Aunque escriben y hablan mucho del “buen vivir” y de una relación armónica con la naturaleza, los países andinos como Ecuador y Bolivia están atrapados por el “desarrollismo”, especializados en exportar materias primas y sumidos en un “crecimiento empobrecedor”, advirtió en La Paz el ex presidente de la Asamblea Constituyente del Ecuador, Alberto Acosta.
“Nuestros países se han acostumbrado a vivir de la renta de la naturaleza. Nuestros países tienen un ADN extractivista, tenemos economías que viven de la extracción (…) Desde la creación de nuestras repúblicas tenemos una inserción sumisa al mercado internacional, atados a las demandas del capital”, situación que no habría cambiado en lo sustancial, pese a la presencia de gobiernos progresistas en la región”, dijo Acosta según un reporte informativo.
Durante su participación en el II Foro de la Red Latinoamericana sobre Industrias Extractivas, el economista ecuatoriano, dijo que los países de la región se habían especializado en exportar materias primas y a perder en el comercio internacional.
Según Acosta, en países como Ecuador y Bolivia, se estaría dando un “neo-extractivismo” desarrollista, que sustenta todas sus posibilidades de progreso en una creciente explotación de sus recursos naturales no renovables.
EMPRESAS PETROLERAS
“Las empresas petroleras estatales trabajan con la misma lógica que las transnacionales, especialmente en su relación con los pueblos indígenas. El impacto ambiental de estas operaciones es cada vez más agudo”, dijo.
Acosta explicó que la legislación vigente en su país plantea la necesidad de encaminar al Ecuador hacia una economía post-extractivista, pero que hay fuertes tendencias para ampliar el extractivismo con el desarrollo en gran escala de la minería a cielo abierto.
RAZONES DEL POST-EXTRACTIVISMO
En el Foro de La Paz, el experto ecuatoriano expuso varias razones para avanzar hacia una economía y sociedad post-extractivistas. “En Ecuador hemos extraído mucho petróleo y hemos recibido mucho dinero y grandes créditos, pero el resultado ha sido muy pobre, no hay desarrollo. Los impactos ambientales son alarmantes, hay contaminación ambiental, deforestación masiva, daños a la salud, enfermedades, pobreza masiva”.
“El petróleo se está agotando y dadas las crecientes tasas de consumo no podremos seguir siendo un país exportador, por eso también hablamos de avanzar hacia un país post-petrolero”, dijo.
POBREZA
Otro de los argumentos esgrimidos por Acosta se refieren a los saldos negativos dejados por esta práctica, como la extrema pobreza de las provincias petroleras, los alarmantes daños ambientales y la apropiación de la renta por parte de las transnacionales.
Otro de los factores, a juicio de Acosta, es la resistencia popular e indígena que permitió que no se siga ampliando la frontera petrolera y dio paso a la propuesta de Yasuní para dejar el petróleo enterrado en el subsuelo de la Amazonia.
TRANSICIÓN A UN NUEVO MODELO
“Necesitamos transiciones plurales, no saldremos del extractivismo de la noche a la mañana, no podemos cerrar todos los campos petroleros”, dijo al explicar la necesidad del nuevo modelo.
“Post-extractivisnmo no significa rechazar los recursos naturales, debemos establecer los límites biofísicos de la explotación de los recursos naturales, llegar a la sostenibilidad, eliminar la pobreza y su causa que es la opulencia y organizar el mundo de manera diferente”, dijo.
En este marco, Acosta rechazó también la percepción de algunos sectores que, para continuar con la práctica desarrollista, arguyen que no habría alternativas reales al extractivismo.
“Hay que combatir esa idea falsa, hay alternativas”, dijo al enunciar algunas opciones para reemplazar los ingresos de la industria extractiva por otras fuentes de financiamiento, como las generadas por un manejo racional del sector energético, una reforma tributaria y la modificación de la estructura de subsidios.
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