El nicho es alquilado y cuando lo enterraron, recuerda su hijo David, los parientes erogaron unos Bs 4.500. El monto incluyó el servicio de un salón velatorio, ataúd y carro fúnebre.
En cambio, la familia Quispe, que perdió a su madre el Día del Peatón —el 6 de septiembre—, pagó Bs 8.400 por el sepelio. La mujer falleció en el Hospital de Clínicas y de ahí la trasladaron a la morgue. Una funeraria contratada en El Alto, por Bs 2.500, fue la encargada del funeral. El servicio incluyó el sarcófago, la misa de cuerpo presente, la carroza para el traslado, un bus para los invitados, el nicho y personal para el entierro.
Pero el costo se elevó debido a que la familia alquiló por Bs 400 un salón de fiestas para el velorio. Además, gastó Bs 3.000 para preparar una comida y té con té para los invitados. El dinero también sirvió para comprar coca, cigarrillos y pasankallas.
“Había como 100 invitados, entre sindicatos y otros, porque mi mamá era muy querida, era comerciante minorista de la Isaac Tamayo. Se sirvió un plato de guiso. Tal vez hubiésemos gastado más, pero los dueños de la funeraria y el salón eran amigos y nos rebajaron”, dice uno de sus hijos.
Factores. Ambos casos son ejemplos del costo del servicio funerario en La Paz y El Alto. Lo mínimo que se necesita es Bs 1.500, pero puede llegar a costar hasta Bs 87.500 ($us 12.500), según el relevamiento de datos que hizo Informe La Razón en las funerarias y sus representantes; y las consultas a dolientes que entierran a sus muertos en el cementerio público y privados, y a gerentes de camposantos particulares. Los precios del velorio y entierro varían por tres factores: la calidad de los ataúdes que se ofrecen en los paquetes de servicios de las funerarias; el alquiler o la compra de un nicho en el Cementerio General o el lote en un cementerio privado; y las costumbres de cada familia (ver infografía de la siguiente página).
En el Cementerio General, ubicado en la zona Callampaya, se inhuma entre 15 y 20 difuntos a diario, informa el administrador del camposanto, Juan Carlos Parra; del total, más de la mitad procede de El Alto. En tanto, en el Cementerio Jardín, según el coordinador comercial del Grupo Empresarial Kantutani, Juan Carlos Mendoza, en promedio se realizan dos entierros al día.
Desde el momento en que una persona fallece, sus familiares realizan una serie de gastos. La erogación del dinero comienza con el pago al hospital, si la persona falleció en un nosocomio; sigue con la contratación de una funeraria para las exequias, aunque existen casos en que los parientes deciden hacer el funeral por cuenta propia, un proceso que concluye con la costumbre de quitar las penas. (Ver infografía)
Si se opta por contratar una empresa, las ofertas son variadas. No existe un costo estándar en los precios, tampoco hay una norma interna, pero existe la Ordenanza Municipal 89/90 aprobada por el exalcalde Ronald MacLean. Según José Chávez, intendente del Macrodistrito 3 Periférica, esta directriz es obsoleta.
La ordenanza es antigua e inaplicable, acota el funcionario municipal, por lo que el gobierno edil trabaja en la nueva Ley de Actividades Económicas que incluirá el trabajo de estas empresas. Por ello, explica que “para darles su autorización (de funcionamiento) nos basamos en un protocolo de actuación con directrices de la Secretaría Municipal de Desarrollo Económico.
Así, les pedimos que se ubiquen a una distancia (máxima) de 200 metros de un hospital, con planos arquitectónicos aprobados, servicios higiénicos adecuados, entre otros”.
En Bolivia hay funerarias hace más de 50 años, explica Naim Elías, presidente de la Asociación de Funerarias de La Paz y El Alto (Asfun). De 2014 a agosto de 2015, la Fundación para el Desarrollo Empresarial (Fundempresa) registró a 316 empresas dedicadas a esta actividad, de las que en La Paz operan 110 (35%) (infografía página 7). En la sede de gobierno, la organización —fundada en febrero de 2011 y que aún tramita su personería jurídica— registra 67 asociadas. El resto no están afiliadas por decisión de los dueños o son clandestinas.
Como no hay regulación, los precios dependen de la necesidad de los dolientes, dice Chávez. En tanto, Elías, de Asfin, sostiene que los costos se incrementan por la calidad del ataúd, pues hay de lujo, primera, segunda, tercera, cuarta y quinta. Los de lujo —también denominados exequiales o de gala— presentan colores vivos que resaltan a la vista, son acolchonados con tela raso y su puerta se divide en dos para observar el rostro del difunto; también están los marmolados (por presentar textura de ese estilo) y su precio va de Bs 2.000 a 4.000.
Los de primera son tallados y tienen imágenes santas, están acolchonados y hasta afelpados, forrados con tela de peluche. Su precio llega a Bs 1.500. Los de segunda son moldeados, raybanizados y tienen acabados, y valen Bs 1.200; los de tercera también están acolchonados y su precio es de Bs 1.000; los de cuarta son solo pintados, a Bs 800; y los de quinta son simples cajas forradas con papel al interior, a Bs 700.
Hay empresas que solo brindan cofres de lujo y de primera calidad, y otras que los importan y llegan a costar Bs 17.500 ($us 2.500). Éstos tienen acabado fino y hasta presentan una palanca para acomodar el cadáver. “Antes se importaba en mayor cantidad, hasta se traían desde Perú, pero ahora los hacen los artesanos bolivianos”, dice Elías. Los féretros también se elaboran para recién nacidos y niños, cuyo precio oscila entre Bs 200 y Bs 600, e incluso más.
En la investigación se estableció que las compañías funerarias ofrecen tres tipos de servicios funerarios (ítems) que van desde los económicos, los que tienen un costo intermedio y los que son de lujo o catalogados como de calidad. El paquete económico cuesta desde Bs 1.500 hasta unos Bs 1.800, coinciden Naim Elías y Teodoro Villca, también miembro de Asfun. El servicio incluye ataúd, catafalco, cirios, carroza fúnebre, sábana santa, trámites en Registro Civil, vigilia, nicho por cinco años (en el Cementerio General), salón velatorio y capilla ardiente.
En el caso del intermedio, además de esas prestaciones, el precio sube a Bs 2.500 o Bs 2.800, si se incluye servicio de bus de ida al Cementerio o servicio de radiotaxis para los invitados, pero el ataúd es de cuarta o tercera (pintados, acolchonados). Si el cliente además solicita epitafio y tarjetas para la misa de ocho días y personal para el entierro, se incrementa a Bs 3.500; con anuncio necrológico, cerca de Bs 4.500; con la misa de ocho días, a Bs 5.000; y con escoltas y motorizados, de Bs 6.000 a Bs 8.000; “son precios aproximados”, dice Elías.
“Cremaciones no hacemos, pero sí el lavado y la preparación del cuerpo, incluye buses para el traslado y todo va de Bs 1.800 a Bs 3.000. Los ítems en ambos casos son los mismos, solo varían por la calidad de la caja (ataúd) que se escoja”, informa una funcionaria de la funeraria Bolivia, en El Alto, vía telefónica.
Paquete. “Un paquete de lujo y calidad incluye todos los ítems (servicios). Los dolientes no hacen absolutamente nada y solo se sientan a velar el cuerpo. Puede llegar a costar mucho más de Bs 6.000. La gente elige”, aclara además Teodoro Villca.
Los pagos extras incluyen más vehículos para los invitados, otros anuncios necrológicos, entre otros servicios fuera de los ofertados en los paquetes, como la adquisición de nichos en pabellones nuevos del camposanto municipal, explica Adolfo Valdivia, de la funeraria del mismo nombre.
David, hijo del difunto René Chuquimia, asegura que al servicio fúnebre de Bs 4.500 tuvo que aumentar Bs 500, porque ese fue el monto que pagó a los testigos en el Registro Civil, que es el que entrega el certificado de defunción; y otros Bs 200, debido a que la funeraria consiguió “una mejor ubicación” para su nicho, en la segunda fila de un pabellón en el Cementerio General.
Al respecto, el presidente de Asfun dice que “todo el tiempo” recibe quejas de cobros por demás. Los familiares piensan que todos los servicios —y otros más de los pactados— están incluidos, por ello aconseja leer bien el contrato antes de firmarlo.
Ángel Ticona, otro doliente, cuenta que hace cuatro meses enterró a su padre, que había fallecido a la 01.00 en un hospital a raíz de una enfermedad. “Tomamos una funeraria que estaba a esa hora en el lugar, fue un buen servicio, ellos lo hicieron todo y gastamos entre Bs 3.500 y 4.000”.
En la empresa de servicios de exequias La Paz, un empleado informó que por el salón velatorio, servicio de cafetería, capilla ardiente, sábana santa, traslado al cementerio, un nicho, anuncio en el periódico, personal uniformado, cremación, tarjetas y otros servicios piden desde Bs 2.500, 3.500, 4.000 hasta Bs 10.500 ($us 1.500). “Se hacen los contratos según lo que busca la gente y sus posibilidades de pago”.
“Nosotros respondemos con toda seriedad y calidad a la familia doliente”, afirma el coordinador comercial del Grupo Empresarial Kantutani, Juan Carlos Mendoza, que trabaja en La Paz junto con la casa funeraria Santa María. Los servicios cuestan entre $us 1.500 (Bs 10.500) y $us 3.500 (Bs 24.500), pero ninguno incluye nicho o lote memorial. Dependiendo del paquete que se contrate, se ofrecen sala de velorio, cafetería, traslado al cementerio y otros.
El de lujo incluye capuchinos en vez de café, canapés (bocaditos) en vez de galletas, el servicio de una dama de protocolo, traslado al cementerio, carrozas de lujo modelo 2015, arreglos florales, acompañamiento musical en el velatorio, anuncios necrológicos de gran tamaño, tarjetas de agradecimiento, un cofre de buenos deseos y otros, detalla Gabriel Suárez, el administrador.
LUJO. Adenaí Jemio gastó Bs 12.000 para el entierro de su madre en 2012. Recuerda que la funeraria le dio un ataúd de lujo, lavó y preparó el cuerpo, y hasta hubo música acorde al evento. El pago del servicio fue amortizado, porque cuando estaba viva, su madre pagó su entierro; y es que los interesados pueden acceder a un seguro provisorio que consiste en pagar una cantidad de dinero, según el paquete que se elija, y que podrá ser cancelado en su totalidad por los familiares tras una muerte.
En 2014 y luego del deceso del tío de Ramiro Sánchez, la familia erogó cerca de $us 6.000 (Bs 42.000) para adquirir un lote memorial y el servicio fúnebre. “El lote nos costó 4.000 dólares, cancelamos el 50% en efectivo, el resto lo seguimos pagando, tengo un plazo de tres años. Al mes cancelaba como Bs 120 porque tenía un seguro de previsión (con una empresa)”, cuenta el sobrino. También pagó Bs 300 por el certificado forense y la grabación del nombre en la lápida. Mendoza aclara que cada lote tiene capacidad para albergar 13 cuerpos.
Si la prestación de los servicios fúnebres no incluye el arrendamiento de un nicho en el Cementerio General o un sepulcro en una necrópolis privada, los dolientes deben comprarlo. Los costos varían según la ubicación en los pabellones en el público o los sectores de áreas verdes en los privados.
En el Cementerio General, el alquiler de una sepultura para un cuerpo mayor (fresco) en la primera o quinta fila, de uno de los bloques, cuesta Bs 99,75; en la segunda o tercera fila vale Bs 279,23. En cambio, en la tercera fila de un pabellón nuevo cuesta Bs 598,63 (ver infografía pág. 7). Para las casas funerarias, el precio se eleva en Bs 73,67 para cada una de las filas.
Los nichos no son perpetuos aclara el administrador del camposanto, Juan Carlos Parra, por lo que un cadáver recién enterrado puede permanecer hasta cinco años en el sepulcro y pasado ese tiempo los restos son trasladados a otro sector donde permanece tres años, según el Decreto Municipal 014/2013. La cremación cuesta Bs 1.800.
En los camposantos privados de La Paz y El Alto, que tasan los precios en dólares, como Celestial, Jardín y Prados de Ventilla, hay nichos desde $us 2.700 (Bs 18.900) hasta $us 9.000 (Bs 63.000), dependiendo del sector. Habitualmente son de tres niveles con capacidad para albergar cadáveres frescos, solo restos (huesos) o cenizas. También hay lotes de $us 3.150, $us 3.900, $us 4.000, $us 4.200, $us 5.500, $us 6.000 y $us 6.750.
Si se considera el costo máximo del servicio de una funeraria, que asciende a $us 3.500 sin el sepulcro, y a ese monto se añade el precio máximo de $us 9.000, por un lote privado, el costo de un servicio funeral puede llegar hasta $us 12.500 (Bs 87.500).
Pero también hay quienes optan por no contratar empresas y se encargan de las exequias, desde el lavado y preparación del difunto, la contratación de un sacerdote para la misa, la compra del sepulcro y otras tareas. Usualmente esto sucede en las áreas periurbanas de las ciudades y en el campo.
¿Cuánto cuesta alquilar un salón? Mínimo Bs 450 por noche. En la calle José María Asín, cerca del Cementerio General, los tres pisos de una casa son usados como salones velatorios. “El contrato es por 24 horas, el de arriba (tercer piso) es para 100 personas y cuesta Bs 750 por noche; la segunda planta es alquilada por Bs 550 y es para 60 personas; y la del primer piso, Bs 450, para 55 personas.
Todos están libres, pero debe adelantarme con Bs 100 para la reserva. Es mi casa y mi inquilino tiene su funeraria”, dijo el propietario por teléfono. En inmediaciones de ese inmueble están ubicadas las funerarias frente a frente. Los dueños de otros salones de fiestas, según dijeron dolientes entrevistados, también los alquilan por Bs 300 y 450.
Una vez que los dolientes contratan a una funeraria o realizan el funeral por cuenta propia, llega la hora de llevar al difunto al camposanto. En el caso del Cementerio General, los familiares pagan otros montos de dinero. Así pasó con Genaro Gamarra, cuyo padre murió en septiembre de 2014. Calcula que junto a su hermano erogaron Bs 7.000. El servicio fúnebre costó Bs 4.000, y Bs 2.000 fueron destinados a la preparación de un plato de comida y para comprar bebidas. Pero también fue necesario pagar Bs 100 a un albañil para tapar el nicho.
Una vez concluido el entierro, hay quienes preguntan a los dolientes: “¿No va a querer un local? solo paga el consumo”. Ése es el servicio que ofrece Rosalía Bustamante, quien está parada en la puerta del Cementerio desde las 15.00. Su misión es captar clientes y llevarlos a su salón, también conocido como “quitapenas”. Allí vende a los dolientes y sus acompañantes cerveza o refrescos. “Atendemos de lunes a domingo a las familias dolientes. Estamos ubicados en la avenida Baptista”, señala un panfleto.
Los “quitapenas” son una costumbre que consiste en que los familiares del fallecido y sus acompañantes van a un salón para compartir y dejar atrás el dolor. Allí se consume cerveza blanca, negra y/o refrescos. La música es la gran ausente.
Agustín Quispe asegura que es uno de los pioneros en este tipo de servicios. Junto con Bustamante calcula que hay cerca de diez salones de esta naturaleza en el sector. Explica que hace 30 años los dolientes buscaban espacios para dejar atrás las penas por lo que nació la idea de dar este servicio.
Pero hay otros gastos de los parientes dentro del camposanto, durante el entierro o días después. Por ejemplo, el alquiler de escaleras tiene un costo de Bs 2, el arreglo, colocado y mejora de los nichos con albañiles cuesta entre Bs 15 y 180. A ello se suma que se debe cancelar entre Bs 20 y 40 a quienes cantan, y las personas que oran cobran Bs 2, detalla el secretario de la asociación de trabajadores independientes del Cementerio General, Claudio Barrente.
Los gastos por los servicios funerarios pueden ser reducidos en dos situaciones: cuando el difunto aportó al Sistema Integral de Pensiones (SIP) o si murió producto de un accidente de tránsito. En el primer caso, los gastos funerarios de un total de Bs 1.800 serán devueltos a los familiares. Se debe presentar fotocopia del carnet de identidad del solicitante y del fallecido, certificado de defunción original y factura o recibo de pago del gasto funerario.
Rural. En el segundo caso, el Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito (SOAT) cubre los gastos médicos a los heridos y/o indemniza por muerte en accidente de tránsito, además de cubrir la invalidez total o permanente, gastos funerarios y otros resultantes de dichos accidentes. La prestación llega cerca de Bs 22.500 y en esta situación el monto que se paga a la funeraria es descontado del total.
A diferencia del área urbana, en el campo los muertos son velados dos noches consecutivas. Para bañar y cambiar a la persona fallecida, los dolientes contratan a una persona, a la que pagan Bs 20 o 30. El velorio habitualmente es en las viviendas.
“Muy pocos alquilan salones por Bs 200 o 300 por noche para unas 500 personas. Ya en el cementerio, donde no pagan nada, se despiden del difunto”, cuenta Julián Utile, jefe de la Unidad de Turismo y Cultura de Achacachi, provincia Omasuyos.
“Lo mínimo que debe gastar una familia es Bs 1.000, pero hay otros que se dan el gran gasto, hasta entierran con banda (musical) que contratan por Bs 6.000 o 7.000; y para los invitados les entregan una botella (de cerveza) por persona, comprando 20 o 30 cajas. Ahí nomás se va Bs 4.000. El tercer día es el del lavatorio, también sirven comida y contratan un vehículo por unos Bs 300 para ir a un cerro”, señala Rubén Mamani, exalcalde de Huarina. Si se contrata una funeraria en La Paz, los gastos subirán en Bs 1.000 más, por el transporte del servicio, informa Elías.
El difunto es velado, los dolientes pagan por una misa de cuerpo presente, lo traslada al sacramental del pueblo y lo entierran.
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