Toda vez que la RSE es el conjunto de actividades sociales, de beneficio social, que llevan adelante las empresas, por lo común como parte de una estrategia comercial, la Empresa Social (ES) es la entidad en la que expresamente se invierte con fines sociales, del bien público, y de manera desinteresada.
“Una ES es una organización que tiene una misión social y genera utilidades económicas en su operación, pero en lugar de distribuirlas entre los socios, las reinvierte en programas benéficos”, aclara Martin Schwark, el experto invitado por la AHK para hablar sobre en tema con empresarios en La Paz.
Para establecer esta nueva forma de empresa, explica que las ES operan en los mercados y definen sus estructuras internas legalmente buscando una remuneración justa y beneficios benéficos, y organizan cadenas comerciales bajo los principios de cooperación (con proveedores y otras compañías iguales y cooperativas de servicios) y con los más altos estándares sociales.
ORIGEN. Según Schwark, la ES nace de las ideas de personas creativas y por la crisis del Estado Social que se vivió en los 80’.
“Desde esa década muchos países están modificando su estructura, los Estados y Gobiernos se están retirando de los sectores que tradicionalmente ocupaban (educación y salud), por eso es importante llenar estos vacíos”.
La ES también es postulada como el Cuarto Sector de la economía, diferente a los otros tres: el sector público (el Gobierno como emprendedor económico), el privado (las empresas), y el social (las organizaciones no gubernamentales, fundaciones y todas aquellas que se conceptúan sin fines de lucro).
La ES se diferencia de la empresa tradicional en el destino de las utilidades: mientras que en la última la ganancia se destina a los accionistas, en la ES va a la sociedad. Sin embargo, esta organización se distingue de las ONG por su sostenibilidad económica, es decir que, mientras la ONG básicamente depende de fondos externos, la ES busca generar sus propios ingresos.
El antropólogo Schwark recuerda que un ejemplo de ES es la empresa Takechuima SRL. “Comenzamos hace ocho años, como una empresa regular que luego pasó a ser una social. Se reunió a siete socios que trabajan haciendo convenios a largo plazo con cooperativas y criadores de alpaca de Bolivia y del sur del Perú. Hoy tenemos estructuras comerciales competitivas, tiendas que venden nuestras prendas de alpaca y las exportamos; se beneficia a 300 familias”.
INVERSIÓN. Schwark destaca que la inversión es un punto muy debatido. “Hay quienes dicen que los mecanismos de la ES permiten devolver la inversión recibida por un inversionista o una Fundación en un cien por ciento, concluido su plazo, incluyendo la inflación, para que su dinero tenga el mismo valor, pero después no recibe ningún beneficio”.
Se ha tenido buenas experiencias, indica, con Fundaciones que dedican sus Fondos Rotatorios a invertir en empresas sostenibles, como las ES. “Muchas organizaciones y Fundaciones en Bolivia ya tienen brazos empresariales, nosotros sugerimos que estas organizaciones se vuelvan dueñas de una empresa y que las dejen operar con autonomía”, sostiene el experto.
EMPRENDEDORES FORMAN ‘EMPRESARIADOS SOCIALES’
Elan MacMillan, director de Sol C. Snider Entrepreneurial Research Center, un centro dedicado al Espíritu empresarial de la escuela de Wharton (Philadelphia), define al empresariado social como un proceso, por el cual, la creación de una empresa conduce al incremento de la riqueza social; de forma que, tanto la sociedad como la empresa se benefician con la creación de empleos, mayor productividad y competitividad y una mejor calidad de vida.
En el mundo, el 2006, empiezan a formarse gremios para promover estas iniciativas. En Sudamérica, la única red vigente de este tipo está en Argentina. Martin Schwark señala que en Bolivia existen varios emprendedores benéficos, pero que es un sector muy joven como para posicionarse, “sólo es cuestión de tiempo para hacerlo”, adelanta.
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