Del cerro de Santiago de Huari (Oruro) brota la peculiar agua que da el sabor a una de las más conocidas cervezas de Bolivia. En el pueblo se encuentra la fábrica, que ha ido creciendo con los años hasta llegar a una producción de 40.000 hectolitros. Su modernización no ha impedido que sigan vivas las leyendas que se procesan también en el complejo industrial: los operarios solteros son advertidos sobre la novia que suele salirles al paso, así hay quienes juran haber visto duendecillos. Para protegerse de cualquier mal, en la planta se erige también la imagen del Sagrado Corazón de Jesús.
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