A inicios del siglo XX, en 1905, cuatro hermanos yugoslavos —Esteban, Tonko, Juan y Gerónimo Harasic Gardilcic— se asociaron y en tres años posicionaron en el mercado local un chocolate de calidad y elevada demanda. Hoy, un boliviano es el guardián de la distinción alcanzada.
La fábrica Chocolates Harasic Hnos. destacó y aún lo hace por ofrecer productos elaborados 100% con cacao boliviano. Han pasado 108 años desde que se empezó a fabricar y esta marca es considerada la más codiciada en Oruro, y una de las más tradicionales en otras cuatro regiones.
Ofrece tres tipos de chocolate en barra para preparar: el tradicional Harasic, el Chocolate Extra Fino Harasic y el Chocolate Amargo Harasic, este último especial para repostería.
La empresa —que entre la década de los 70 y 2008 fue administrada por uno de los sobrinos de sus fundadores, Jorge Harasic Stipinovic y su esposa Teresa Munitic de Harasic, (ambos yugoslavos pero nacionalizados bolivianos)— tuvo que enfrentar una drástica reducción en la producción en la década de los 80. La razón fue la “relocalización” minera (DS 21060) porque sus principales mercados eran las minas de la Corporación Minera de Bolivia. El personal que en esa época sumaba 45 miembros se redujo a ocho.
En la actualidad cuenta con 20 empleados entre profesionales, técnicos y obreros. Produce unas 60 cajas semanales, cada una con 100 unidades. Los precios al consumidor son accesibles: Bs 15 el tradicional Harasic, Bs 18 el extra fino y Bs 12 el amargo. En todo caso, la barra preferida por los clientes es la primera.
La calidad de los chocolates Harasic es celosamente cuidada por Maximiliano Guzmán, dueño de la firma desde hace cinco años y quien además posee una gran experiencia en el proceso productivo, pues lleva 54 años en la factoría. “No existe ningún secreto”, afirma. “Sólo es el cacao criollo que traemos de Trinidad para fabricar nuestro chocolate y obviamente le añadimos un poco de azúcar”, precisa. En territorio beniano, comunidades indígenas se dedican al cultivo sostenible del cacao silvestre. “La mano del hombre no interviene para nada en ninguno de los 12 pasos” de la producción, asegura.
El cacao criollo, el híbrido y cultivado son utilizados como materia prima, pero es el criollo (silvestre) el ideal para elaborar los chocolates Harasic, enfatiza Guzmán. El grano es sometido a un proceso en un horno industrial para eliminar la cáscara; luego pasa a una moledora y se mezcla con azúcar; se amasa; ingresa a los moldes, según el peso que corresponda para cada tableta; y una vez frío, se empaqueta y etiqueta. Luego se almacena y se distribuye al mercado orureño y nacional.
Guzmán está próximo a cumplir 72 años y recuerda que Jorge y Teresa Harasic, al momento de partir para Yugoslavia en 2008 en un viaje sin retorno, le pidieron: “mantener la calidad de los chocolates Harasic y el sabor que le da el cacao criollo”.
En 1903 la fábrica funcionaba donde hoy está el colegio Arce. Luego se mudó a unos predios entre la avenida Sargento Flores y la calle Potosí. Allí continúa en operación una maquinaria de fabricación alemana —JM Lehmann Dresden MáchinenFabrik— del siglo XIX adquirida para producir este manjar. Llama la atención la mezcladora que posee dos rodillos de piedra sobre una base del mismo material en forma de charola (bandeja) circular.
“Es una piedra especial porque en los más de 100 años de vida de la fábrica no se ha desgastado nada”, destaca Guzmán.
Chocolates Harasic recibió premios desde sus primeros años. Empezó en 1909 en una exposición en Sucre y en 2009 obtuvo la Medalla “Gran Sajama” del Gobierno Municipal de Oruro por el centenario servicio de la industria orureña.
Este chocolate también se comercializa en La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y Potosí. Por un breve tiempo fue saboreado en Virginia, Estados Unidos, mientras se exportaba.
La calidad tiene sello Ibnorca
Familia
Maximiliano y sus hijos Jhonny, Gróver y Juan Guzmán Laura son los dueños.
Garantía
El sello de calidad fue otorgado por el Instituto Boliviano de Normalización y Calidad (Ibnorca).
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