La escasa participación de mujeres en los principales cargos ejecutivos de las empresas estatales de Bolivia es parte de “una tendencia” en América Latina y el Caribe, que se mantiene pese a los avances en el acceso a la educación, informó ONU Mujeres en respuesta a un cuestionario enviado por La Razón.
“En las últimas décadas, cada vez más mujeres han logrado un nivel educativo más alto en la región, pero lastimosamente este avance no ha repercutido significativamente en la ocupación de las mujeres en puestos de dirección empresarial, aunque cada vez más empresas las reclutan para altos cargos”, según el organismo dependiente de Naciones Unidas. De acuerdo con una relación de datos oficiales proporcionada a El Financiero, solo dos de 41 empresas estatales bolivianas están dirigidas por mujeres.
Brasil y México son los países de la región con mayor presencia femenina en puestos de dirección empresarial, 5,1 y 6,8% de los consejos de las empresas y 5,4 y 4,3% en la presidencia de directorios de empresas, respectivamente, según el estudio de “Trabajo decente e igualdad de género”, elaborado por ONU Mujeres, PNUD, OIT, FAO y CEPAL. Actualmente, más de 100 millones de mujeres integran la fuerza de trabajo de Latinoamérica y el Caribe, cifra que creció gracias a la incorporación de 22,8 millones de féminas en los años 2000. Hoy, 7 de cada 10 mujeres entre 25 y 49 años integran la fuerza laboral de la región, aunque enfrentan extensas jornadas de trabajo, por el tiempo que dedican a sus actividades laborales fuera de casa y las horas que destinan al cuidado de sus familias.
La fuerza laboral femenina
Las mujeres tienen menos probabilidades de trabajar como asalariadas respecto de los hombres. Una proporción alta solo encuentra empleo en el servicio doméstico (15,3%), que en su gran mayoría es informal o desprotegido.
3 factores frenan la promoción de la mujer
La desigual distribución del tiempo del trabajo, la discriminación salarial y las menores oportunidades de ascenso profesional son los principales obstáculos que enfrenta la mujer que pretende llegar a los máximos cargos de una empresa, según ONU Mujeres.
“Si bien los salarios de ‘entrada’ son relativamente equilibrados, éstos se van diferenciando en la medida en que los hombres tienen más oportunidades que las mujeres de ascender en la carrera. Esto provoca que la brecha de ingresos sea más pronunciada a medida que aumenta la edad, hasta llegar a su nivel máximo en el tope de la trayectoria laboral, generalmente entre los 45 y 55 años, lo que indica que los hombres logran mayores avances en sus carreras y acceso a posiciones de más responsabilidad, mientras que el ‘techo’ en la trayectoria de las mujeres es más bajo y sus posibilidades de ascenso inferiores”.
Diferencias. Las condiciones de inserción ocupacional de las mujeres también dependen, en gran medida, de la distribución de las responsabilidades del cuidado al interior de la familia y entre el Estado, el mercado y la familia.
Esto incide en las diferencias en las remuneraciones de hombres y mujeres: en 2000 ellas ganaban en promedio 66% de lo percibido por los hombres, mientras que en 2010 ese porcentaje había aumentado a 68%. “De continuar el avance a ese ritmo, se requerirá mucho tiempo para terminar con las diferencias”, cita el estudio de ONU Mujeres “Trabajo decente e igualdad de género”.
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