lunes, 18 de junio de 2012

La animación 3D gana terreno en la publicidad

La animación digital en tres dimensiones (3D) no tiene límites. Todo puede cobrar vida y sentido en este mundo de creación, por lo que el uso de este recurso es cada vez más frecuente en los anuncios comerciales nacionales.

La publicidad es una buena alternativa para productoras dedicadas a esta técnica, pues pueden explotar al máximo los modelos con volumen y profundidad.

Para Sergio Mariaca y Ariel Quiroga, animadores de la productora Anima Studio, ingresar al mundo de la publicidad fue un desafío y una forma de explotar su pasión por esta tendencia, que aún da sus primeros pasos en el país.

Este género audiovisual, además, puede combinarse con el mundo real, pues se logran efectos especiales que una cámara tradicional no conseguiría captar. En ese sentido, personajes de carne y hueso pueden interactuar con otros ficticios en escenarios reales o nunca antes vistos.

Animación en Bolivia

El animador boliviano Iván Castro rememora que en 1998 la productora Nervio Óptico, liderada por José Sarmiento, fue pionera en la aplicación de estas nuevas tecnologías y que, a partir de 2002, asumió la tarea de capacitar en animación 3D.

No obstante, el aprendizaje es generalmente empírico, pues se echa mano de tutoriales disponibles en internet, donde se explica paso a paso el uso de herramientas disponibles en programas especializados como Maya, Final Cut y 3D Max, entre otros.

“El uso de programas no significa que la computadora hace todo el trabajo. Cada uno es responsable de los resultados de la producción”, aclara Quiroga, quien después de haber estudiado arquitectura decidió dedicarse a la animación, hoy una de sus pasiones.

Aunque el creador de los diseños tiene potestad en cada trazo, nunca debe descuidar los detalles y la caracterización de los personajes, es decir, definir su personalidad, estilo y hasta el tono de su voz.

Al igual que una producción cinematográfica, con actores y escenarios reales, la animación digital demanda un proceso de preproducción, producción y postproducción.

Lo más importante, inicialmente, es concebir la historia en la cabeza. Luego se materializan las ideas en un guión, donde se determinan los planos de cada escena y el tiempo de duración. El siguiente paso es elegir el sonido y la música adecuada.

Posteriormente se diseñan los personajes en tres dimensiones y se van armando las escenas, procurando que sean dinámicas y entretenidas. Después se sincroniza el audio con las imágenes y, finalmente, se lo transforma en video.

“Una ventaja de la animación 3D es que cuando se termina el diseño del personaje, el mismo programa facilita cámaras que pueden captarlo de diferentes ángulos. Es decir, no hay necesidad de volver a dibujarlo”, explica Mariaca, quien pasó de ser ingeniero de sistemas a un aficionado de la animación.

Pero no se trata de un proceso sencillo. Si una producción cinematográfica demora tres meses, una animación digital puede extenderse hasta por 15 meses. Es decir, cinco veces más de tiempo que una puesta en escena.

Por esta razón, los costos son más elevados y se hace más difícil en el país producir, por ejemplo, largometrajes en este género.

No obstante, en Anima Estudio se sigue persiguiendo el sueño de realizar series educativas en tres dimensiones para niños. Por el momento, se crearon dos cortometrajes sobre el respeto al hábitat de los animales y de aprender a poner la basura en su lugar.

Posteriormente, se pondrá en escena la historia de una vizcacha que reflexionará sobre la identidad y que pretende convertirse en una guía y buen ejemplo para los niños.

“Sería interesante crear un grupo de animadores del país para hacer un largometraje entre todos”, dice Sergio Mariaca, considerando que las personas dedicadas a este género no sobrepasan el medio centenar.

Con todo, ambos especialistas recomiendan a quienes deseen sumergirse en el mundo de la animación que sean observadores del entorno, detallistas y pacientes para lograr aquello que sólo la imaginación puede poner límites.

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