Unas 10 empresas están bajo mando de militares

Bajo el paraguas de la Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas (FFAA) de la Nación y una serie de prerrogativas otorgadas desde 1985 por los diferentes Gobiernos, los militares bolivianos administran unas 10 empresas dedicadas a la aeronavegación comercial, el transporte de carga, la hotelería, la educación o la fabricación de explosivos, entre otras actividades productivas, comerciales y de servicios.

Según el experto en seguridad, Samuel Montaño, las FFAA “administran una curiosa variedad de empresas que, en su mayoría, no aportan a la defensa del Estado, como ocurre en otros países. Son de simple comercio, lo cual no es correcto, ya que no responde a la esencia de las Fuerzas Armadas” y pone como ejemplo a empresas comerciales como Transportes Aéreos de Bolivia (TAB) y Transportes Aéreos Militares (TAM), los hoteles naval y aeronáutico, la Empresa Constructora del Ejército y siete emprendimientos que dependen de la Corporación de las Fuerzas Armadas para el Desarrollo Nacional (Cofadena), entre otras.

Por su parte, el director de Comunicación de la Fuerza Aérea de Bolivia (FAB), Miguel Curcuy, señala que la administración de esas empresas “data de hace tiempo” y que “son unidades de servicio a la comunidad y de bienestar social, en beneficio de la población y del personal de las Fuerzas Armadas”.

“Por su función social, tanto el TAM como la FAB manejan tarifas reducidas y llegan a lugares muy alejados, siempre con el fin de favorecer a la población”, resalta.

El artículo 135 de la Ley Orgánica de las FFAA define precisamente el rol empresarial de los militares cuando señala textualmente que “las Fuerzas Armadas están autorizadas a captar recursos financieros y bienes de capital, mediante la organización de empresas productoras de bienes y servicios, o la contratación de empréstitos provenientes de la deuda pública interna o externa, de acuerdo a normas legales”.

Sobre la misión de las FFAA, el Artículo 6 de la referida ley señala que “tienen por misión fundamental defender y conservar la independencia nacional, la seguridad y estabilidad de la República, el honor y soberanía nacional, asegurar el Imperio de la Constitución Política del Estado, garantizar la estabilidad del Gobierno legalmente constituido y cooperar en el desarrollo integral del país”.

Lo que Montaño cuestiona es la falta de fiscalización y de control social en las actividades empresariales del Ejército. Añade que, en todos los casos, no se transparenta el manejo económico y contable ni la forma en que esas empresas cubren sus costos.

Una idea del manejo de sus utilidades la da el Capítulo 35 del Estatuto de la Empresa Nacional Automotriz (Enauto), dependiente de Cofadena, que señala que las utilidades se reparten entre la reserva legal (5 por ciento), las cargas y beneficios sociales, la capitalización interna y la reinversión en su desarrollo.

Montaño insiste en la falta de control y comenta que “el TAB no es sujeto de ninguna clase de control, más que la presentación de anual de balance a la Renta. Sobre sus utilidades, nunca supimos a donde van. La falta de control llegó a tal extremo, que el TAM le debe al Estado más de 58 millones de dólares en impuestos”.

Al respecto, Curcuy sostiene que el TAM y el TAB, “no reciben subvención, ni privilegios del Estado. Trabajan para auto sustentarse, tanto (es así) que la compra de aeronaves las realiza con recursos propios”. Respecto al control y fiscalización afirma que las actividades de las dos empresas aéreas están reguladas por la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) y que se encuentra en trámite la fiscalización de parte de la Autoridad de Regulación de Transportes y Telecomunicaciones (ATT).

Las afirmaciones de Curcuy no concuerdan con las que hizo el director ejecutivo de la ATT, Clifford Paravicini, el 30 de julio pasado, cuando citado por la agencia ANF, celebró que el Servicio de Impuestos Nacionales (SIN) hubiera dotado de un Número de Identificación Tributaria (NIT) a Transportes Aéreos Militares (TAM), porque de esa forma daba el primer paso hacia su regulación, tanto por parte de la ATT como de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC).

Otras empresas militares

Cofadena es la empresa “madre” bajo la cual se crearon siete empresas de diversos rubros.

El gerente regional de Cofadena, Fabricio Fernández recuerda que fue creada el 10 de noviembre de 1972 mediante Decreto Supremo 10576. Señala que, actualmente, genera 800 empleos directos, aporta al Tesoro General de la Nación (TGN) a través del pago de impuestos y factura por los productos que proveen las siete empresas, que están vinculadas al sector industrial, agropecuario y minero.

Son empresas de Cofadena la Fábrica Boliviana de Municiones (FBM), que cubre todos los requerimientos de las Fuerzas Armadas y de la sociedad civil con proyectiles de caza para el tiro deportivo. Está ubicada en Cotapachi, Quillacollo.

Otra empresa es Enauto, recientemente reactivada, que ensambla vehículos volquetas, buses y maquinaria agrícola, funciona en Santiváñez, Cochabamba. Hace un año entregó al Ministerio de Desarrollo Rural 50 tractores multipropósito, a precio módico, para modernizar la actividad agrícola.

La Fábrica Nacional de Explosivos y Accesorios (Fanexa), instalada en Santiváñez, produce y comercializa explosivos para la minería, la construcción, prospección y explotación petrolera.

La Unidad Productiva Agrícola Bermejo (UPAB) desarrolla variedades de caña de azúcar y sistemas de riego. Está dedicada a proveer materia prima al ingenio azucarero Bermejo, en Tarija.

La Unidad de Explotación de Recursos Hídricos (UERH) perfora pozos para la captación de aguas subterráneas en el área rural y urbana del Chaco boliviano.

La Unidad Ganadera Campo 23 de Marzo maneja ganado bovino y equino en Trinidad, Beni, con el fin de satisfacer la demanda de las FFAA y contribuir a la seguridad alimentaria de la región.

La empresa Química Básica Boliviana (Quinbabol) funciona en Colchani, Potosí, y explota recursos evaporíticos del salar de Uyuni con una planta piloto.

Según Montaño, Cofadena fue creada para incentivar la industria de defensa del Estado; sin embargo, a criterio suyo, la única que responde al objetivo institucional es Fanexa “y con grandes limitaciones, porque las demás incursionan en el mercado civil, produciendo equipos que no son de su competencia”.

El año pasado, en ocasión de celebrar los 40 años de Cofadena, su gerente general, Antonio Quiroga, dijo que “Cofadena es un holding de empresas que está dispuesta a suscribir alianzas estratégicas con inversionistas nacionales o extranjeros; porque tenemos la misión de dar soluciones a la población con los medios que tenemos a mano”.

Respecto a ese comentario, Montaño señala que “son más de 188 años de existencia de las FFAA y hasta el momento no tenemos una mínima industria de defensa. No se enteraron de lo que sucede en Chile y Ecuador o de las FFAA del Perú, que ya ingresaron a la producción de aviones militares”.

Empresa "estrella"

• La Fábrica Fanexa, de Cofadena, que funciona en el Parque Industrial de Santiváñez, es considerada una empresa "estrella" porque fabrica toda la gama de explosivos para la minería, construcciones civiles y carreteras, pero su mayor mérito es la exportación a Chile, Perú, Ecuador, Paraguay, Panamá, México, Canadá y Estados Unidos”, según su gerente regional, Fabricio Fernández.

• Explica que uno de los resultados positivos que se logró en los últimos dos años de actividades productivas fue la incorporación de la socia e inversionista Unión Española de Explosivos en una Sociedad de Economía Mixta (Maxam-Fanexa SAM), que franqueó acceso a los mercados de exportación de Estados Unidos y Latinoamérica y permitió la consolidación del mercado nacional.



ESPECIALISTA DESTACA CALIDAD EDUCATIVA

Institutos militares y formación académica

Un promedio de 4.000 matrículas a nivel de licenciatura y maestrías, especialidades, diplomados y doctorados se registra todos los años en la Escuela Militar de Ingeniería (EMI), administrada por las Fuerzas Armadas , con unidades académicas en La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y Riberalta.

En la EMI de Cochabamba anualmente se matricula un promedio de 1.500 estudiantes en las especialidades de Ingeniería Civil, Agroindustrial, Comercial, Sistemas, Petrolera y Sistemas Electrónicos, señala el director de la Unidad Académica regional, Jhonny Gutiérrez Sandoval.

“Tiene tanto prestigio como elevadas son las sumas que se pagan por cursar estudios en la EMI”, comenta el experto en temas de seguridad, Samuel Montaño; sin embargo, resalta el gran aporte a la formación superior de otras instancias académicas militares como la Escuela de Comando y Estado Mayor y la Escuela de Aplicación de Armas, ubicadas en la ciudad de Cochabamba, exclusivamente para oficiales superiores y subalternos, respectivamente. A la Escuela de Altos Estudios Nacionales de Cochabamba pueden postular profesionales civiles.

La EMI fue creada en octubre de 1950 con la finalidad de formar oficiales ingenieros para el apoyo al desarrollo integral del Estado, mediante las carreras de Ingeniería en Sistemas Electrónicos (1977), Industrial (1978), Agronómica (1987), de Sistemas y Comercial (2000), Ambiental, Agroindustrial e Ingeniería Petrolera.

La Dirección Nacional de Postgrado tiene programas de maestría, especialización y diplomados en las áreas de Administración, Finanzas, Marketing, Educación Superior, Sistemas, Gestión Ambiental y Recursos Naturales, Gestión de la Seguridad de Tecnologías de la Información, Ingeniería Estructural y Geomática, también doctorados en las áreas de educación superior, recursos naturales y gestión ambiental.

Todos los emprendimientos educativos están respaldados por el Artículo 5 de la Ley Orgánica de las FFAA que le faculta a “crear y sostener, en coordinación con el Ministerio de Planeamiento y Coordinación, centros de investigación científico y tecnológicos dentro de sus organizaciones, con la finalidad de estudiar, crear y emplear todo lo que la ciencia y los avances tecnológicos modernos brindan a todas las naciones”.

Montaño sostiene que “la formación académica en instituciones educativas de las FFAA hay que reconocerla, en especial en las escuelas de ingeniería, a las que ingresan civiles. El plantel educativo es uno de los mejores y más disciplinados del país”.



ENTREVISTA

Ivàn Arias Durán. Analista

No está mal que las FFAA hagan empresa

“En estos 188 años de aniversario de Bolivia que estamos festejando en Potosí, ahora tenemos unas Fuerzas Armadas nacionalistas, socialistas y antiimperialistas para defender la patria”, fueron las palabras del presidente, Evo Morales, el pasado 8 de agosto.

¿No sería mejor que las FFAA dejaran de ser tan manoseadas y se las potenciara para cumplir lo que establece el Artículo 1 de la Ley Orgánica de las FFAA que les encomienda “...preservar el mandato constitucional, la paz y la unidad nacional y la estabilidad de las instituciones democráticas del Estado”? ¿Esta manipulación de las FFAA es reciente?

Pues a no dudarlo desde que se abrió el proceso democrático, allá por 1982, los diferentes Gobiernos las supieron usar y dar privilegios. En este “proceso de cambio”, se han portado mucho más avispados, no sólo en los ámbitos políticos, sino también empresariales.

¿Está mal que las FAAA se metan a hacer empresas?

Pues no, en todas partes la institución castrense incursiona en la industria militar, que se caracteriza por ocupar personal altamente especializado y ser intensiva en capital o tecnología. Sin embargo, la gran mayoría de empresas ubicadas en el top 20 de fabricantes de armas a nivel mundial tiene sus orígenes en industrias civiles o mixtas, a veces privadas, a veces estatales. El sector industrial militar es uno de los pocos sectores económicos donde la interferencia del Estado puede tener efectos positivos.

Según una investigación hecha en 2010, los Gobiernos democráticos y de facto hicieron algunos esfuerzos aislados para construir una base industrial-militar, pero con muy poca efectividad.

En la actualidad, aparte de administrar el hotel aeronáutico, incursionar en vuelos comerciales y pagar el bono Juancito Pinto, las FFAA se dedican a administrar sólo cinco empresas importantes de las 15 que se crearon bajo el paraguas de Cofadena, entre ellas está la Fábrica de Explosivos (Fanexa), la Empresa Automotriz ( Enauto), la Fábrica de Municiones (FBM), Química Básica Boliviana (Quimbabol) y la Unidad de Explotación de Recursos Hídricos.