domingo, 16 de junio de 2013

Empresa de fundición de metal Las hermanas Lizarazu, una vida entre los hierros

A la edad de 13 años Cintia Lizarazu se trasladó, junto a su padre, de Montero a Santa Cruz de la Sierra para comenzar una nueva vida con la implementación de una pequeña fundidora de hierro. La pequeña adolescente jamás se imaginó que junto a sus cinco hermanas serían las que se harían cargo de la empresa familiar, tanto en la producción manual como en su administración.

Emprendimiento. Metalfund es una fundición de hierro, metal, bronce y aluminio que comenzó a trabajar con una inversión menor a $us 1.000. Tanto Cintia como sus hermanas no tuvieron reparos para realizar el trabajo pesado, tanto en manejo de máquinas como trasladar la materia prima de un lugar a otro y la fundición de los metales. Es así que la empresa fue creciendo con el transcurso de los años teniendo actualmente ingresos superiores a los $us 3.000 mensuales.

"Mi padre trabajaba como técnico en Guabirá, pero siempre quiso independizarse, así que nos fuimos a probar suerte en Santa Cruz. Desde muy pequeña yo le ayudaba en el vaciado, en el material para fundir y así fuimos creciendo poco a poco, junto a mis hermanas que se fueron plegando al trabajo de la empresa", comentó Cintia Lizarazu, propietaria de Metalfund. Además de añadir que actualmente fabrican engranajes para la agroindustria, además de especializarse en tapas de alcantarillado, realizando todas las tapas de la ciudad de Cotoca.

Producción. La empresa Metalfund funde a diario entre 370 y 400 kilos de metal en dos sesiones, y ha logrado exportar a Colombia alrededor de 200 unidades de "trompetas" de hierro fundido de 13 kilos cada una, que se usan en la construcción de puentes. También, la señora Lizarazu indica que actualmente es díficil conseguir trabajadores fijos por un tiempo largo, ya que la mayoría busca montar su propio negocio y los que son traídos de otros departamentos, no se acostumbran al clima y se vuelven a sus regiones. Es por eso, que si es necesario ellas realizan el trabajo manual, además del administrativo. Las seis hermanas son: Cintia, Erika, Patricia, Jhovana, Karen, Abigail y el hermano menor Mario, quien también está dando sus primeros pasos en la empresa familiar.

"No existe ningún impedimento para que las mujeres puedan desarrollar trabajos que "supuestamente" sólo hacen los hombres. Lo pueden realizar las mujeres y nosotras lo hemos demostrado", dijo Lizarazu.

La empresa está asociada a la Cámara Departamental de la Pequeña Industria (Cadepia), recibiendo la colaboración de la institución en cuanto a promoción del emprendimiento. Cabe resaltar que de Cadepia han salido firmas que luego se constituyeron en grandes organizaciones, como galletas Mabel, Mitsuba Moda Urbana, entre otros.

Por otro lado, la propietaria menciona que está llevando adelante otro plan laboral personal. Se trata de la fabriación de velas, ambientadores, esencias y perfumes para aromaterapia, productos que no tienen nada que envidiar a los de grandes empresas.



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