Comenzó desde muy joven en una cerrajería de La Paz a relacionarse con los fierros. Hoy, Enrique Mansilla (60) tiene 43 años de experiencia en la fabricación de máquinas artesanales y variedad de moldes para la producción de ladrillos.
Su taller está estratégicamente ubicado en la plaza Ramiro Castillo, al final de la avenida Buenos Aires, zona oeste de La Paz, a pocos minutos de donde están asentadas medio centenar de ladrilleras, que son sus principales clientes.
“Mi especialidad es hacer máquinas artesanales como las estrusoras, chapeadoras, laminadoras y moldes de ladrillería de dos, tres y seis huecos; gambote alivianado, botaaguas de media y doble caída; moldes para tejas coloniales y españolas”, resume su oferta Mansilla, quien fabrica estas piezas junto a su hijo.
“No hay mucha gente que se dedique a este trabajo, somos muy pocos”, señala. Quizá sea porque fabricar un molde le toma unos 15 días y al mes sólo produce dos.
“Cuando sale un mal ladrillo, es porque el molde no está bien hecho”, advierte el experto y recomienda mucho cuidado en el diseño y elaboración de estas piezas.
Un molde de ladrillo de plancha metálica cuesta unos Bs 1.200, pero aclara que el precio puede variar de acuerdo con el tipo de la pieza. En cambio, una máquina artesanal llega a costar cerca de $us 4.000. En ambos casos, Mansilla sólo trabaja a pedido del cliente.
Agrega con satisfacción que la mayor demanda de sus productos está en La Paz, pero también atiende solicitudes de ladrilleros provenientes de ciudades de los departamentos de Beni, Cochabamba y Santa Cruz. “Incluso hemos hecho trabajos para el Perú y recientemente nos llamaron de Argentina”, destaca el técnico que se especializó en Infocal.
Además fabrica complementos como el molino, la correa transportadora y las cortadoras de ladrillos. Si bien estos trabajos no son requeridos con frecuencia, Mansilla está ocupado permanentemente porque es requerido para que realice el mantenimiento de las máquinas, las suyas y otras, en diversas ladrilleras.
“No es tan fácil hacer estos trabajos”, asegura el experto.
La materia prima la obtiene de las ferreterías de La Paz. “Las planchas por hoja las compro de las ferreterías y los ejes y rodamientos, de otras tiendas”, señala. No tiene cuantificada la cantidad porque su producción varía cada mes, pero calcula una inversión de entre Bs 2.000 y Bs 3.000 en la adquisición de material.
El máximo sueño de don Enrique, como le llaman sus clientes, es que “ojalá un día pueda tener herramientas más modernas o el Gobierno nos pueda dar facilidades de compra”.
Proveedor de proyecto
Enrique Mansilla es uno de 29 proveedores de maquinaria y moldes que apoya a Swisscontact en un programa de reducción de contaminación de las ladrilleras.
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