que incluye productos como jugos de pera, manzana y naranja- es de 1.000 litros por día. Para el 2016 su empresa tiene proyectado ampliar el nivel productivo para "hacerse” del mercado del eje central del país: La Paz, Cochabamba y Santa Cruz.
Modernidad y tradición
Mientras tanto, una de las metas es afianzar a sus clientes y a las tiendas de barrio, las cuales son las que más pedidos realizan de estos productos. Hoy en día se puede ver las botellas con el nombre del refresco en distintos lugares, compartiendo con las bebidas artesanales que las vendedoras que los elaboran de forma manual.
Blanca Herrera tiene su tienda en el barrio de San Roque -uno de los más tradicionales y antiguos de esta urbe- y cuenta que hace un par de años recibe estos productos y que logró muy buena acogida por la población. "Me parece muy buena idea y es preferible a tomar gaseosas que hacen daño. Es conservar la tradición y también resguardar la salud”, cuenta.
Como muchos emprendimientos, el de Miranda fue la cristalización de un deseo de mucha data. Este orureño relata que llegó a Tarija hace 17 años y que, de a poco, trabajó para especializarse en lo que ahora hace y que su empresa no tiene "nada que envidiar” a los grandes productores del rubro.
Producción y ¿exportación?
Sobre los beneficios de este tipo de productos naturales que pasan por una fase de industrialización, explica que la fecha de vencimiento de sus productos es de 45 días. Las más de 20 personas que trabajan en esta planta tienen funciones específicas -arguye- para obtener los máximos estándares de calidad.
"Tenemos una mínima manipulación de la gente ya que más que todo se trabaja con equipos de precisión y automatizados”, manifiesta Miranda.
Luego de analizar la situación actual de su empresa, este emprendedor afirma que en un futuro "no muy lejano” se evaluará de manera seria el exportar la linaza, la aloja de cebada y el mocochinchi.
"Pensamos en el futuro en la exportación ya que este tipo de productos son apreciados a nivel internacional, sería una gran oportunidad ”, agrega.
Punto de vista
Fabrizio Zelada, docente de Emprendimiento de la UCB
Es un excelente aprovechamiento de oportunidad
Me parece un excelente aprovechamiento de oportunidad de negocio por una simple razón: que ellos están aprovechando estos productos muy bolivianos y le están dando un tinte más industrial. Además que es un producto diferenciado que no está en el mercado a pesar de ser muy boliviano.
Es una idea muy innovadora. En el Monitor Global de Emprendimientos (GEM por sus siglas en inglés) 2014, el tema del aprovechamiento de oportunidades cuando el emprendedor escoge el emprendimiento como una carrera es del 70,3% que ha aumentado con respecto al año 2010.
Me parece que debería comenzar a tener una óptica más nacional ya que puede ser muy bien aceptado.
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