Esta es una de las soluciones propuestas por expertos reunidos esta semana en Washington en una "cumbre sobre los refrescos", incluidos con frecuencia entre los principales responsables de la obesidad que afecta a Estados Unidos.
Para Harold Goldstein, uno de los muchos médicos, consumidores y expertos convocados por la asociación de consumidores Center for Science in the Public Interest (CSPI), "se trata de decir la verdad sobre estos productos y dejar que el consumidor decida".
"Las advertencias en los paquetes de cigarrillos han demostrado su eficacia, y eso impulsa un movimiento", explica el activista de la asociación contra la comida chatarra (CCPHA) de California, que presentó un proyecto de ley que exige una advertencia similar en las etiquetas de bebidas con azúcar añadido.
El texto, aprobado a finales de mayo por el Senado de California y que está solo a la espera de la firma del gobernador, haría de este estado el primero en imponer este tipo de advertencia.
"Consumir bebidas azucaradas contribuye a la obesidad, la diabetes y las caries dentales", podría leerse muy pronto en las etiquetas de los envases de gasesosas en ese estado del oeste de Estados Unidos.
"Una vez que el consumidor cuente con la información, se podrá entonces ir más lejos", aseguró Goldstein, al tiempo que estimó, como todos los expertos presentes, que la lucha contra el consumo de bebidas muy dulces exige múltiples enfoques.
166 litros por año
El congreso, el segundo organizado por el CSPI sobre este tema, recordó que la ciudad de Nueva York había vuelto a pedir el pasado miércoles que se limite a 47 centilitros de refresco por persona la oferta en restaurantes y cines.
La representante demócrata Rosa DeLauro afirmó por su parte, a través de un video, que en el Congreso había una propuesta de un impuesto nacional sobre estas bebidas.
"Cuando una botella de refresco de cola de dos litros se vende a 99 centavos de dólar y los arándanos cuestan más de tres dólares, algo no está funcionando", lanzó a los congresistas.
Además del aumento de peso y la obesidad, el alto consumo de bebidas azucaradas (gaseosas, bebidas energéticas, jugos de frutas con azúcar añadido) es la causa directa de enfermedades graves, dicen los expertos.
Kimber Stanhope, biólogo de la Universidad de California, demostró cómo estos azúcares producen un agrandamiento del hígado que conduce a enfermedades metabólicas, diabetes y enfermedades cardiovasculares.
Si las cifras de consumo actuales no cambian, 33 por ciento de los niños y 38 por ciento de las niñas nacidas en 2000 desarrollarán diabetes o pre-diabetes, una cifra que se eleva al 50 por ciento entre afroestadounidenses e hispanos, grandes consumidores, advierte el Congreso.
Sin embargo, los activistas anti-refrescos dicen que están "camino de ganar la guerra".
"El consumo de refrescos y bebidas azucaradas ha disminuido claramente desde que alcanzó su nivel máximo en 1998", explicó uno de los organizadores, Jim Krieger, responsable de salud del condado de King (Washington, noroeste).
Así, el consumo medio anual de un estadounidense pasó de 208 litros a 166 litros en ese período, lo que representa una reducción de 17 por ciento, dijo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario