A diario, solo en la ciudad de La Paz, se genera alrededor de 500 toneladas de residuos sólidos urbanos que son depositados en el relleno sanitario de Alpacoma. De acuerdo a los registros del Sistema de Regulación Municipal (Siremu), responsable del aseo de la ciudad, en los últimos 12 años la cantidad aumentó un 32%.
Del total de residuos, el 64% corresponde a restos orgánicos, como alimentos, huesos y otros, y el 36% restante a residuos inorgánicos altamente reciclables como papeles, cartones, botellas pet, plásticos, vidrios, aluminio y bronce, materiales cuyo mercado es todavía incipiente.
Los habitantes de la ciudad a diario ven segregadores, es decir, personas que remueven los residuos acumulados en diferentes puntos (contenedores de basura, botaderos, etc.), con la finalidad de separar materiales reciclables y luego venderlos a los acopiadores. Éstos se encargan de reunir el material en cantidades considerables, a través de puntos de acopio, generalmente pequeñas tiendas.
Ambos son parte de la “gestión de manejo de residuos sólidos”, que es el conjunto de procedimientos y políticas que se hacen a fin de proteger el medio ambiente, y encontrar una fuente de trabajo y de ingresos para quienes recolectan, clasifican y disminuyen la basura, y conforman a su vez, la “cadena productiva de reciclaje”.
Un número considerable de ellos (600) decidió unirse hace más de seis años y conformar la Asociación de Recicladores de La Paz (Aralpaz).
El objetivo, según José Luis Murillo, vicepresidente de la organización, fue el de hacer respetar sus derechos y buscar el reconocimiento de las autoridades y de los paceños. “Casi nadie sabe que el segregador trabaja todos los días en los basureros y botaderos, arriesga su vida separando de la basura lo que sirve y gana una miseria por eso, y que el acopiador a veces tiene que pelear con empresas que no pagan precios justos por lo reciclado”.
Describe que luego de una jornada de trabajo, lo recolectado se vende a las tiendas por kilos. La ganancia varía de acuerdo a la clase de material y a la demanda que existe de él. “El kilo de las botellas pet se compra a Bs 2,50 y se vende a las empresas en Bs 3. Para llegar a ganar Bs 500 en un mes se deben reunir 10.000 kilos”.
Además agrega que cada acopiador trabaja con diferentes empresas debido a que los segregadores recogen toda clase de materiales. Empacar y Embol son quienes les compran la mayor cantidad de material. “Las botellas de plástico tienen mayor demanda, el plástico se comercializa en 40 ctvs el kilo y el papel en 80 ctvs”.
RED HÁBITAT. Conocedores de la problemática social y laboral que envuelve éste y otros sectores de la población, la organización privada sin fines de lucro, Red Hábitat, trabaja desde el 2003 en La Paz ejecutando proyectos relacionados con una vivienda digna, el derecho humano y la gestión ambiental.
La responsable de Gestión Ambiental de la ONG, Silvia Aruquipa, informa que el acopio de material reciclable se adecua al área que dirige. “Hace un año identificamos a estos personajes, el importante trabajo que realizan y que no son valorados”.
Por ello, la institución comenzó a capacitarlos en gestión de residuos para que puedan fortalecer Aralpaz, conformar en el futuro una empresa comunitaria y mejorar sus condiciones de trabajo y de vida.
“Los apoyamos para preparar un perfil de proyecto que indique cómo se constituyen micros o pequeñas empresas. Así podrán llegar a trabajar en forma conjunta con el Gobierno Municipal de La Paz, ya que pueden adjudicarse un servicio de recolección diferenciado, es decir, que estarían encargados de separar adecuadamente los residuos”, explica.
Aruquipa señala que la tarea reduciría los costos que actualmente eroga la institución edil para la recolección y disposición final de los desechos. “Sabempe e Issa se encargan del servicio en las calles, mercados, plazas, parques y del mantenimiento de esas áreas. Se recolecta el 95% de lo generado en un día, el 5% restante es depositado por la población en quebradas y ríos, y éstas empresas no hacen ninguna clasificación. Con ella se reduciría la cantidad de basura y el costo por recolectarla”.
Sostiene que la labor debe estar acompañada de una cultura de reciclaje desde las viviendas, centros de trabajo o espacios públicos que fomente al máximo el reciclaje, proteja la salud pública y especialmente el medio ambiente.
Murillo coincide con la apreciación: “La gente puede separar en sus casas la basura y no poner en riesgo nuestras vidas y las vidas de sus hijos”.
Datos sobre la ONG
El Taller de Proyectos e Investigación del Hábitat Urbano y Rural Red Hábitat, empezó a operar el 27 de septiembre de 1991 en la ciudad de El Alto.
Coactúa con instituciones públicas, los gobiernos central, municipal y departamental, comités de vigilancia, organizaciones sociales, agrupaciones de jóvenes y mujeres y agencias de cooperación.
Aprender a reciclar ahora genera una competencia
La responsable de la Gestión Ambiental de Red Hábitat, Silvia Aruquipa, informa que desde el 2010 se organizaron tres Ferias de Acopio a fin de comprar el material en desuso desde las viviendas y promover el reciclaje en los paceños.
“Se trata de motivar para que la gente traiga desde sus hogares, lo que ya no les sirve, ocupa espacio y de todas maneras lo va a desechar. Generamos de esa manera un poco de ingresos para los vendedores y los compradores que después también venderán lo reunido”, precisa.
Según Murillo, solamente es cuestión de tiempo para que la gente se concientice y recicle de manera habitual. “El riesgo con el que ahora tropezamos es que las empresas que nos compran vieron los ingresos que podrían obtener al reciclar, por ello, están instalando ellos mismos sus centros de acopio y nos quieren quitar nuestras fuentes de trabajo”, denuncia.
La última feria se realizó el 5 de junio en el paseo de El Prado en homenaje al Día Mundial de Medio Ambiente. Los stands estaban señalizados de acuerdo al tipo de material y fueron atendidos por una comisión de la asociación.
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